Lejos del tenis, se destapó en televisión y aprendió a ser "celebrity" de la mano de Pampita
Su cabeza no para. Así como cuando devolvía un saque, que viajaba a más de 200 kilómetros por hora, intentaba adelantarse mentalmente al próximo disparo de su rival para poder contragolpear apenas se presentara la chance, desde que se retiró del tenis Juan “Pico” Mónaco (33) está siempre listo para aprovechar las oportunidades. Sabe bien cuáles son sus atributos –es buenmozo, carismático, curioso, desenfadado, algo audaz–, no les teme a los desafíos y absorbe todo como una esponja. Por eso, con el recuerdo de su último partido todavía muy fresco (perdió frente al alemán Dustin Brown el 11 de abril de este año), aceptó la propuesta de Endemol para co-conducir Con amigos así, el ciclo que comparte por KZO con uno de sus grandes amigos, Mariano Zabaleta, y con Joaquín “Pollo” Álvarez. Y cuando empezó a soltarse frente a cámaras ya estaba haciendo también Por una moneda –nuevamente en dupla con el Pollo Álvarez–, los sábados a la noche por Canal 13. “No puedo quedarme quieto”, dirá él, mientras cuenta cómo planea abrir un local de La Paloma en Buenos Aires –el restaurante y cervecería artesanal que tiene en Mar del Plata con amigos–; se muestra superentusiasmado por Casa Babel Punta del Este, otro emprendimiento gastronómico al que sumó su impronta e imagen. También anuncia que, si todo va bien, en algunos años, el campo yerbatero que tiene con un socio en San Carlos, Corrientes, les permitirá producir su propia marca de yerba mate.
Sin duda, esa cabeza que desborda de proyectos y planes (“es muy difícil que pueda relajarme mentalmente”) es la que lo llevó a convertirse en el hombre del momento, en una de las “figuritas” más buscadas por las marcas y los Relaciones Públicas, y la que le permitió ganarse el corazón de Carolina “Pampita” Ardohain (39), con quien, por primera vez en su vida, apostó a la convivencia. [N. de la R.: aunque están distanciados, Pico asegura que “su amor está intacto”]. Nada mal para el chico de Tandil que se fue de su casa a los 14 años, persiguiendo el sueño de jugar al tenis como su ídolo, Andre Agassi.
–Dejaste el tenis y antes de colgar el raquetero ya estabas en un estudio de televisión. ¿Fue difícil el cambio?
–No lo viví como algo difícil. Fue un año de transformaciones y, para mí, reinventarme después de haber dejado el tenis fue un gran desafío. Necesitaba hacer algo distinto y, como no puedo quedarme quieto, la tele era una oportunidad para probarme a mí mismo. Ojo, igual que con el tenis, lo hago con profesionalismo y tenacidad.
–¿Te tenías fe antes de empezar como conductor o te lanzaste de inconsciente?
–Siempre sentí un gran respaldo de la gente que tenía al lado. Tanto de la productora como de Mariano Zabaleta, que es uno de mis mejores amigos y fue el que me dijo: “Dale, vamos para adelante que te va a gustar”. También de Carolina [N. de la R.: Ardohain], que me alentaba y me decía que tenía pasta para poder hacerlo. De todos modos, al principio me lo tomé como un pasatiempo, porque había dejado de jugar, los días se me hacían un poco largos, y el programa me daba una rutina, me ordenaba, me ponía horarios. Además, es un desafío todos los días, porque todos los días aprendo algo nuevo.
–¿Los desafíos son tu motor?
–Sí, desde que era chico. Necesito mantenerme alerta y hacer televisión me obliga a estar a full con los cinco sentidos. Las primeras noches me iba a dormir sabiendo que al otro día tenía que hacer un montón de cosas. Después, con el correr de las semanas, me fui sintiendo cómodo con esa rutina y una vez metido en la vorágine, me gustó mucho.
DEL CABLE AL AIRE, SIN ESCALAS
–Y en pocos meses ya estabas al frente de un programa en el prime time de Canal 13. ¿No dudaste ni un segundo cuando te llegó la propuesta?
