Llega al hotel boutique con los ruleros puestos y el estilista detrás de ella, llevando en sus brazos los cambios de ropa para la producción de fotos. Nora Cárpena (74) volvió a estar ocupada: tiene apenas unas horas libres y después partirá rauda hacia el canal América para unirse al equipo que lidera Moria Casán en Incorrectas y de allí, "voy corriendo" al teatro Lola Membrives donde protagoniza el musical Viva la vida. Apenas hace un año, la actriz direccionaba toda su energía en el cuidado de su marido, Guillermo Bredeston, quien estaba internado en su casa tras haber sufrido en los últimos siete años, cinco ACV que afectaron su habla y motricidad hasta el punto de quedar completamente inmóvil.
Tras su muerte –ocurrida el pasado 28 de julio–,Nora Cárpena quiso rediseñar su vida y volver a trabajar. "Desde la partida de Guillermo, hay muchas cosas nuevas en mi vida", dice y da el puntapié inicial del reportaje.
Le tengo miedo a la muerte pero prefiero no pensar, porque como sé que es sorpresiva, trato de no quedarme enganchada en eso
–¿En qué sentido lo decís?
–Moria [Casán] me llamó para hacer televisión y ser panelista, algo que nunca había hecho antes. Yo siempre me había dedicado a la ficción y que me convocaran para Incorrectas significó un gran desafío. Me intrigaba eso de ser panelista… Confío mucho en Moria, me gusta, le tengo mucho cariño y respeto, y creo que lo hace muy bien. Con el tiempo ella fue aprendiendo a ser panelista. Creo que siempre se puede aprender cosas nuevas. Y con el teatro me pasó lo mismo. Cuando Valeria Ambrosio me llamó para ser parte de ¡Viva la vida! lo primero que captó mi atención es que era un musical, otro desafío para mí.
–Fue como una manera de reciclarte...
–Un poco sí. Hay muchas cosas que todavía son nuevas para mí. Por ejemplo, me estoy acostumbrando a convivir con la soledad, estoy aprendiendo a estar sola… (se emociona). Yo estuve con Guillermo 54 años de mi vida. Y de repente tuve que ver qué hacía con esa libertad, pero no me refiero a la libertad de qué divertido todas las cosas que voy a hacer. Sino, de la libertad en decidir qué hacer con mi tiempo, cómo ocupar el tiempo libre. Pensá que Guillermo estuvo siete años enfermo en mi casa y los últimos cuatro, atado a un respirador, con enfermeras permanentes. Tenía una clínica montada en mi casa y a mí eso me ya me parecía normal. Simplemente, me adapté. Y él estuvo conectado con el mundo todo ese tiempo; los últimos cuatro meses ya no… ¿viste cuando estás deseando que eso se termine para que no sufra más; pero por otro lado, pero cuando no está, loextrañás? Eso me pasó. Pero ¿sabés qué extraño? Yo hecho de menos al otro Guillermo. Cuando lo pienso, no pienso en ese Guillermo postrado sino en el otro. El que me acompañaba, con el que viajábamos y nos reíamos.
–¿Guillermo era divertido?
–No [Se ríe]. Ojo, Moria siempre me dice que nadie la hizo reír tanto como él. Guillermo tenía una seriedad graciosa. No era una campanita, pero de momento decía cosas graciosas.
–¿Qué es lo más difícil hoy?
–Las cosas cotidianas, los espacios libres. Estoy sola en casa, con una señora que me ayuda. Pero los fines de semana estoy sola, aunque siempre me junto con algunos de mis nietos. Y después está el tema de los números… Antes si el productor Javier Faroni me llamaba para hacer una temporada de teatro, le decía: "hablá con Guillermo", porque él manejaba los contratos y la parte económica. Hoy me apoyo mucho en Carlos Rottemberg, que es mi segunda oreja. Yo todavía no manejo esos temas.
–Mirando tu vida en el espejo retrovisor, ¿qué balance hacés?
–La pasé muy bien, todo lo disfruté mucho. Tuve una linda vida matrimonial, plena y feliz, con buenos y malos momentos. Pero no me puedo quejar. Viajamos y tuvimos una muy buena relación. Y también pude tener una carrera como actriz.
Tuve una linda vida matrimonial, plena y feliz, con buenos y malos momentos. Pero no me puedo quejar
-¿Te gustaría volver a enamorarte?
–No, dejáme de hinchar. Moria me carga y me dice que tenga un touch and go. Tampoco me imagino con alguien joven porque creo que la gente joven tiene que estar con gente joven. A mí me parece que es así. Yo siempre fui muy engrupida, siempre quise gustar mucho y ser la más joven. Como Guillermo me llevaba once años, siempre me sentí una reina con él. Sí, tal vez me gustaría tener a alguien con quien charlar y salir a comer. Pero tengo un grupo de amigas de toda la vida, salimos vamos al teatro y al cine. Y tengo a mis hijas y nietos a las que veo los fines de semana.
–¿Tenés cuentas pendientes, sueños por cumplir?
–[Piensa un rato]. Me gustaría hacer teatro clásico. Al principio soñaba con ser Julieta pero pasaron los años y creo que sólo puedo interpretar a la abuela de Julieta [risas]. Nunca trabajé ni en el Cervantes, en el San Martín. Y me encantaría hacer cine. Yo siempre quise ser una actriz de cine y no lo fui, y no porque no haya querido, sino porque no me llamaban. No tendré cara cinematográfica, no sé. Pero creo que ésa es una cuenta pendiente, el cine. Quiero seguir en mi profesión, quiero seguir haciendo lo que amo. Como decía Ana María Campoy "pintándome la cara". Me gusta sentirme querida por la gente, pero en vivo y en directo. Por eso no tengo redes sociales, salvo Instagram que es por trabajo y lo maneja mi hija. A esta altura no me interesa que gente que no conozco me insulte gratuitamente. Yo pienso que es una cuestión de envidia, si no por qué te van a odiar si no te conocen? Gente estúpida hay en todas partes y a veces pienso que se portan así porque piensan que se van a morir pronto.
–¿Te da miedo la muerte?
–Sí [hace silencio]. Prefiero no pensar, porque como sé que es sorpresiva, trato de no quedarme con esto y estar más en esta vida. A medida que pasan los años, supongo que será menos sorpresiva. Es así, es inevitable.
Maquillaje: Susana Rabello. Peinado: Rubén para Oscar Colombo; Juan Servando. Agradecimientos: Anna Rossatti; Las Musas; Be Jardín Escondido by Coppola
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