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El relato de un testigo del ataque a Federico Martín Aramburú: “Creo que si hubiera podido, lo habría matado a puñetazos”
El ataque y la muerte del ex jugador de los Pumas sumaron un capítulo con una declaración detallada de las agresiones
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Pasaron ya tres semanas de aquella madrugada de estupor, primero en París y luego en la Argentina, donde fueron llegando la noticia y las repercusiones. El asesinato del exPuma Federico Martín Aramburú, en el barrio latino, el sábado 19 de marzo, a manos de dos militantes de ultraderecha sacudió al mundo del deporte, en especial al del rugby. El exrugbier argentino tenía 42 años, estaba casado y era padre de dos hijas y desde hacía varios años estaba radicado en Biarritz, en pleno país vasco al sudoeste de Francia. Entre otros emprendimientos comerciales estaba al frente de una empresa de turismo junto con su socio neozelandés Shaun Hegarty, que también jugó al rugby con él en territorio galo.
Los hechos tuvieron varias versiones. Los tres involucrados en el asesinato de Martín Aramburú, Loik Le Priol, Romain Bouvier y Lison (la mujer que manejaba el Jeep), fueron apresados en los días posteriores (el primero de ellos, en la frontera de Hungría con Ucrania) y procesados ya por la justicia de Francia. La semana posterior al hecho, los restos de Martín Aramburú fueron sepultados en Biarritz, luego de una ceremonia religiosa con la presencia de familiares, amigos, excompañeros de club y del rugby en general y allegados. Incluso, viajaron a Francia excompañeros de las camadas 80/81 del Club Atlético de San Isidro, que fue el club donde se formó deportivamente Martín Aramburú antes de desembarcar en el rugby europeo.
Mientras cada fin de semana siguen los actos y homenajes en las canchas argentinas, francesas e inglesas donde Martín Aramburú dejó su huella, en las últimas horas surgió un relato estremecedor de un testigo de los hechos en aquella trágica mañana. Un vecino de la zona de París que le contó su historia al diario francés L’Equipe. Que presenció desde su vivienda el origen de los incidentes, que se dieron en un bar (Le Mabillon) en la zona de St. Germain des Pres, con discusiones y peleas de Martín Aramburú y Hegarty con sus agresores, y que luego continuó en las cercanías del hotel, donde el exjugador argentino fue alcanzado por cuatro disparos de arma de fuego que terminaron con su vida.
El testigo, al que L’Equipe llamó simplemente “Claude”, contó cómo vivió esa mañana, qué sensaciones le dejó todo el episodio, su arrepentimiento y muchas particularidades.
“Esa mañana estaba durmiendo -dice Claude-. A pesar de que en las ventanas de mi departamento tengo un doble cristal, me despertaron los fuertes gritos y los insultos. Mi primer instinto fue ir a ver. Eran cerca de las 6. Las 5.55 exactamente, algo que fue corroborado por las imágenes de videovigilancia. El clímax de la pelea es complicado de describir, pero oigo a un hombre -que ahora identifico como Loik Le Priol, procesado como autor del crimen- gritar, pero gritar de verdad (insiste), proferir insultos y siempre en dirección a una misma persona, que no supe, en ese momento, quién era. A pesar de la hora, hay mucha gente en las ventanas, lo que atestigua la violencia de la escena. Es tan violenta, tan decidida, y veo que el hombre que está en el suelo no reacciona tanto. Por una fracción de segundo pienso que debe haber metido la pata y ‘aceptado’ recibir una paliza”.
“Esta escena dura sólo unos segundos. Martín Aramburu cae al suelo en muy poco tiempo. La intervención de los chicos del bar de abajo es inmediata. He visto peleas antes, pero esta es surrealista por la determinación de uno de las personas. Se puede identificar al personal del restaurante porque llevan su uniforme. Fueron súpereficientes y lograron separar a todos. Es entonces cuando me doy cuenta de que son dos contra dos (los sospechosos Le Priol y Romain Bouvier contra los exjugadores de rugby Federico Martín Aramburu y su amigo Shaun Hegarty)”.
La agresividad de Le Priol le llama la atención a Claude y lo remarca. “Percibo la determinación de Le Priol, aunque en ese momento no sé quién es. Intenta volver, sigue insultando. Pero se lo impide alguien que no he identificado. Estoy seguro de que si hubiera podido volver, habría vuelto. Y creo que si hubiera podido matarlo a puñetazos, lo habría matado a puñetazos. Gritaba: ‘¡Tu puta madre!’ Lo que me pareció una locura fue el contraste entre las actitudes. Veía a Martín Aramburu en el suelo. Ni siquiera intentaba pararse y devolver los golpes. Es muy subjetivo pero ahora que conozco el perfil de los protagonistas, creo que fueron por Martín Aramburú porque Hegarty les daba mucho miedo. ¡Es un armario! Shaun tenía un ojo negro. Federico tenía la cara muy hinchada. Nadie habla de esta pelea, fue corta pero muy violenta”.
