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La final masculina de Roland Garros entre Novak Djokovic y Stefanos Tsitsipas tuvo un momento de incertidumbre y nerviosismo cuando, a los 28 minutos de acción, con el score 3-3 en el primer set, el serbio corrió hacia adelante para intentar alcanzar un contradrop del griego, pero se le enterró el pie derecho sobre el polvo de ladrillo, perdió el equilibrio, se cayó y se golpeó.
Nole, que estuvo cerca de impactar con un cartel publicitario colocado a centímetros del palo de la red, se puso de pie con dificultad, fue hacia su banco lleno de polvo de ladrillo, se lo quitó de la ropa y los brazos como pudo, se hidrató y pudo seguir jugando sin problemas, pero todo su box –incluida su mujer, Jelena– vivió un momento de preocupación extrema, ya que la caída fue fuerte.
La jueza de silla, Aurelie Tourte, se acercó de inmediato a Djokovic, recogió la raqueta del piso y se la llevó hasta su banco. También Tsitsipas se inquietó por la caída de Nole y le preguntó cómo se encontraba.
La misma Tourte, algunos minutos después, tuvo una breve discusión con Djokovic cuando le aplicó una advertencia al número 1 del ranking por exceso de tiempo en el saque y el balcánico, sin estar de acuerdo, se lo reprochó. Una final difícil para Djokovic, que estuvo incómodo y molesto. Algo que también se pudo detectar en esa pelea con la jueza de silla.
LA NACION