Piqué no es ningún tonto, pero ahora todo le costará el doble
Gerard Piqué no es ningún tonto. Si se cree a lo que dicen sus íntimos, que le atribuyen un coeficiente intelectual de 140, es más bien un superdotado. Las personas con nivel de inteligencia media oscilan entre 90 y 110 de coeficiente, lo que hace doblemente sorprendente el resbalón del defensa del Barcelona la semana pasada: que se metiera con un intocable como Roger Federer confirmó que el tenis, y en especial la Copa Davis, viven momentos de alto nerviosismo. La Federación Internacional de Tenis (ITF) le entregó el alma (la Copa Davis) a una empresa hasta ahora ignota y de nombre inquietante, Kosmos, de la que Piqué es, a sus 31 años, la cara visible. Así, cuando no se está entrenando con Lionel Messi o jugando con el Barcelona (la selección española ya la dejó), el central español viaja por todo el mundo para convencer jugadores. Le resultará doblemente difícil (y más caro) después de decir que Federer, un mito ya no del tenis, sino del deporte, "tiene la edad que tiene y las piernas le dan para lo que le dan". Es muy inteligente Piqué, pero no lo fue en esa respuesta, que está muy lejos de haber sido sacada de contexto. No, el dardo del futbolista al tenista tiene una historia y una explicación. Y parte de esa historia se desarrolló en los últimos días en Buenos Aires.
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Centro de Exposiciones de Buenos Aires, un italiano canoso y con unos kilos de más frunce el ceño y dice a LA NACION: "Le deseo mucha suerte a la Copa Davis, la va a necesitar". El italiano se llama Francesco Ricci Bitti, es uno de los hombres más poderosos del deporte mundial y presidió la ITF durante 16 años. A 50 metros está David Haggerty, estadounidense y su sucesor al frente del tenis. Se respetan, pero ya no se quieren. Ricci Bitti está horrorizado con el camino en el que Haggerty, exejecutivo de la industria del tenis y expresidente de la federación estadounidense, puso a la Davis. A partir del año próximo, el torneo se jugará en una misma semana de noviembre y con 18 países. Adiós a las series alternadas como local y visitante. Y altamente improbable recibir, como hasta ahora, estrellas en casa. Las -escasas- series como local quedan devaluadas. Las series finales de 2019 y 2020 serán en Madrid, y para los años siguientes se perfilan otras ciudades. Sudamérica no es hoy una opción.
Haggerty cerró un acuerdo con Kosmos por 25 años y 3.000 millones de dólares que garantiza más dinero para los jugadores y las federaciones. Esperan así asegurarse la presencia de las estrellas en la Davis, pero el rumbo de los acontecimientos no es por ahora el esperado. El ida y vuelta con Federer convierte en casi un imposible la presencia del suizo, Novak Djokovic expresó sus dudas, Alexander Zverev dijo que él en noviembre descansa y a Juan Martín del Potro -que tiene cosas más importantes de qué ocuparse ahora- habrá que ofrecerle sustanciosos argumentos para que revea su renuncia al torneo. "Rafael Nadal va a jugar", aseguró Haggerty a LA NACION durante una entrevista en el Tenis Club Argentino. Probablemente lo haga, al español no le gusta darle la espalda a su país, aunque le impongan los 550 metros de altura de Madrid, condiciones que detesta. Otra vez: Kosmos deberá destinar millones, bastante más de los que tenía previstos, a convencer a las estrellas. Sería toda una paradoja que fracasara, porque llegó al tenis para que las estrellas no se bajen de la Davis.
Ricci Bitti dice que no importa el hecho de que un futbolista tenga en sus manos el destino de una joya del tenis: "Lo que importa es que tenga el dinero". ¿No lo tiene? Cejas enarcadas: "Hay que ser precavidos, porque un acuerdo con agentes no es como un acuerdo con patrocinadores. Si no encuentran el dinero, se cae todo". El español Javier Alonso, CEO de Kosmos, rechaza la sospecha. "No vemos por qué esto no puede funcionar", dice en la entrevista que publica hoy Sebastián Torok. Pero el dirigente italiano tiene añares de experiencia en el tenis y habla con libertad: "Los jugadores no son confiables, siempre van a buscar su interés". Lo dice el hombre que, a pedido de los jugadores, cambió las fechas de la Davis y logró que repartiera puntos para el ranking de la ATP. El mismo hombre que pocos años después se vio forzado a quitar esos puntos para el ranking. A pedido de los (mismos) jugadores.
Haggerty sabe que la fecha del 18 al 24 de noviembre está siendo cuestionada por los tenistas, que insisten en recortar la duración de la temporada por dos razones muy valiosas: descansar y tener semanas libres para jugar lucrativas exhibiciones. Años atrás fue la International Tennis Premier League (ITPL) con epicentro en la India, que se apagó rápidamente con mucha pena y poca gloria. Ahora es la Laver Cup, que Federer organiza en septiembre. El torneo, un prodigio a nivel de imagen, estrellas y marketing, tiene un problema: se parece demasiado a la Davis que se lanzará en 2019. Por eso Haggerty, Piqué y Alonso insisten en preguntarse qué es y lo definen como "exhibición", que debe ser en lo único que coinciden con Ricci Bitti. El italiano usa la misma palabra. Y añade: "Es una buena manera de extender la carrera de Federer y Nadal. Y sin ellos, la Laver Cup no sería fuerte". Lo mismo sugieren sobre la resucitada Copa Mundial por Equipos que se jugará en enero en Australia. Ahí es la ATP la que sale a mordisquearle el aura de la Davis a la ITF, una federación con poderes limitados en un deporte que tiene hasta siete organizaciones diferentes con derecho a alzar la voz y considerarse jefes.
Pero Haggerty, que en los fines de semana sigue apasionadamente en los estadios de la Premier League al Tottenham de Mauricio Pochettino, avanza decidido. Quiere que la Davis de 2020 se juegue en septiembre -una declaración de guerra para la Laver federiana- y habla dos veces por semana por teléfono con Piqué. "Gerard está muy comprometido y es muy eficiente, nos mandamos mensajes de texto todos los días". ¿No existe el peligro de que la Davis sea la "Copa Piqué"? "Siempre va a ser la Davis", retruca Haggerty, que probablemente no sepa lo que la familia del futbolista dijo alguna vez de sus cualidades tenísticas: "El se cree que le ganaría a Nadal, pero con la raqueta es pésimo".
No, Haggerty confía al cien por ciento en Piqué. "Nunca jugué al tenis con Gerard, pero gente de mi equipo ha jugado con él y me dice que es un buen tenista. Él juega, Shakira juega, los hijos juegan. Es una familia de tenistas".