–Llevaba ya un tiempo en cable, me explicaron el formato, que era entretenido, y me gustó. Igual creo que no tenía tanta conciencia de lo que estaba haciendo y eso me ayudó, porque fui natural, fui yo. Se dio todo tan rápido que no tuve tiempo de pensar, y como lo hago desde la inconsciencia más absoluta, me largué.
–¿Seguís una rutina, te inspirás en alguien? ¿Cuál es la clave de este “nuevo” Pico?
–No sigo una rutina, ni un formato, soy yo. Y creo que eso es lo que gusta. Además siempre fui curioso, y eso me ayuda bastante. Cuando viajaba por el tenis sociabilizaba con todo el mundo, intentaba aprender el idioma del país en el que estaba, me interesaba la cultura de cada lugar. Soy muy preguntón. Miro, observo todo, analizo, mi cabeza no para nunca, jamás se relaja. Por eso, cuando vienen los invitados al programa, me dan ganas de preguntarles cosas, les pregunto sobre su vida, me meto con temas con los que otros por ahí no se meten, pero porque me intriga, por esa curiosidad innata que tengo. También la gente me conoce, porque siempre se supo de mi vida deportiva y de mi vida amorosa, y creo que eso me hace alguien cercano. Además, nunca tuve una pelea con nadie, no tuve nunca un problema. Mis amigos son los mismos de siempre. Vuelvo a mis fuentes todo el tiempo, vuelvo a Tandil, soy familiero. Y la verdad es que me siento querido: cuando voy por la calle difícilmente alguien me putee. La gente me demuestra mucho cariño.
–¿Cómo te preparás para el programa? ¿Estudiás a los entrevistados?
–Sí, claro. Estudio a las personas que vienen, porque como soy nuevo en esto, por ahí no los conozco, o sí se quiénes son, pero no conozco mucho de su vida ni de su trayectoria, así que los estudio mucho.
–¿La conducción es tu techo o te animarías a actuar?
–Me ofrecieron hacer un papel en Las Estrellas y no quise. Era un papel de jugador de tenis, algo simple, que debería haberme salido más o menos bien, pero después lo pensé un poco y estaba haciendo tantas cosas al mismo tiempo que no iba a poder. También me ofrecieron participar en una película (risas), pero son cosas que ni analizo, la verdad.
–Bueno, tal vez en el futuro te veamos protagonizando una tira en Pol-ka.
–Y no sé, podría ser. Yo nunca pensé que iba a ser conductor de televisión, así que es difícil que hoy diga que en un futuro no voy a hacer esas cosas porque no lo sé. No tengo idea de adónde me lleva esto, no sé cuándo, ni cómo termina. Hoy lo disfruto. Sí debo decir que es agotador, es fin de año y estoy quemado, tengo ganas de tener vacaciones, porque el ritmo de la tele es realmente estresante. Pero como lo sigo haciendo desde la inconsciencia total, no tomo verdadera dimensión.
–¿Qué opinan tu familia y tus amigos de este Pico conductor de televisión?
–Creo que en mi círculo más cercano tenían cierto temor respecto de qué iba a hacer yo después del tenis. Es muy normal que los deportistas de alto rendimiento, cuando se retiran, sufran un bajón, porque perdés tu sentido de pertenencia, tu cabeza pensaba 24 horas en ese deporte, vos vivías pura y exclusivamente para eso y, de repente, te lo sacan y no tenés nada. Entonces surgen los problemas y la baja autoestima: qué hago, tengo los medios para hacer lo que quiero y no sé qué hacer. Así que la gente de mi entorno sentía un poco ese miedo, pero les daba algo de tranquilidad saber que soy desenvuelto y que siempre tuve muchos proyectos. Pero lo de la televisión los sorprendió y, de hecho, se siguen sorprendiendo día a día.
–¿Qué devolución tuviste de tus amigos del mundo del tenis? ¿Qué te dice Rafael Nadal?
