Momi Giardina: por qué no aprendió nada en MasterChef Celebrity, sus proyectos y la promesa que le hizo a su novio
Dice que hace años que no cocina ni un huevo duro y que hasta pide delivery para las meriendas, pero disfrutó el desafío de sumarse al reality de Telefe
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Momi Giardina fue la última eliminada de MasterChef Celebrity de 2025. Y termina el año con la satisfacción de haber disfrutado mucho del reality de Telefe, aunque confiesa entre risas: “No aprendí nada de cocina”. En una charla con LA NACION, la actriz y comediante cuenta que se muda, da detalles de todos los proyectos que tiene para el año que viene con Nadie dice nada (LUZU TV) y confiesa que le prometió a su novio, Sebastián Espada, y a su hija, Juli Castro, que va a cocinarles algo... alguna vez.
-En tu nuevo departamento, ¿tenés una cocina más grande para practicar todo lo aprendido en MasterChef?
-En esta nueva casa tengo una megacocina para seguir pidiendo delivery a full [risas]. Porque la cocina evidentemente no es lo mío. Cuando mi hija era más chica por supuesto que cocinaba, pero cosas clásicas como milanesa con puré, churrascos, pollo al horno, carne al horno. No más que eso.
-¿Por qué decidiste aceptar el desafío entonces?
-Cuando me llegó la propuesta dije: “Ni loca, no hay chance que yo me sume a esto”. Y después, hablando con otros amigos que ya participaron en el certamen, me aflojé porque me aseguraron que entrás y es adictivo. Y es verdad porque algo sucede que te recontra enganchás. Desde que me separé, hace casi cuatro años, no cociné nunca más en mi vida...
-¿Nunca?
-No puse a hervir ni un huevo. Al punto de que me pido un delivery para las meriendas. Entonces tenía bloqueado completamente el tema cocina en mi vida. Pero como todos me hablaban muy bien del programa y del formato, decidí arriesgarme. También pienso que hay que atravesar el miedo de alguna manera y así fue. El primer día me agarró un ataque de pánico. En vivo y muy real.
-¿Qué pensaste en ese momento?
-¿Qué hago acá? Es un lugar completamente desconocido para mí. Me puse muy nerviosa y después lo empecé a disfrutar mucho. Mis amigos tenían razón: es adictivo. No soy una mujer competitiva, pero sí había algo de superación propia... De decir “mirá lo que logré”. Aunque el jurado me dijera que lo que había cocinado era un asco, ver un plato terminado ya era un montón. Fue un desafío que me fascinó. Me encantó la experiencia y lo volvería a hacer. Todo lo que tengo para decir es bueno.
-¿Aprendiste algo en estos meses?
-Lo que me mata es que, al no tener tiempo para cocinar, elijo lo más fácil: el delivery. Pero hay algo que me empezó a atraer de la cocina: descubrí que para comer rico hay que cocinar con mucha manteca. Es uno de los secretos porque queda muchísimo más sabroso. Hice platos supersofisticados y me encantó, pero tengo muy mala memoria y no recuerdo recetas... Por ejemplo, hice una salsa de frutos rojos espectacular, pero no sé cómo (risas). En ese momento me salió.
-¿Pero te vas a animar a cocinar?
-Sí, por supuesto. Además, le prometí a mi hija que iba a cocinarle algo rico... Y a mi novio también porque nunca le cociné en la vida ni un omelette.

-Las abuelas dicen que a los hombres se los conquista con la comida. No es tu caso….
-¡No! [Risas]. No hay chance. Yo no le entro por la comida al hombre ni cerca. Soy fanática de comer bien, pero que no sea yo la que se ocupe de eso.
-¿Te mudás con tu pareja?
-No, me mudo sola. Elegimos vivir separados porque tenemos un hermoso vínculo y queremos cuidarlo. Por supuesto dormimos casi todos los días juntos, pero cada uno tiene su espacio. Estuve en pareja 15 años, me separé y quedé mal, con depresión. Y ahora hace casi dos años que estoy con Seba.
