La armonía está ahí. Te llena de placer. Como cuando te plantás frente a un buen cuadro. La mujer transmite pura belleza, serena y plena. Muy segura de sí mientras la fotografían. Igual que la casona por la que se mueve como una reina: una glamorosa mansión de la Belle Epoque porteña, que irradia buen gusto. Cada movimiento es sensual, cada mirada, cada curva. Viviana Canosa es un imán que atrapa sin remedio. ¿Qué tiene que ver esta diosa clásica, que flota etérea en la tarde de verano, con la pelirroja iracunda, de uñas afiladas, que en 2011 amenaza con adueñarse de todas las pantallas? Poco y mucho. Depende de qué tan profunda se haga la incisión cuando se buscan respuestas en su interior.
-¿Por qué tengo la certeza de que esta Viviana aplomada, simpática y serena [que conversa con ¡Hola! Argentina tras la sesión de fotos en La Mansión del Four Seasons, ahora enfundada en jeans, remera, zapatillas y una sonrisa fresca] tiene mucho más que ver con la auténtica Canosa que con el estereotipo aceptado?
-Porque cambié. O mejor: evolucioné. Como quieras verlo.
-Dame detalles.
-En 2009 terminé diecisiete años de relación con Daniel Tobal, que en todo ese tiempo fue mi pareja y también mi productor. No es nada simple cerrar una historia así. Volvés a salir al mundo sola… Un par de meses después de eso, estaba en un baldío de Puerto Príncipe, en Haití, ayudando como podía a salvar vidas. Metida en una batalla que la muerte y la destrucción ganaron sin piedad. Era aterrador. Los médicos estaban desbordados por el drama. Una chica me sonreía, ausente, a un par de metros. Tenía un muñón ensangrentado donde antes había estado su pierna, larga y torneada. Al lado, una señora no paraba de hablarle al médico. Estaba en shock, acababa de perder a cinco de sus seis hijos y a su marido. Todos estaban enterrados bajo toneladas de escombros, como otras más de 200 mil personas aniquiladas por el terremoto. Yo sostenía un bebé. No tenía dónde dejarlo, todo a mi alrededor eran cadáveres… El chiquito estaba solo: en ese momento yo era lo más parecido a una familia para él.
-Una escena muy dolorosa.
-Sí, claro. Mi interior se desgarró en Haití. Cambié muchas cosas desde entonces. Se cerró un ciclo que arrancó con la enfermedad de mi mamá, en 2006. Ella tuvo cáncer y yo me dediqué a cuidarla las 24 horas, hasta que estuvo bien. Ahí aprendí a valorar los afectos y las cosas que nos hacen verdaderamente ricos. Después vino el viaje a Puerto Príncipe… Desde entonces nunca más me quejé. Medito mucho. Leo sobre filosofía oriental. Duermo menos y pienso más. Maduré y eso me dio fuerza y seguridad. Puedo aceptar desafíos más ambiciosos y contagiar actitud y buena onda a la gente que me ayuda a realizarlos. Así, la cosa cierra. En pocas semanas presento el libro en el que cuento y trato de fundamentar estos cambios. Lo va a editar Planeta.
-A ver, repasemos tu agenda de 2011: el libro, las galas de Soñando por bailar, radio por Vale 97.5, el programa diario en Canal 9, los reportajes a políticos para C5N. No parece la rutina de alguien entregado a la vida interior...
-Es cierto. Pero ya no se trata sólo de ganar espacio en los medios. Cada proyecto tiene una razón. Imaginate lo que significa conducir las galas de Soñando…: son cuatro horas en vivo en las que tenés que lograr que los chicos se muestren en todas sus facetas. Es un rol difícil que sé que puedo hacerlo. Si no, mirá lo que pasó justo en el estreno: mi mejor amigo, Javier Musetti, estuvo en coma por una infección desde la noche de la primera gala, muy grave durante diez días, y me lo banqué. Trato de hacer lo que me corresponde. Creo que todo esto es una misión.
-¿Cómo es eso de la misión?
-Yo arranqué en esto casi de casualidad. Después las cosas se me dieron a pesar de mi timidez. Trabajaba en Christian Dior, no había terminado el cole, era una empleada más. Un día, Teté Coustarot se enfermó y no pudo conducir un desfile. Todas las miradas se clavaron en mí. Me animé e hice de presentadora… al otro día me inscribí en el ISER para estudiar locución. El primer casting para trabajar lo pasé 'de prepo'. Acompañé a una amiga pero no me animaba a presentarme. Anselmo Marini, un capo, me empujó a hacerlo y acá estoy. El destino me puso en un lugar que yo no imaginé y las oportunidades fueron apareciendo: Memoria, con Chiche Gelblung; Radio10....