Claude interpreta el desenlace de ese momento como que Martín Aramburú y Hegarty deben haber pensado “nos hemos topado con dos idiotas veintiañeros” y que resolvieron dar por concluido el episodio, regresando al hotel donde se alojaban. Estaban en París para presenciar, al día siguiente, el partido decisivo del Torneo de las Seis Naciones entre Francia e Inglaterra. Previamente, Martín Aramburú había compartido una cena con otros exPumas, como Marcelo Bosch, José Orengo y Octavio Bartolucci, entre otros, en el restorán argentino “Volver”.
Retoma su versión de los hechos Claude. “En un momento dado, los dos agresores son empujados hacia la calle. ¡Allí, recuerdo haber visto a un tipo reteniendo a Le Priol, que intentó sacar algo de su bolsillo varias veces! Desde mi ventana, quería gritar, pero no lo hice. Me dije a mí mismo ‘pensarán que estoy loco’. Me dije: ‘En el peor de los casos, es un cuchillo’. He visto peleas, pero esto es raro, es la primera vez que tengo la sensación de que puede ir a más, el presunto agresor parecía muy decidido. Nadie parecía ser capaz de calmarlo. Me quedó claro que Martín Aramburú no quería luchar. Si lo que informan los medios es cierto, acababan de defender a alguien que presumiblemente fue insultado”.
Los tiros y el horror
Claude narra la historia como un cuento, que lamentablemente no lo es. En un momento, todo se calma en Le Mabillon, el bar donde se dio esa primera pelea. ¿Qué hizo? “Cierro la ventana cuando termina la pelea, parece que todos se van a casa. Los camareros están ordenando el bar. No puedo decirte dónde van Le Priol, Bouvier y la chica, pero el Jeep está allí. Me vuelvo a meter en la cama. Miro mi teléfono. Cierro los ojos, no me da tiempo a hacerlo cuando se escuchan seis disparos. Todo se descompone en tres segundos en mi cabeza: ¡son disparos, eso es probablemente lo que tenía en el bolsillo! Me digo: ‘Te vas a levantar a contar lo que has visto y a compensar el error que cometiste al no gritar en la ventana’. Vuelvo a la ventana, no veo a nadie en el lugar de la pelea, veo a dos o tres tipos huyendo en medio del bulevar, hacia la zona de donde venían los disparos”.
El momento que vive Claude es tensionante. Lo que parecía una simple pelea nocturna, bastante agresiva por cierto, puede haber terminado mal. Baja de su departamento y corre hacia la zona donde escuchó los disparos. En el camino advierte corridas, oye sirenas. Todavía no sabe si relacionar los tiros de arma con la pelea, pero lo intuye. Llega a la zona donde ya hay policía.
“Me encuentro con dos o tres personas en el cruce de Buci-Saint-Germain -cuenta Claude-. Les pregunto si los disparos están relacionados con la pelea del bar y uno de ellos me responde, muy tranquilo: ‘¡Le han disparado!’ Cuando llegué, ya estaba la ambulancia. Se veía que intentaban reanimar a alguien. Lo veo a Martín Aramburú. También veo a Hegarty sentado, desplomado contra una pared, rodeado de varias personas, con la mirada completamente perdida. Es como una escena de una película, pero no es una película. Estoy aturdido, no siento mucho, no lloro. Hay policías por todas partes, los médicos de la ambulancia están haciendo todo lo posible para reanimar a Martín Aramburú”.
Claude permanece en el lugar desde las 6.30 hasta las 11, aproximadamente. Se lo indicó la policía, cuando él empezó a contar la historia de la pelea que vio desde la ventana. Le dicen que en la escena aparece un brazalete de policía. Por eso existe la idea primeriza que el agresor era un integrante de la fuerza. Se hizo una cronología de lo ocurrido, tomando datos de cinco o seis personas, una de las cuales era Claude. “Shaun seguía callado. Fumamos juntos un cigarrillo. Escucho muchas veces un nombre: ‘María, María’. Pronto me di cuenta de que se trataba de la mujer de Martín Aramburú. Supe que era un famoso jugador de rugby recién al mediodía”.
Cuentan los vigilantes nocturnos que Martín Aramburú y Hegarty pararon en el hotel Welcome, en el boulevard St Germain y la Rue de Seine, a pedir hielo. Uno de los testigos le contó a Claude lo que había mencionado uno de los guardias cuando testificaron: “Siempre los ayudamos a los noctámbulos, a algunos les damos agua, cigarrillos. Algunos son violentos, agresivos. Estos sólo vinieron a pedir hielo porque tenían las manos hinchadas. Se ve que se habían peleado”. A pocos metros de ahí, Martín Aramburú fue atacado y muerto a balazos minutos después.
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