Felipe Colombo: "Vine por 6 meses y llevo 18 años acá"
El actor mexicano se hizo famoso con Rebelde Way y luego abrió un camino propio en distintos ámbitos; hoy es protagonista del film Testigo íntimo
Hay mucho trabajo acumulado en la carrera de Felipe Colombo . Desde el boom juvenil de Chiquititas y Rebelde Way hasta hoy pasaron años cargados de experiencias muy diferentes: sus papeles en la versión teatral de El graduado, que protagonizó con Nacha Guevara en 2005, y la tira Son de fierro, gran éxito de Pol-ka en 2008; su interpretación de Kurt Cobain en la obra No te preocupes, ojos azules, de Sergio Zurita (junto a su padre, Juan Carlos Colombo); su rol como conductor de un programa dedicado a los viajes (La vuelta al mundo); los discos que grabó con La Miss Tijuana (banda de la que también era parte Camila Bordonaba) y Roco (con Benjamín Rojas)... Últimamente se ha puesto en la piel de Luis Alberto Spinetta y Justin Bieber, por citar apenas dos casos, en el ciclo Tu cara me suena,de Telefé. Y esta semana llegó a los cines argentinos Testigo íntimo, film de Santiago Fernández Calvete en el que encarna a un abogado envuelto en una oscura trama criminal, con Graciela Alfano como compañera de elenco. "Es un personaje al que, de repente, se le van las cosas de las manos explica él. Hay un crimen y unos cuantos sospechosos. El enigma se resuelve recién sobre el final, así que estás tenso toda la película." Del rodaje con Alfano, Colombo recuerda una anécdota que, por fortuna, terminó siendo divertida: "Nunca había trabajado con Graciela. El primer día que me tocó rodar con ella, llegué y me saludó ya muy montada en el personaje. Me pareció buenísimo. Hizo un muy buen trabajo. Una personalidad como ella acepta un trabajo de este tipo porque tiene la decisión de jugársela, obviamente. Durante toda la filmación fue súper agradable, pero tuvimos un pequeño incidente, debo confesar: había una escena en la que ella debía manejar un auto con cambios automáticos y no dijo que no sabía, así que casi nos matamos. Pasamos un par de semáforos en rojo y me pegué un susto importante. Queda como anécdota divertida, pero en el momento me quedé tieso (risas)".
–¿Te gustan este tipo de roles dramáticos o preferís personajes más livianos?
–Hice muchas cosas en todos estos años. Después de Chiquititas y Rebelde Way laburé mucho en teatro, en obras a las que les fue bien y no tanto. También hice mucha televisión. Fui haciendo la carrera que pude, de acuerdo con las posibilidades que aparecieron. Es un trabajo que me fascina, con todos sus matices. Y una película como Testigo íntimo implica agregar otros colores en la paleta.
–Empezaste cuando tenías apenas seis años. ¿Sentís que te perdiste muchas cosas de la niñez y la adolescencia?
–Trabajar de tan chico te separa un poco de tu generación, claro. No pude hacer el viaje de egresados de la primaria cuando vivía en México porque estaba haciendo una telenovela. Paré un poco a los 12 porque necesitaba tener más contacto con mis amigos, salir, ir a un boliche, conocer a una chica en una fiesta... Pero a los 15 tuve la posibilidad de estar en La vida de Eduardo II, de Christopher Marlowe, y no lo dudé. Marlowe fue un predecesor de Shakespeare, y justo el año que viene voy a hacer Cardenio, en el Cervantes, con dirección de Patricio Orozco.
–Sos hijo de actores. Eso habrá influido en tus decisiones...
–De chiquito ya sabía que quería hacer esto toda mi vida. Mis viejos no me presionaron, me facilitaron las cosas. Primero tenían cierta reticencia, los recaudos lógicos de cualquier padre. Me pasa con mi hija, cuando me dice que quiere ser actriz. Para un niño, lo más importante es la contención. Yo la tuve.
–¿Nunca se te ocurrió dedicarte a alguna otra actividad?
–Quería ser jugador de fútbol. Y me probé en los Pumas de la UNAM, en México. Tenía 14 años y era muy menudito. Me dijeron: "Volvé un poquito más grande. Jugás bien pero tenés que trabajar el físico". Pero al toque apareció Chiquititas...
–¿Pensás a veces en volver a México?
–Vine por seis meses y ya llevo 18 años acá. Nunca descarté vivir en otro lugar, pero la verdad es que me gusta la Argentina. De entrada me gustaron el clima, cómo se ve el cielo, las plazas, los espacios verdes, los teatros... Viví como un turista los tres primeros años y fue alucinante. Viajé por todo el país con Chiquititas. Después me pude comprar el departamento en el que vivo, me enamoré, me desenamoré, me volví a enamorar, tuve una hija... Viví muchas cosas lindas acá. Viajar está bueno porque te topás con otro idioma, otras costumbres, otros códigos y sos como una esponja que absorbe todo eso. Pero por ahora estoy contento acá.
–¿Tenés planes con la música?
–Este año me obligué a concretar cosas que tenía en la cabeza o que guitarreaba solo en mi casa. Hice unos demos y este fin de semana entro a grabar unos temas con una banda que armé. La idea es salir a tocar en enero. Son temas de funk y soul, pero en los primeros ensayos sonaron bastante rockeros. Los escribí yo de una manera, pero ahora quedarán convertidos en otra cosa a partir de lo que aporte la banda.
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