Adiós a un clásico: cerró Las Nazarenas, el emblemático restaurante del Bajo porteño
A través de las redes sociales, los dueños de la parrilla se despidieron después de 40 años de historia; aseguran que la decisión se debe a la “falta de público”
Después de 40 años, cerró el tradicional restaurante Las Nazarenas. Según confirmaron sus propietarios a LA NACIÓN, la decisión obedece a la falta de clientes de las oficinas de la zona y al poco turismo, producto de la pandemia por coronavirus. En estos meses, intentaron reactivar el negocio con el servicio de delivery, pero aseguran que “no fue suficiente” para mantener la estructura del local.
En una publicación en las redes sociales, los dueños de la emblemática parrilla del Bajo se despidieron de la clientela: “Esta nueva realidad que afrontamos fue muy difícil para todos y nos cuesta mucho tomar esta decisión”, dijeron en un posteo donde agradecieron “para siempre” a sus clientes.
En conversación con este medio, Luis Barberia, uno de los socios del local gastronómico, sostuvo que después de un año de muchas incertidumbres sobre el retorno a la normalidad tomaron la decisión de cerrar de manera definitiva. La mayoría de sus comensales eran empleados y ejecutivos de bancos y otras empresas ubicadas en el Bajo, además de los turistas. “La decisión fue por la falta de público. Las oficinas de la zona están todas cerradas y no hay turismo. Para lo único que no hay protocolo es para las oficinas y el turismo no cuenta, pasarán años hasta que vuelvan las oficinas”, expresó.
Si bien en el 2020 pudieron trabajar con entregas a domicilio, no fue suficiente para mantener la estructura y el sueldo de los 35 empleados. “La casa no estaba para mantener delivery. Estuvimos tres meses trabajando así y después decidimos cerrar y se empezó a liquidar a todo el mundo”, indicó Barberia.
Antes de la pandemia, el asador criollo atendía 400 cubiertos por día en el local de dos pisos, pero ese número bajó a cero desde que se dispuso la cuarentena. Y, si bien pudieron pagar una parte de los sueldos a través del Programa de Asistencia al Trabajo y Producción (ATP) que otorgó el Gobierno nacional, resalta el dueño, no bastaba. “Un mozo gana $55.000 por mes y el ATP era de $22.000, el resto lo pagábamos nosotros”, precisó.
El restaurante de la calle Reconquista al 1100 se sumó a la decena de bares y restaurantes que bajaron la persiana durante la pandemia y, desde hace varias semanas, decidieron tapiar las aberturas para evitar intrusiones. “Se le puso ladrillos por seguridad, ya que tomamos la decisión de vender el local; dentro de poco lo vamos a publicar. Igual, no creo que venga alguien a replantar el restaurante. ¿Quién invierte en este país? Acá no se puede tener un comercio privado”, apuntó el empresario.
“Queremos agradecer enormemente a todos nuestros clientes, y en especial, a todo nuestro personal que a lo largo de casi cuatro décadas nos acompañaron cada día en nuestra casa”, escribieron desde la cuenta de Instagram de Las Nazarenas.
“Fueron 40 años hermosos, de un sueño que comenzó Don Luis Barberia y que se extendió por tres generaciones. Esta nueva realidad que afrontamos fue muy difícil para todos y nos cuesta mucho tomar esta decisión, pero sabemos que es lo mejor para nuestra familia”, agregaron en el posteo.
En 1997, el restaurante fue declarado de Interés Turístico Nacional y pese a esta distinción, según el propietario, ninguna de las autoridades del gobierno porteño ni nacional se acercó. ”Gracias a todos, por las palabras de aliento y el amor que recibimos a diario. Las Nazarenas cierra sus puertas con el inolvidable recuerdo de la sonrisa de cada uno de ustedes que siempre estaban ahí con nosotros, ocupando un lugar en nuestra mesa”, concluyeron.
Temas
Más leídas de Economía
Medidas del Gobierno Qué prepagas van a retrotraer los precios
Foro Llao Llao. Chatham House, la regla que impone el hermetismo entre los empresarios para recibir a Lacalle Pou
¿Tengo que pagar la cuota? Preguntas y respuestas para entender los cambios en las prepagas
“Todavía sufrimos”. A 639 días: la dueña de una pyme habla del drama de un extenuante conflicto con un gremio