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Se dice que la NFL no le paga a los artistas que se presentan en el show del medio tiempo del Super Bowl. Sin importar de quién se trate. El espectáculo es tan convocante y atractivo que la verdadera retribución es la exposición mediática, se aclara. Esa es la norma. ¿Habrá sido así también con Lionel Messi? El astro argentino, capitán de Inter Miami y de la selección argentina campeona del mundo en Qatar 2022 sorprendió al llegar al estadio Caesars Superdome de Nueva Orleans para el duelo que definió el título del fútbol americano, entre Philadelphia Eagles y Kansas City Chiefs. Y, por supuesto, fue uno de los rostros más buscados por las cámaras en un evento que provoca un verdadero desfile de celebridades.
Apenas horas después de ser figura, goleador y asistente en un cómodo triunfo de Inter Miami, en un encuentro amistoso en Honduras, Lionel Messi ingresó en el estadio con un jogging de su propia marca y un buzo de color gris.
Aunque había dudas, el crack de la selección argentina aceptó la invitación e inmediatamente su presencia fue reflejada en las redes sociales oficiales de la NFL. “Legend” (Leyenda) se escribió en la cuenta oficial de la competencia.
Legend. https://t.co/vndHcqknO9 pic.twitter.com/SEB6Wa6nSR
— NFL (@NFL) February 9, 2025
Messi no iba a estar solo, por supuesto. Llegó acompañado de varios de sus compañeros en Inter (y también en Barcelona). Más bien sus amigos: Jordi Alba, Sergio Busquets y Luis Suárez. El capitán de la selección argentina concurrió además con dos de sus hijos, que lucían remeras de Patrick Mahomes, figura de los Chiefs.
Tras recorrer los pasillos del estadio, el grupo se dirigió a uno de los palcos VIP del estadio. Allí, Messi también se tomó una foto con Jackson, el hermano de Patrick Mahomes, el quarterback y figura de Kansas City.
Todos habían participado menos de 23 horas antes en el anteúltimo amistoso de Inter Miami en la gira de pretemporada, ante Olimpia, de Honduras, en el estadio Olímpico Metropolitano de San Pedro Sula. Fue un triunfo por 5 a 0 para el equipo que dirige Javier Mascherano. Messi, justamente, marcó el primer tanto y dio las asistencias en los dos siguientes, para que conviertan Federico Redondo y Noah Allen. Más tarde, Luis Suárez y Ryan Sailor pusieron cifras definitivas.
Tras recorrer los pasillos del estadio, el grupo se dirigió a uno de los palcos VIP. Allí, Messi también se tomó una foto con Jackson, el hermano de Patrick Mahomes, el quarterback y figura de Kansas City, el mejor jugador del fútbol americano en la actualidad.
Mientras los fanáticos seguían las acciones en el campo de juego, los fotógrafos buscaban con esmero al astro argentino.
Aunque el fútbol sigue sin ser una gran pasión para los norteamericanos en los Estados Unidos (¿algún día lo será?), la presencia de Messi sí despierta un interés y un atractivo muy especial.
Ya quedó demostrado cuando decenas de celebridades pidieron entradas para ver al equipo en Miami, cuando comenzó a jugar con Inter. Allí no quisieron faltar desde las leyendas del deporte, como LeBron James, Magic Johnson o Serena Williams hasta celebridades como Leonardo Di Caprio, Liam Gallagher o Tobie Maguire, entre muchos otros. Y hasta el Príncipe Harry Meghan Markle.
Su nivel de atracción no se limita al ámbito deportivo. Messi fue invitado por el presidente Joe Biden hace un mes para recibir la Medalla Presidencial de la Libertad, la máxima condecoración civil de los Estados Unidos. Sin embargo, el argentino faltó a esa cita. Se excusó de asistir por “problemas de agenda”.
Por eso es que se pensaba que Messi no asistiría al partido, más teniendo tan cerca los compromisos con Inter Miami en otro país. Pero el Super Bowl parece ser irresitible.
La atracción y el fervor que se dio por la concurrencia de Messi al evento deportivo más importante de los Estados Unidos fue tal que Patrick Mahomes le dedicó unas muy elogiosas palabras antes del duelo. “Sería increíble tener a alguien de ese calibre viendo el partido, para mostrarle quién soy y mi talento. Es el GOAT. Se ve su grandeza, esa grandeza que muestra cada día. Es alguien a quien cabe admirar”, dijo el estelar quarterback de los Chiefs.
Claro que para los norteamericanos también sobresalió la presencia del presidente Donald Trump. Así de especial fue el Super Bowl LIX, porque se trata del primer mandatario norteamericano que, en vigencia del cargo, asiste al juego más importante.
Su asistencia provocó un despliegue de seguridad nunca antes visto, que incluyó controles dentro y fuera del estadio para los más de 72.000 espectadores que colmaron el estadio.
Trump bajó brevemente a la cancha y se reunió con socorristas y familiares de las víctimas del atentado del 1 de enero en Nueva Orleans, donde 14 personas murieron en un atropello masivo durante la celebración de Año Nuevo.
La presencia del líder republicano, que empezó el día jugando a golf con Tiger Woods en Florida, marca un nuevo capítulo de una tensa relación con la NFL, a la que ha acusado habitualmente de ser demasiado progresista.