Kremer: "Cumplí el sueño de todos los que jugamos al rugby"
Con 19 años, vivió un momento único: hizo su presentación en la camiseta de los Pumas
PERTH, Australia.– Marcos Kremer desborda de alegría. Con apenas 19 años vivió un momento único en su carrera: debutó con la camiseta de los Pumas, su gran sueño desde que comenzó a jugar al rugby cinco años atrás, convencido por un amigo del colegio. Como tantos otros chicos que quieren dedicarse a algún deporte, dejó su Concordia natal al mudarse para jugar en Atlético del Rosario y terminar allí la secundaria. Su ilusión desde ese entonces era vestir algún día la camiseta argentina. Sus buenos rendimientos lo llevaron a tener un ascenso meteórico por los distintos seleccionados de la UAR: Pumitas –consiguió el tercer puesto en el Mundial juvenil de este año–, Argentina XV, los Jaguares y ahora, sus primeros minutos con los Pumas en el Rugby Championship.
“Estoy muy contento. Debutar en los Pumas no es para cualquiera. Lo tomo de la mejor manera y estoy tratando de disfrutarlo al máximo. Estos días en Nueva Zelanda y Australia son muy buenos para mí, me sirven para aprender en lo deportivo y afianzar amistades dentro del grupo”, le cuenta Kremer a LA NACION, en sus primeras horas en Australia. El equipo argentino ya comenzó a encarar el partido ante los Wallabies con los primeros movimientos en el Langely Park, un parque que está a tan sólo cruzar la calle de su hotel. Allí, ante la mirada de algunos curiosos y con el río Swan de fondo, resulta una postal perfecta para un entrenamiento que finalizó con una efusiva charla de Daniel Hourcade invitando al equipo a “volver a ser protagonista”.
Allí estaba Kremer, el gigante de 1.95 y 115 kilos que jugó sus primeros 15 minutos con los Pumas cuando ingresó por Pablo Matera, justamente uno de los jugadores con el que más charlas comparte. “Con quienes más ando es con los más chicos: Quique (Enrique Pieretto), Pablo (Matera), Facu Isa o Juli (Montoya), que es mi compañero de cuarto”, cuenta el más joven del plantel argentino. Claro que por su edad y por ser sus primeros pasos, los más experimentados suelen reunirse con él, charlar y guiarlo en estos inicios con los Pumas. Desde el capitán Agustín Creevy hasta Juan Manuel Leguizamón, uno de los que más años lleva en este equipo. “El grupo me trata de diez. Siempre me están preguntando cómo estoy, me están aconsejando. Acá tengo que aprender a ser profesional, por eso los miro a Juan Martín Hernández o a Legui, con quien tengo una relación. Fuimos compañeros de cuarto con Argentina XV y nos solemos sentar a hablar, pero no sólo de rugby, de muchas cosas”, dice el concordiense.
–¿Cómo fue el debut y nada menos que ante los All Blacks?
–Es el sueño de cualquiera que juega al rugby en la Argentina: llegar a los Pumas. Y debutar contra los All Blacks, a muy pocos les toca. Me pasó que los esperaba un poco mejor, creo que ahí me sorprendí un poco.
–¿En qué sentido?
–Que cuando entré en la cancha y tuve los primeros contactos, vi que eran de carne y hueso, que eran normales... con eso traté de afianzarme un poco más yo y así meterle para adelante. Después me comí algunos golpes. Me di cuenta a este nivel que si fallás en algunas cuestiones, como no tomar bien una marca, el que sufrís después sos vos.
–¿Quedaron marcas del primer partido?
–Sí (risas)... algunos golpecitos quedaron. No fueron tantos, no jugué tantos minutos.
–Dijiste que los sentiste “de carne y hueso”. ¿Jugar contra estos equipos te obliga a descolgar el póster de los ídolos?
–Eso lo pienso siempre. Mirá, me tocó jugar contra el mejor jugador del mundo, Kieran Read (NdR el capitán de los All Blacks). Eso me viene pasando seguido también con el Super Rugby. Una vez que entro en la cancha, ya no son más mis ídolos o jugadores especiales. Son rivales y juegan de la misma forma que vos, por eso tenés que tratar de hacerles frente.
–Te tocó ascender en sólo cuatro años y medio. Desde que firmaste con la UAR y llegaste a los Pumas...
–Por eso también la alegría que tengo es doble. Pasé Pumitas, Argentina XV, pelearla en el Super Rugby y ahora ir acostumbrándome a este ritmo, que es tremendo. El camino previo fue largo y sobre todo silencioso. Son dos o tres años que no te ve nadie, son invisibles.
–En esos años silenciosos, ¿de dónde recibiste el mayor apoyo?
–En mi familia. Mi viejo fue el primero que me apoyó en la decisión de dejar todo e ir a Rosario cuando empecé esta carrera.
–¿Qué te dijo después del debut?
–Él me tenía toda la fe. Me decía ‘entrás y la vas a romper, quedate tranquilo’, como si fuera tan fácil... Nosotros tenemos una cábala: hablamos siempre antes de los partidos. Empezó en el Mundial juvenil y después fue durando en el tiempo. Y cuando hablé me dijo eso de que iba a jugar. Además, me escribieron mis amigos. Siempre es bueno tratar de contestarles a todos. Son los que están cuando la cosa viene mal o cuando ésto se termine.
Australia, por la cuarta fecha, será la próxima escala del equipo argentino, que buscará recuperar el rendimiento que perdió ante los All Blacks (derrota por 57-22). Para Kremer, será la oportunidad de “sumar más minutos” tras lo que fue su debut. “Si estamos firmes en defensa, el ataque se dará solo. Tenemos que meter presión ahí, con todas nuestras fuerzas. Por ahí pasará el partido”, señala. Para él, un novato con aires de grandeza, el objetivo será sumar algo más de juego.
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