–Ninguno lo puede creer (risas), Rafa no lo puede creer. Me llaman y me dicen: “¿Pero todavía seguís en la tele?”. Es como que no entienden. “¿En serio estás todos los días en la televisión?”, me preguntan. “Pero ¿decís que es el canal más importante de Argentina y tenés un programa los sábados a la noche? ¿Estás loco o los de la tele están locos?”, se ríen. El año que viene voy a tratar de ir a Europa a visitarlos a un par de torneos. Es mi ambiente, mi mundo, y extraño un poco.
CORAZONES ¿ROTOS?
–A partir de tu relación con Pampita y de convertirte en una figura de la televisión, se potenció mucho tu exposición: ahora te buscan todos los periodistas, no sólo los deportivos. ¿Cómo te afectó eso?
–Creo que me adapté bien. Trato de tener los pies sobre la tierra y de ser natural la mayor cantidad de tiempo posible. Estar tan expuesto muchas veces me complica, porque soy como cualquiera, me pasan cosas como a los demás, no todos los días me levanto igual, de buen humor, a veces estoy frustrado por algo y tengo los mismos problemas que pueden tener mi hermano, mi mejor amigo o el tipo que vende el diario. Por eso trato de ser lo más natural posible, creo que ser auténtico es lo mejor.
–¿En algún momento te sentiste asediado por la prensa?
–Algunas veces sí, sobre todo cuando trascendió mi relación con Carolina y ahora, cuando se supo que no estamos en un buen momento. En general, te saben los tiempos, saben a qué hora entro o salgo del canal y, cuando sucede algo, para bien o para mal, tengo que explicar lo que pasa. Igual, a medida que fui adquiriendo experiencia en esto, también fui aprendiendo mecanismos: cómo contestar, qué decir, qué no decir, en qué terreno me meto y en qué terreno no me meto, qué me conviene y qué no me conviene. Lo que siempre hago es ser muy respetuoso con el notero o el periodista que está haciendo su trabajo, que necesita llevar la información al canal o a la revista y estuvo cuatro horas de guardia esperándome. Trato de ser cordial y amable, aunque por ahí no tenga ganas de decir ni una palabra.
–Una consecuencia directa de esa alta exposición es el interés de las marcas por tenerte en sus eventos: sos el hombre del momento.
–Alguna gente me dice: “Ahora estás en todos lados”. Y no, estoy donde quiero estar. Cuando jugaba al tenis tenía muchas propuestas para ir a eventos, para protagonizar campañas de ropa, para hacer revistas, pero yo decidía no hacerlo porque estaba ciento por ciento enfocado en mi vida profesional como tenista. No me sentía cómodo en ese rol. Una vez que terminé, medio que me liberé y, como tenía más tiempo, empecé a ir a eventos sociales, solidarios, y a tener más relación con algunas marcas. Me llegan propuestas y obviamente las analizo, no soy de decir a todo que sí. Si bien el dinero es importante, no menosprecio eso, siempre priorizo mi imagen y no hago cosas solo por plata. Tiene que ser algo que me guste, que le sirva a mi imagen, que me identifique y con proyección a largo plazo. El dinero es la cuarta o quinta variable que tengo en cuenta a la hora de decidir.
–¿Cuál es tu situación actual con Pampita? ¿Separación definitiva o crisis?
–Siento que son momentos de la vida en pareja y que, como le pasa a mucha otra gente, no estamos atravesando un buen momento. La diferencia es que los medios están pendientes de lo que hacemos y de lo que no, así que nosotros preferimos resguardar un poquito lo que nos está pasando, que es algo bien nuestro, porque desde que empezamos a estar juntos tuvimos mucha exposición. Esta vez elegimos no exteriorizar nuestra intimidad. Así como en otros momentos exteriorizamos todo lo bueno que vivíamos, pensamos que era mejor no exteriorizar el mal momento. Es un desencuentro como el de cualquier pareja y lo que más queremos los dos es superarlo. Yo soy un agradecido de todo lo que vivo con Carolina, de lo generosa, apasionada y romántica que es en el amor. Ella me hizo mejor hombre. En Caro descubrí a una persona maravillosa y ojalá podamos atravesar esta etapa sin consecuencias, porque mi amor está intacto.
- Texto: Gabriela Grosso
- Fotos: Matías Salgado
- Asistente de producción: Juan Ignacio Roncoroni
- Producción: Jorge León
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