Después de tres meses, Verónica Lozano vuelve con su programa, a las 14.30, por Telefe. Desde hoy, competirá directamente con Mariana Fabbiani y si bien eso la tiene ansiosa, está decidida a dar pelea. A su estilo, pero con todo.
Unos días antes del debut, charló con LA NACIÓN. Estaba con ganas de arrancar, de estar ya en el aire. Simpática, ocurrente y graciosa, Vero contestó todas las preguntas, sin reparos. Eso sí: su tono amigable se volvió más firme y distante cuando respondió sobre los temas judiciales en los que está involucrado su marido, Jorge "Corcho" Rodríguez.
Pero vamos por partes.
-¿Estás preparada para la competencia?
-Re preparada. No había tantas opciones de horarios. En algún momento se barajó la opción de las 17.30, también la de las 15.30... Pero bueno, lo cierto es que vamos a las 14.30 y estoy muy contenta. Obviamente que es un gran desafío, me da miedo. Pero también me da mucha alegría que el canal confíe en mí. Mariana está muy instalada en ese horario, está Rial, está Maju, está Pamela... ¡Se armó!
-Para darte ese horario, Telefe sacó del aire ¿En qué mano está?, un programa al que no le iba mal...
-Le iba muy bien al Chino Leunis, fue sorpresivo, es verdad. Hablé con él, le dije "qué cagada". Y como él es muy elevado en sus pensamientos, me dejó tranquila. Son las reglas del juego, ya sé.
-¿Enseguida pensaste en llamarlo?
-¡Sí! Me quemaba el cuerpo. Cuando me enteré dije: "Lo tengo que llamar ya mismo porque me muero". No me gusta dejar cosas pendientes. Somos compañeros, lo quiero. Habíamos arrancado juntos el 23 de enero, festejábamos con la misma torta... Y bueno, ya está. Ahora quiero arrancar.
-¿Fue raro estar tres meses sin aire? ¿Pensaste que quizás no volvían?
-No, porque cuando cortamos y Darío Turovelsky me dijo: "Vuelven el 5 de marzo". Y yo sabía que nunca es ese día, que siempre se atrasa. Es como cuando el arquitecto te dice la fecha en la que te va a entregar la casa. Entonces yo estaba tranquila porque estábamos dentro de los tiempos previstos.
-¿Te pone mal que hagan esas especulaciones en los portales de espectáculos?
-No es porque me haga la superada, pero ya estoy curtida. Sé que se juegan otras guerras detrás de algunas noticias.
-Igual tuviste unas vacaciones soñadas... ¡tres meses!
-Sí. Nos fuimos a pasar Año Nuevo a París con Iara, la hija de Jorge. Ella vive en Berlín y viajó a París con su novio para encontrarse con nosotros. Después fuimos los tres solos a Londres y cuando volvimos, yo me hice un viaje de chicas a Nueva York.
-Estuvieron ausentes de Punta del Este en temporada alta...
-¡A Dios Gracias! Yo estaba hinchada. En Punta del Este trabajo mucho. A Jorge le gusta hacer reuniones en casa, está la "Corcho Fest" como digo yo y me tengo que ocupar. ¡Siempre falta algo! Es un estrés. Y como nosotros le alquilamos la casa a un chico, creyeron que Jorge estaba ahí. Yo subía fotos sola a Instagram...
-...y tuviste que aclarar que no estabas separada.
-Claro, ¡pero yo siempre subo fotos sola! Entonces, la agarré a Antonia y sacamos una foto de los tres. Mi hija me preguntaba "¿qué pasa mamita?" Y le tuve que explicar: "Creyeron que papá estaba en Uruguay y que nosotras estábamos acá solitas".
-¿Por qué no sigue Agustina Kämpfer en el programa?
-Cuando ella se fue a parir, pidió licencia y en esta vuelta no fue convocada, pero por nada en especial.
-¿Te molestó que les negara que estaba embarazada?
-No, la verdad es que yo la entendí. Era una situación complicada... Venía de una separación, con un novio que no era novio... Creo que la edad me ha puesto más comprensiva. No todo es el programa. Me parece que cada uno hace lo que puede y cómo puede. Y entre mujeres tenemos que bancarnos. El dedo acusador es el lugar más cómodo pero ahora, antes de levantarlo, pienso: "Yo podría estar del otro lado".
-Vos siempre fuiste comprensiva.
-No me gusta escupir al cielo. Ojo, no soy Teresa de Calcuta, pero pienso "¿para qué?" Naturalmente no soy combativa y las poquitas situaciones de esas que tuve, me las llevo a mi casa, me las llevo al auto, me quedo pensando... Entonces, prefiero generar empatía y con el que me tira mala onda -que no son muchos-, bueno, no me enrosco. Igual soy memoriosa, no soy estúpida.
