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Alejandra Zalazar festejaba el cumpleaños de su hijo menor (11) cuando su teléfono comenzó a sonar sin parar. Sin quererlo, se había convertido en noticia luego de que la AFA divulgara el listado de los 44 entrenadores que presentaron sus proyectos para hacerse cargo de los seleccionados juveniles. Zalazar es la única mujer de la nómina. “Es un honor y una bendición estar ahí. Pase lo que pase, estoy a disposición para aportar lo mío”, dice esta psicóloga recibida en la Universidad de Buenos Aires, una futbolera de alma que conoció la dirección técnica de casualidad. “En una reunión familiar, mi cuñado me dijo que yo tenía que hacer el curso. El fútbol era mi cuenta pendiente”, recuerda. Agarró un bolso y se anotó en una escuela de Vicente López.
El procedimiento se repitió el jueves pasado. En su bolso, esta vez, había una carpeta con sus ideas para revolucionar el semillero del seleccionado. “Me presenté en la mesa de entradas y me derivaron al tercer piso. Ahí, la secretaria del presidente de la AFA me tomó el proyecto”, evoca. Y dice que esto es “una oportunidad. Me enteré por los medios de que la AFA hacía este casting. No lo pensé demasiado. Lo hice y fui”. Ahora bien, ¿por qué la AFA debería elegirla a ella por sobre gigantes como el mismísimo César Luis Menotti o Gabriel Batistuta? “Tengo 20 años de experiencia en trabajo con adolescentes. Y puedo diseñar las prácticas específicamente para cada jugador: un plan táctico a medida”. En otras palabras, Zalazar explica que puede adaptar los entrenamientos según el estilo de juego que el entrenador de la selección mayor quiera para el resto de los seleccionados. “No hay nada inventado. En internet está todo”, confiesa.

Admira a Pep Guardiola (eligió una frase suya: “No hay nada más peligroso que no arriesgarse” para su perfil de Twitter) y a Diego Simeone, pero su trabajo final para recibirse fue sobre Luiz Felipe Scolari, el entrenador del seleccionado brasileño que quedó en la historia por el 1-7 con Alemania, en el Mundial de 2014. “Trato de ver qué puede servirme de cada entrenador. Tomo la metodología de Bielsa, el trabajo que hace Simeone con sus jugadores. Y el liderazgo de Scolari, aunque en Brasil no le haya ido bien”, admite. Y analiza lo que ocurrió aquella tarde en que Alemania humilló al pentacampeón mundial: “Scolari es mucho más que ese 1-7. Lo que me llamó la atención es que no haya buscado un referente adentro del equipo. Le faltó un Mascherano. Es una pena que Scolari no sea reconocido como se merece”, asegura Zalazar.
Hincha de River, Zalazar es la psicóloga de la cuarta y quinta división de Leandro N. Alem (Primera D) –por primera vez se clasificó a la zona campeonato–, además de ser la ayudante del entrenador principal de esas dos categorías. Para muchos aspirantes a futbolista profesional, Zalazar es más que una psicóloga. “El trabajo del psicólogo es mejorar el rendimiento de cada jugador. Hacerlo aquí y ahora, para que se refleje en el partido del fin de semana. Intervienen la motivación, la concentración y hasta su inteligencia en el futuro. Además, hay que acompañarlos de cara a su actividad futura, sea o no el fútbol”, describe. Y, por si acaso, se candidatea para ser la psicóloga de los futuros cracks argentinos: “¡Claro que me interesaría ser la psicóloga de los juveniles! Tengo para aportar y ojalá quien sea elegido me cuente entre sus colaboradores”.
¿Cómo jugarían sus equipos? ¿Cuál es el secreto para ganar en el fútbol de hoy? Zalazar responde: “Hay cuatro aspectos fundamentales en el fútbol moderno. El físico, el táctico, el técnico y el psicológico. En los tres primeros todo está muy parejo y casi no hay distancias. El factor que marca la diferencia es el psicológico”, describe. Pero, ¿qué hace el psicólogo en un plantel? ¿Cuáles son sus objetivos? “Habría que contar a qué se dedican los psicólogos deportivos. Lamentablemente, la actividad está relacionada con ser los buchones de los directores técnicos. Y que los jugadores se pregunten siempre ‘¿Cómo le voy a contar tal cosa a este tipo?’ Pero no es así. Hubo un tiempo en que los seleccionados argentinos trabajaron el tema motivacional, con Marcelo Roffé [un profesional de reconocida trayectoria en el país], en la época de José Néstor Pekerman. No sé por qué se dejó de lado. Hay que darle importancia a ese aspecto”.
Guardiolista, simeonista y scolarista, Zalazar quiere crear su propio estilo de conducción y de juego. Está frente a una oportunidad única y acaba de ver su nombre en un listado de 44 ilusiones. Algunos, consagrados. Otros, trabajadores del fútbol. Los menos, desconocidos como ella que buscan una oportunidad en el universo de la pelota. Alejandra Zalazar sabe que acaba de llegar a este mundo. Y no dejará de golpear puertas hasta que le abran la de su sueño, esa que le permitirá formar a los jóvenes argentinos. Así en Alem como en el seleccionado.
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