Soledad Silveyra y Facundo Arana habían trabajado juntos en la telenovela Vidas robadas, por Telefe, hace más de diez años. Ellos, que a mucha honra se definen como "surgidos de la tele", ahora se cruzan en el teatro con una obra realizada por muchas parejas actorales en el mundo y en la Argentina, desde su estreno en 1988. Escrita por el estadounidense A. R. Gurney, Cartas de amor debutó en Buenos Aires en 1995 con elencos rotativos, y volvió en 2004 con Arturo Puig y Selva Alemán. Ahora, la actriz de aquel regreso de comienzos de siglo es quien dirige esta nueva versión, en Mar del Plata y la costa atlántica y con producción de Javier Faroni.
"No había nada que pensar. Había terminado Los puentes de Madison y Solita, Cuerpos perfectos, y con el verano encima era lo mejor que podía pasar. La tackleé – dice Arana y la abraza- porque estar cerca de Solita hace bien", asegura el actor sobre quien lo acompaña en esta romántica historia epistolar, la de Melissa y Andrew, enamorados desde que se conocieron pero nunca unidos. Durante casi medio siglo se comunican a través de cartas y postales, toda una vida en papeles que los actores leen en voz alta, sentados uno al lado del otro. "Jamás nos miramos entre nosotros, tampoco memorizamos, deben ser leídas, nunca nos vamos de escena, es una detrás de otra. Y Selva conoce muchísimo la obra, es súper estricta con el texto y tiene razón. Me frena", acota Soledad. "Es una directora increíble, sabe pedir lo que quiere, es clara y consigue todo", dice Facundo que, como Solita, está entrenado en el hablar de a dos.
"Nos pusimos unos mandamientos para llevarnos bien, contar si algo nos molesta, estar atentos. Porque el teatro es el teatro y tenés que llevarte bien con los compañeros. Es un equipo, no da cortarse solo aunque a veces los egos nos traicionan. De entrada, él me preguntó: '¿Vos sos de las que se van rápido ni bien termina la función?'. 'No, tengo la escuela de la Zorrilla, me quedo hasta que se vaya el último'. 'Entonces, somos iguales', me dijo", cuenta la actriz, que en diciembre terminó muy contenta con el grupo que se formó en Cuerpos perfectos, con Laura Oliva, Florencia Raggi y Andrea Frigerio.
–¿Para ustedes, en este momento, el teatro es un lindo refugio de la tele?
Soledad Silveyra: –A mí me gustaría tener mi programa en la tele, una serie como las que se están haciendo ahora, multiplataformas, con tantas salidas por distintos canales.
–Estás en la de Monzón, ¿no?
Silveyra: –Sí, soy la mamá de Alicia Muñiz. Vi el otro día un adelanto. Salí terrible, me mataron con la luz. Parezco de 90 años. Un monstruo.
Facundo Arana: –Eso es lo que viene, coproducir acá que se hace muy bien, que se distribuya afuera. Cambió la forma de pensar la televisión.
Silveyra: –El streaming nos cambió totalmente, en Netflix te ve el mundo.
–¿Hay algo que no harían en tele?
Arana: –No sé, todo lo que me pasa trato de disfrutarlo a pleno. No fuerzo nada, espero que lo que me llegue me guste. Por suerte puedo hacerlo, y entonces solo resulta lo maravilloso, como esto.
Silveyra: –Yo sé qué no harías: ser jurado del "Bailando..."
Arana: –Ah, no sabés. A ver si los sorprendo a todos (se ríen). En fin, todo se abrió mucho, no sabés por dónde puede venir. Hasta por Instagram te hacen propuestas de laburo. Las redes cambiaron las formas en que estábamos acostumbrados hasta hace no tanto tiempo y hay que aceptarlo.
Silveyra: –¡Él es un capo con las redes! Yo tuve una pareja que solo escribía en la Olivetti, no lo sacabas de ahí. Otra generación.
–¿David Viñas?
Silveyra: –¡Si! (risas de ambos)
–Solita, ¿cómo fue tu experiencia como jurado del "Bailando"?
Silveyra: –Es muy positiva la experiencia por lo que pasa con ese programa fuera de la televisión. Iba al colegio de mis nietas y era Gardel. En el jurado, lo que pasó es que Moria (Casán) y Nacha (Guevara) se aliaron y yo era el patito feo al lado de esas tremendas mujeres -sobre todo Nacha que es de una perfección incalculable-. Así que muy bien no la pasé. De todo queda un aprendizaje, qué vas a hacer.
