Un golazo de contraataque y un 10 como para entusiasmarse con el verdadero Independiente de Tevez
El Rojo no se lució en Mendoza, pero fue mejor que su homónimo recién ascendido
Independiente empezó la Copa de la Liga quitándose un karma histórico. Ganó en Mendoza, por tercera vez en 55 años, y lo hizo en la cancha de Independiente Rivadavia, donde había perdido en las dos ocasiones que la visitó. Fue 1 a 0, merced a un segundo tiempo en el que un cambio oportuno dio vuelta una noche que parecía destinada al olvido.
Hay futbolistas que son capaces de transformarle la cara a un equipo, incluso a un partido. Son esos jugadores que muchas veces no se explica la razón por la que deben esperar su oportunidad en el banco de suplentes. Santiago Toloza, de 21 años, surgido de Talleres pero que se dio a conocer en Arsenal, dio muestras que puede ser uno de ellos. O mejor aun, que quizás merezca un lugar entre los titulares.
Había sido decididamente malo el primer tiempo de Independiente. El 5-3-2, esquema táctico preferido de Carlos Tevez, había naufragado desde todos los puntos de vista. Sin atisbo de juego colectivo, sin dinámica ni cambio de ritmo o sorpresa, y con una absoluta falta de chispa individual con la pelota en los pies.
Nadie se hizo cargo de manejar la brújula en el medio. Ni Iván Marcone, presionado siempre en la salida; ni los intrascendentes Federico Mancuello y el ecuatoriano Jhonny Quiñónez, única de las incorporaciones que estuvo entre los once desde el comienzo, supieron alimentar a sus atacantes. No trepaba con peligro Mauricio Isla, le faltaba final a Damián Pérez las pocas veces que lo hizo, y así Gabriel Ávalos y Alexis Canelo vivieron siempre en inferioridad numérica.
En el descanso, Tevez corrigió. Entró Toloza como cuarto volante, movió a Ayrton Costa como lateral para armar línea de cuatro, y la dinámica del Rojo cambió de manera instantánea. A los 3 salió una contra a un toque: Canelo-Toloza-Ávalos-Toloza, que abrió a la izquierda para la llegada solitaria para que Costa definiera cruzado. 1 a 0.
La Lepra mendocina cambió buena parte de su estructura en su retorno al fútbol grande 42 años después de la última vez. Desde el arquero, Gonzalo Marinelli, al director técnico, Rodolfo De Paoli, pasando por el líbero, Bruno Bianchi, y el creador de juego, Juan Manuel Vázquez. Y con una ausencia sensible, la de su pulmón en la mitad de la cancha, Ezequiel Ham, embarcado en la exótica aventura de la Copa de Asia en la selección de Siria.
Pero entre tantos cambios, Independiente Rivadavia mantuvo la pareja delantera que fue clave para el ascenso. Por cualquiera de las bandas Matías Reali y por dentro el paraguayo Alex Arce, goleador de la Primera Nacional con 26 tantos, mantuvieron sus puestos, y desde el arranque demostraron los motivos. Sobre todo el puntero, picante para encarar y levantar centros peligrosos.
Un córner desde la derecha ejecutado por Reali a los 18 fue el primer susto serio para Rodrigo Rey. Se anticipó Emmanuel Mas en el primer palo, tocó de zurda y el arquero alcanzó a desviar por encima del travesaño. Otro centro, pero pasado, encontró la cabeza de Francisco Petrasso, que le acertó a las manos de Rey a los 45.
La prematura desventaja en la segunda mitad, y la capacidad de Toloza para esconder la pelota debajo de la suela, apagaron el envión de los mendocinos, que sólo volvió a acercarse al área visitante con un cabezazo de Petrasso (centro de Reali, por supuesto) y algo de empuje sin claridad al final.
El partido ya había cambiado de rumbo. El ingreso de Lucas González en el Rojo mejoró el tránsito por el medio, el de David Martínez le dio solidez en la recuperación, y como en el fondo Joaquín Laso y Felipe Aguilar no se equivocaban, los dirigidos por el Apache no perdieron más el control del encuentro.
Compacto de Independiente Rivadavia 0 vs. Independiente 1
Mientras tanto, Toloza la pedía, la manejaba y creaba opciones. Marinelli le sacó un derechazo abajo a los 33, Ávalos le pifió al arco tras una buena acción del 10, y el propio paraguayo se topó con el palo a los 38, en este caso en un ataque que armó por su cuenta.
Se dio el gusto de empezar ganando Independiente, nada menos que en una ciudad donde siempre le ha costado. Pero por encima del resultado, acabó dejando una imagen mucho más prometedora de lo que pintaba. Se la dibujó un pibe que pide ser clave en el equipo. Se llama Santiago Toloza y simplemente tiene algo diferente al resto: mucho fútbol en los botines.
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