-Sigamos con tu agenda 2011…
-En mis tres horas diarias de radio es cuando soy realmente yo misma. Una comunicadora ciento por ciento. En la radio estoy cómoda, me siento cerca de la audiencia. ¡Me muero si la defraudo! Este año voy a sumar los reportajes por C5N, desde marzo. Voy a entrevistar políticos en un año electoral. Pero no para hablar de política, sino de la vida. Para que la gente los conozca desde el costado humano. Y sí, también está el programa diario por Canal 9, que va a seguir, claro…
GOSSIP Y PELEAS MEDIATICAS
-¿Tus encontronazos con Jorge Rial, Luis Ventura y Ricardo Fort son más de lo mismo?
-Si lo dramatizás, sí. Pero si lo tomás con un poco de humor y lo presentás como un entretenimiento, está bien. Mucha gente se prende con eso. Tuve, tengo y tendré 'enemigos' en los medios, pero no los busco, cada tanto ellos se acuerdan de que envidian mi espontaneidad... Pero no lo veo mal, les agradezco que hablen de mí. Yo ya superé muchas etapas, logré lo que me propuse siendo auténtica. Ahora tengo cierta independencia, me puedo proponer desafíos más ambiciosos y lo hago.
-Ahora dicen que Soñando por bailar no alcanzó los objetivos…
-¡Pero estamos muy contentos y entusiasmados con Soñando… Pensá que me iba de vacaciones a Nueva York y me llamó Marcelo [Tinelli] unos días antes de Navidad para convocarme. Para mí eso significa mucho. Tinelli, y también Suar, son mis referentes en el mundo del espectáculo. Los admiro. El programa tiene un formato que se va a imponer acá y en otros países. Arrancamos los sábados de enero, cuando se ve menos tevé, yendo contra el Boca-River, y medimos bastante bien. De a poco la gente se va a enganchar.
-Estás positiva. ¿Qué tiene que ver en ello tu nueva pareja, Bruno Barbier? Tus cambios vienen de su mano, ¿o él llega a tu vida a raíz de los cambios?
-Mi viraje interior se dio antes de conocer a Bruno. El se acomodó perfectamente al cambio. Como sea, prefiero no hablar de nuestra relación. Siempre cuidé mucho las cosas de mi vida privada. Será porque, en contraste con lo efímero que es todo en el mundo mediático, siempre me aferré a cosas permanentes en mi vida personal. Lo demuestran mis diecisiete años en pareja. Cuando me enamoro, es para siempre. Yo valoro mis afectos, soy leal y comprometida con los míos. Por ahora, él vive en su casa y yo en mi departamento de Libertador y Ocampo, con Tila y la Negra, mis dos perritos.
-¿Cómo te ves de acá a diez años?
-No sé exactamente. Lo que sí te garantizo es que me imagino joven de espíritu. Dentro de diez o treinta años…, siempre tendré una actitud joven y optimista, hasta el último día. Para Navidad conocí a una señora europea muy rica, pero muy rica, de más de 80 años, que fue una gran inspiración para mí: llena de proyectos, abierta al mundo y a su gente, positiva. Ese es el ejemplo a seguir.
VIVIANA Y LOS HIJOS
-Me quedé pensando en tu imagen con el bebé de Haití en brazos. ¿Y los hijos?
-Sin dudas, es mi proyecto más importante. No sabés lo cerca que estuve de traerme al bebé de Haití. Pero pensé que en Buenos Aires me destruirían si aparecía con él. No me animé. Sí me quedó de ese trance el compromiso por poner el cuerpo, por ayudar en serio y ser generosa cuando hace falta.
-Te vas del tema: ¿querés ser mamá?
-Sí, claro. Aunque siempre rechacé esa cosa de las madres jóvenes, quejándose de sus hijos que les impedían una vida plena. Creo que tenés que estar madura de la cabeza para ser madre. Yo sé que mi tiempo es ahora y que el momento se pasa rápido. Pero estoy tranquila. Siempre me propuse ser madre sólo cuando creyera que mi hijo iba a estar orgulloso de su mamá. El 30 de marzo voy a cumplir 40: quizás ese momento ya llegó.
Más leídas de Personajes
“Me brotaban las lágrimas”. La emoción de Matías Martin en su viaje por Europa con sus hijos varones y tras su separación
"El mundo estaba enamorado de mí". La actriz a la que Julia Roberts le debe su carrera y con la que Donato De Santis tuvo un frustrado romance
Drama familiar. El hijo de Nicolas Cage, Weston, fue acusado de golpear a su madre