Arana: –Es maravilloso cómo cambia todo según quién lo vea. Yo no veía ningún patito feo sino un cisne y no te veía defenderte sino hacer algo en el show, absolutamente irremplazable.
Silveyra: –Trataba de jugar la comedia con eso del trago y después se me volvió en contra. Me gritaron "borracha" por la calle y casi me muero. Una de mis nietas me preguntó si era verdad que yo tomaba tres negronis. Entonces, lo frené y cuando entró Pampita (Ardohain) fue un alivio maravilloso porque se llevaba todas las cámaras y estaba feliz. Es un reality, hay que pegarse un poco y yo soy flojita en eso, no tengo la habilidad de Moria, me gusta la paz, la armonía, bonhomía. Mucha gente me dice por qué no vuelvo.
Arana: –Ella no te lo va a decir pero esta persona estuvo en Gran Hermano y patentó el "adelante, mis valientes"; después se va, hace ficción y la querés ver; y se sube al "Bailando" y la gente está esperando que aparezca para respirar un rato: eso te habla de una artista popular y brilla porque es una artista, no una quilombera.
Silveyra: –Son programas difíciles de hacer y después de tres años necesitaba parar, recuperar mi actriz, afinar el instrumento. Volví al ruedo y sin ningún ego ni prejuicio, como si tuviera que empezar de nuevo. Hablé con mi analista acerca de qué me pasaba, si es que a los sesenta ya no tenés tanta ganas de aparecer, si seré o no actriz porque no tengo ese ego fuerte como otros actores... Es cierto que hay cosas que no pude lograr, que me quedaron: trabajar en el teatro San Martín, por ejemplo. Mi analista me dijo que tengo que valorar mi construcción, la que hice en cincuenta años, la familia y la carrera.
–¿Nunca te convocaron del San Martín?
Silveyra: –Una vez, Laura Yusem, que me dirigió en La malasangre. Me quiso llevar pero Kive Staiff se negó. "No estás a la altura del teatro San Martín", dijo. Fue un gran golpe, me dolió mucho. Si no me convocan, no voy a pedir.
Arana: –Quién dice eso no está a la altura de sí mismo. Qué concepto errado. Nunca sabe un genio cuando te va a decir la p... más grande que vas a escuchar en tu vida.
–¿Qué opinan con respecto a las posturas del colectivo de actrices?
Silveyra: –No pertenezco pero sí apoyo. Mis nietas me cambiaron. Si no las tuviera estaría ahí, pero no quiero que a ellas, que tienen 10 y 9 años, les afecte lo que yo haga. Entiendo también que hubo gente que no le gustó que se mezclara la legalización del aborto con la denuncia por violación o la violencia de género. Me gustó que Cristina dijera que hay que juntar a los pañuelos verdes con los celestes porque es un tema transversal. No es cierto que todos los pañuelos verdes son kirchneristas. No siempre se puede decir lo políticamente correcto. Dejemos que cada uno sea feliz como quiera, pero no quiero tener un Bolsonaro. En el medio artístico, donde estoy desde los 12 años, siempre me cuidaron, nunca me tocó nadie. Claro que me pasaron cosas, en la calle, con un médico, un cura y si las contaba en mi casa me daban un cachetazo porque cómo iba a hablar mal del doctor de la familia. Adoro a las chicas jóvenes, a veces se ponen un poco radicales con el hombre, pero entiendo que se va a llegar a un equilibrio con el tiempo. Sí, me siento representada con lo que está pasando.
Arana: –Voy muy alineado con lo que dice Solita. Solo agrego que la violencia no tiene género. Yo estoy en contra de toda violencia. Entiendo la problemática y que se trate. Prefiero quedarme callado porque el año pasado hice un comentario, lo editaron en un tuit y me mataron, la pasé mal porque cualquiera que me conoce sabe que soy buena persona y lo que dije fue con la mejor intención. Estoy en contra de cualquier tipo de violencia y abuso, por supuesto que quiero que eso se aclare y se haga justicia sin pérdida de tiempo. Pero no quiero hablar de más y que salga el macho. Es el tiempo de las mujeres, que hablen ellas, yo escucho y quiero aprender, tengo una hija que el día de mañana me va a hacer preguntas.
Cartas de amor, de A. R. Gurney y dirección de Selva Alemán. Teatro Lido (Santa Fe 1751): martes a jueves. a las 21.30. $ 650. De viernes a domingo: Gira por la costa atlántica
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