México 86: el lanzamiento del sistema 3-6-1 sin posiciones fijas en Argentina-Corea
Pizarrón y pases cortos: el análisis táctico de la selección en el debut en México 86
Argentina era favorita en el debut ante Corea del Sur, pero más allá de ganar 3-1, el partido le sirvió a Carlos Bilardo para empezar a mostrarle al mundo una nueva manera de jugar. Fue el nacimiento del sistema táctico 3-6-1. El Doctor siempre decía que los jugadores nunca debían formarse en el campo como iban a jugar. Es por eso que, paraditos antes de empezar, la selección parecía que partiría del 4-3-1-2, pero como se ve en el gráfico, Oscar Ruggeri se corrió enseguida de segundo central a stopper por la derecha, Néstor Clausen subió como carrilero por la banda, Brown quedó como líbero y Garré, por más que también fue alternativa de pase como salida por la izquierda cuando el juego se corría para ese lado, estuvo más pendiente de su rol defensivo, de lo que hacía la selección cuando se perdía la pelota.
En el medio campo fue una obra maestra de la movilidad, el toque y la circulación del balón, con pases cortos pero también con cambios de frente que limpiaban la elaboración. El mediocampista de salida podía ser Giusti o Batista; también Burruchaga. Ruggeri podía aparecer con la pelota al pie por el centro y por delante de ellos en una salida. Maradona arrancaba por el centro pero era el nexo principal y además se corría como extremo derecho para desequilibrar con perfil cambiado, como puede hacer hoy Lionel Messi con Gerardo Martino. Pasculli comenzó por la izquierda, pero después se corrió al centro; Burruchaga pensaba como pocos y Valdano, que era la principal referencia de ataque, podía sorprender por la derecha o retrasándose para pivotear y generar el hueco por donde picaba uno de los tantos volantes.
El primer pase filtrado para "romper líneas" era de Batista o Giusti (nunca se paraban en la misma línea horizontal) o Burruchaga, pero lo mejor que tenían los volantes era que pisaban el área rival con decisión. Todos podían llegar a convertir o asistir; podía verse un centro-gol de Pasculli desde la izquierda para un cabezazo de Burruchaga en el punto penal; como también un centro-gol de Maradona para un cabezazo de Pasculli. Fue el arte de saber salir para volver a entrar, como se ve en la imagen, acción que retrocede Maradona y asiste a Burruchaga para un remate desde afuera que dio en el travesaño. También fue un equipo muy inteligente para saber que "el que presiona no recupera" (para esperar al compañero más cercano y buscar quitar recién asegurada la superioridad numérica), para generar los ataques respaldados.
Los coreanos castigaron con faltas sistemáticas a Maradona, pero eso no le quitó fútbol al equipo ni frenó su avance, a tal punto que en situaciones de riesgo los dirigidos por Bilardo se impusieron 14 a 6, con un parcial favorable en la primera etapa de 6 a 2.
El equipo nacional no le presionó la salida a Corea, sino que lo dejaba arrancar y empezaba la asfixia en tres cuartos, con robos de Valdano corriendo desde atrás al volante central Pyung Seok Kim y quites con posesión de Pasculli o Burruchaga, siempre en superioridad numérica. El conjunto coreano sólo complicó con contraataques y remates desde afuera (así fue el gol de Chang Sun Park).
Argentina utilizó la gambeta porque sabía que en ese rubro a los coreanos se le complicaba y, si con las infracciones perdía explosión en los ataques, en el peor de los casos, ganaba foules para pelotas paradas: así fue el gol de cabeza de Ruggeri, tras un tiro libre frontal de Maradona al segundo palo.
La selección era un equipo que le gustaba elaborar con un buen trato de la pelota, pero también podía llegar al gol con un pelotazo largo de Pumpido para que pivotee Pasculli en la medialuna del área rival y de ahí activar la "segunda jugada". De esa manera nació el gol de Valdano al minuto del segundo tiempo, tras un centro de Maradona desde la derecha.
cl/jt
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