“Me rio mucho de mí”
-Volviendo a MasterChef, ¿cómo fue tu vínculo con los jurados?
-Los amé. Son los villanos más tiernos que podés conocer. Mucha gente me critica y fui tendencia en Twitter. Me defenestraron, me dijeron maleducada, que me reía todo el tiempo... Y la realidad es que me rio mucho de mí misma... No me rio del resto. Me reía de lo mal que me salían las cosas... Eso me supera y me genera mucha gracia. Y también es una manera de hacer catarsis de las cosas que no me salen. Hay gente que llora, que se enoja, que putea, que le agarra bronca. A mí me causa gracia porque entendí que también de los fracasos se aprende. Y gracias a que también fracasé un montón, me empezó a ir bien, y fue porque seguí insistiendo y perseverando en lo que siempre quise hacer. Entiendo que la gente no me conoce tanto piense que soy una maleducada.
-¿Te enojan los haters?
-No, también me rio de eso. No me creo ni los halagos de los que me aman y dicen que soy la mejor, ni los desastres que me escriben. Entiendo que opinan sin conocerme. Mi personalidad es así. No hago un personaje. Si algo me sale mal, me rio y es la forma también de superarlo.
-La risa te debe haber salvado de la depresión...
-Cien por ciento. Cuando conté el proceso de depresión que sufrí también dije que el humor me salvó. A veces hacés catarsis de esa forma. Sin lugar a dudas la risa y el humor salvan. Y fue mi rescate siempre.
-Tu última noche competiste con Andy Chango, de quien te hiciste muy compinche, ¿cómo lo viviste?
-Con Andy tenemos el mismo desorden mental y fue lo que nos unió desde el día que nos conocimos. Me acuerdo de que pensé: “Este hombre está loco y tiene una locura linda”. Y nos recontra hicimos amigos. Me pasó lo mismo con otros compañeros y también con Sofi Martínez, con quien ya había trabajado y fue uno de los motivos por los que tomé la decisión de sumarme a MasterChef.
-¿Por?
-Siempre necesito tener algún aliado para pasarla bien. Por mucho tiempo de mi vida no la pasé tan bien y quiero divertirme y generar buen clima en mi lugar de trabajo. MasterChef fue una de las experiencias más lindas de este año, y por supuesto la volvería a repetir, aunque cocino muy mal y no aprendí nada porque a todo eso se suma mi dislexia. Me dolió muchísimo que fuera Andy Chango el que me diera el beso de la muerte y me despidiera, pero claramente somos los dos peores que cocinamos ahí. Así que uno tenía que irse y yo prefería que fuera Andy quien se quedara porque se lo merece más que yo.
Proyectos futuros
-¿Qué planes tenés para 2026?
-Ahora me voy a Pinamar con Nadie dice nada porque hacemos enero desde la playa. En febrero me tomo vacaciones y después arrancamos a grabar la serie de Nadie dice nada, más los teatros, los estadios y las cosas fuertes que ya vivimos este año con el programa. Lo que se viene es una locura. Hasta vamos a ir a Mundial.
-¿Y la serie es una ficción o tiene que ver con lo que hacen todos los días?
-Es una ficción. Va a haber guiños para la gente que mira el programa, pero quien no lo ve va a entender perfectamente todo porque es una serie de humor donde pasan muchas cosas. Menos Nico (Occhiato), todos somos actores.
-¿Cómo vivís el éxito del streaming?
-A mí el éxito me llegó de grande entonces tengo los pies muy sobre la tierra porque sé que en esta profesión lo único seguro es la inestabilidad. Y hoy tenés trabajo y mañana, quizás, no. Trato de disfrutarlo y de agradecer. Le contaba a mi psicóloga que vivo tantas emociones que a veces siento que mi cuerpo ya no resiste más tantas cosas buenas. Todo lo que soñé y me imaginé desde muy chica es mi presente y me emociona y agradezco y soy extremadamente sensible. Estoy viviendo un momento de plenitud tremenda.
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