-¿Cómo viviste el hecho de ser noticia cuando salieron notas de tu marido y la causa Odebrech?
-Y... no es grato. Sobre todo cuando las noticias no están chequeadas y tienen que ver con otras guerras. La exposición de Jorge, ponerlo ahí... Fue una asquerosidad lo que se ha hecho con él y súper injusto. El siempre estuvo a disposición de la Justicia, no ha ocultado absolutamente nada, es un tipo que ni siquiera ha sido citado a indagatoria y se han dicho una cantidad de barbaridades infames horribles. El tiene mucho temple y mucha personalidad. Hemos hablado absolutamente de todo.
-¿Cómo sostenías eso haciendo un programa periodístico?
-Yo no quería hablar porque no tenía nada para decir, pero me sentí muy cuidada por todos. Por ejemplo, llegaba a la reunión de producción y me tapaban los monitores si había algo del Corcho o me preguntaban si podían poner los audios de Cristina. Yo no soy censuradora, todo se puede hablar. Pero fue difícil.
-Pero vos fuiste muy bien tratada, no fuiste Iliana Calabró.
-Son diferentes personalidades. Iliana tiene otra forma de ser. Y cada una sabe lo que pasa en su casa, como sabés vos lo que te pasó con tu marido. Jorge está a disposición, pero no está en la causa. Sólo tiene una inhibición que nos caga la vida, obviamente, y que es una injusticia. Ahí te das cuenta del poder de los medios, cualquiera dice cualquier cosa y la Justicia atiende a eso. Es rarísimo el proceso legal.
-¿Te replanteaste cosas como comunicadora al atravesar esa situación?
-Uno pasa a ser más consciente. Y piensa: "Pará, pará, antes de decir esta barbaridad, mínimamente la chequeo".
-¿Pensás dos veces antes de hablar?
-Sí, sí. Por suerte, yo nunca me metí en lugares escabrosos. Pero una vez tuve un mini conflicto con Cabré y después pensé: "No sé si estuve bien con lo que dije". Y me di cuenta de que uno no puede decir cualquier cosa.
-Estás muy involucrada con el movimiento feminista, ¿no?
-Súper.
-¿Qué te hizo Roberto Pettinato que lo criticaste cuando comenzaron a denunciarlo por acoso?
-No necesito que alguien me haga algo para darme cuenta de que es un salame. A mí no me acosó, pero una vez me llamó para que yo reemplace a la Negra Vernaci en Todos al diván. Yo estaba haciendo otra cosa y no lo podía dejar, entonces le dije que no. Y empezó a decirme: "Te vas a arrepentir toda tu vida, nunca más vas a trabajar". Lo hizo a su manera, pero fue violento. No me quedó un trauma, pero me di cuenta de cómo era, un tarado.
-¿Alguna vez alguien te acosó?
-No, no... Sí, he padecido este tipo de destrato y abuso de poder.
-¿Cuándo?
-Me acuerdo cuando yo estaba haciendo Sushi con champagne. Me llamó Diego Gvirtz a una reunión. El era el productor. Fui, fue horrible. Estaba él con su socio y otro hombre de América, por donde iba el programa. Me dijo que el canal había pedido un cambio y que me iba a sacar a mí para poner a otro hombre, que finalmente fue Fabián Gianola. Y me dice: "Pensamos qué tenés que decir sobre por qué te vas". "Ah, sí, qué bien", le digo. "¿Por qué?" "Porque querés tener un hijo." Entonces, yo: "Ah, las mujeres o trabajamos o cogemos y hacemos hijos".
-¡Muy machista!
-¡Sí! Pero estaba naturalizado. Por supuesto, al final dije otra cosa.
-¿A quién te gustaría tener en el diván este año, que nunca hayas tenido?
-A Susana. Ya la estoy gestionando con su productor, Federico Levrino.
-¡Pero que te la consiga el Corcho!
-Mmmm, ¡mejor Levrino!
Más notas de Entrevistas
Más leídas de Espectáculos
Los conflictos detrás de Tango feroz. Un personaje cuestionado y un escándalo de dolor, reproches y rencor
Una cara recurrente en los 80. La triste historia de una exestrella infantil que denuncia casos de pedofilia y su actual cruzada
Brillan en Secuestro del vuelo 601. Dos actores argentinos, protagonistas de una de las series más vistas de Netflix a nivel mundial
"Fui a fondo siempre". Eduardo Husni: sus años en VideoMatch y 100% lucha, su historia de amor y a qué se dedica ahora