River campeón: un título que también es un impulso revitalizador para el mejor equipo de Argentina
MENDOZA.- "Oooleee, oooleee". El grito baja de las tres tribunas que ocupan los hinchas de River en el estadio Malvinas Argentinas. Con el partido 2-0 ante Central Córdoba en la final de la Copa Argentina, los hinchas deciden reflejar su gratitud, confianza y sentido de pertenencia con un equipo que siempre da la talla en las instancias decisivas. Mientras la pelota va y viene por toda la cancha, nadie deja de cantar. Y la jugada se vuelve un reflejo absoluto del ADN que impregnó el técnico Marcelo Gallardo: hay 18 toques de punta a punta hasta que Julián Álvarez estampa abajo del arco y en soledad el 3-0 para el delirio absoluto de los 30 mil riverplatenses. Goleada, triunfo revitalizador y nuevo título en el ciclo más exitoso de la historia de la institución.
"La mejor medicina a una buena victoria es una derrota. Ese es el antídoto". Tras la increíble caída ante Flamengo por la Copa Libertadores, River se aferró a uno de los conceptos centrales de Gallardo para afrontar uno de los momentos más duros de su gestión. Masticar la bronca, procesar el dolor lo más rápido posible y mirar hacia adelante fue el plan colectivo del plantel y el cuerpo técnico desde que regresó de Lima. Y el éxito está a la vista: ayer coronó el año con una nueva Copa Argentina, lo que significa el 11° título en las 15 finales del ciclo que ya lleva cinco años y medio.
El extendido abrazo que se dieron Enzo Pérez y Palacios –se retiró ovacionado en su último partido antes de emigrar– en el círculo central después del tercer gol fue un gran reflejo de lo que representa la conquista. River sentía que era una gran posibilidad de reivindicación para mirar el 2020 con otros ojos. Y lo logró.
El poderío del Millonario en la Copa Argentina es abrumante: fue tres veces campeón en los últimos cuatro años (2016, 2017 y 2019) y acumula 23 partidos sin caer en los 90 minutos. Y la final, más allá del título, también era fundamental para mirar a futuro: logró el boleto a la etapa de grupos de la Copa Libertadores 2020 y se evitó jugar la fase inicial que implicaba tener que disputar cuatro partidos en febrero, complicando así el calendario para pelear la Superliga. Como si fuese poco, ahora también jugará la Supercopa Argentina ante Racing.
Además, también es una inyección económica, ya que acumuló 14.400.000 de pesos (ayer ganó 5.900.000) por superar todas las etapas del torneo y además se aseguró los tres millones de dólares por jugar los grupos de la Libertadores. Un éxito desde todo punto de vista que se construyó lentamente en un duelo que no fue fácil en su inicio.
La jerarquía individual y el aceitado engranaje colectivo terminaron siendo las llaves fundamentales para que River pudiera romper el buen planteo inicial de Central Córdoba, que durante los primeros 30 minutos realizó una gran tarea en todas sus líneas con un aguerrido 5-4-1 que se desdoblaba en un virtual 3-4-3 para atacar.
Le costó entrar en partido al equipo de Gallardo, que se mostró desordenado e impreciso, con poco ritmo y muchos errores defensivos en esa primera media hora. Pero apareció Franco Armani para sostener el arco en cero (le sacó un bombazo a Gervasio Núñez y un mano a mano a Jonathan Herrera) e Ignacio Scocco para abrir el marcador con una sensacional maniobra individual.
River rompió el partido y enfiló el triunfo. A partir de ahí, dominó el juego y solo necesitó afinar su precisión en la puntada final para sellar el título. En el segundo tiempo, Nacho Fernández estampó el 2-0 y Álvarez selló el 3-0 para celebrar en tierras mendocinas, un lugar que le sienta muy bien: ganó tres finales y sus 10 partidos que jugó en el ciclo Gallardo. Ahora será tiempo de celebrar una nueva Copa que también servirá de elixir revitalizador.
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