Festival de cine catártico tras las rejas de una prisión en California
Organizado en una prisión en la que están recluidos algunos de los criminales más violentos de Estados Unidos, el Festival de Cine de San Quintín...
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Organizado en una prisión en la que están recluidos algunos de los criminales más violentos de Estados Unidos, el Festival de Cine de San Quintín no es un evento californiano común.
Las entrevistas en la alfombra roja se llevan a cabo a unos metros de una sala donde cientos de reclusos fueron ejecutados.
Decenas de condenados ven junto a actores de renombre las películas realizadas por sus compañeros de prisión.
Entre ellos se encuentra Ryan Pagan, quien cumple una condena de 77 años por asesinato.
"Siempre quise ser actor, pero lamentablemente esa no fue la vida que tuve", confiesa.
Su película "The Maple Leaf", rodada tras las rejas, compite por el premio al mejor cortometraje.
Pagan, que era un adolescente cuando cometió su crimen y ahora tiene 37 años, espera que el filme le tienda algún día un "puente hacia Hollywood y el empleo".
Aunque no fue premiada, su película —que cuenta la historia de un grupo de apoyo de presos— fue elogiada por el jurado, compuesto, entre otros, por la directora de "Vidas pasadas", Celine Song, y el actor de "Anatomía de Grey" Jesse Williams.
- "Trabajo excepcional" -
San Quentin es la prisión más antigua de California. Durante décadas fue considerada una cárcel de máxima seguridad y el corredor de la muerte más grande de Estados Unidos.
Pero más allá de sus funciones penitenciarias, también fue escenario de un concierto de Johnny Cash, en 1969.
Desde entonces, la prisión se ha convertido en un símbolo de la reforma penal en California, que observa una moratoria de ejecuciones por decisión del gobernador. La silla eléctrica ha sido sustituida por talleres de producción de periódicos, pódcasts y películas.
Estos proyectos permiten a los reclusos adquirir habilidades profesionales. El 90% de los prisioneros tendrán que reinsertarse en la sociedad en algún momento.
La fundadora de este festival de cine, la dramaturga y guionista Cori Thomas, ha trabajado como voluntaria en la prisión durante años y quería mostrar a sus colegas de Hollywood el "trabajo excepcional" realizado en San Quentin.
"La única manera era que vinieran aquí para verlo", señala.
Después de dos ediciones exitosas, el festival se ampliará a una prisión de mujeres en 2026.
- Catarsis -
La programación del festival también es una oportunidad para que los presos confronten su pasado.
Miguel Sifuentes lleva 27 años en San Quentin condenado a cadena perpetua por asesinar a un policía durante un robo.
Rodar el corto "Warning Signs" fue, para él, una experiencia "terapéutica" que lo "transformó". Interpreta el papel de un recluso que contempla el suicidio.
Asegura que después de ver el filme, algunos prisioneros que ni siquiera conocía se le acercaron para contarle sus pensamientos suicidas.
Chance Andes, director de la prisión, afirma a la AFP que la realización de películas y el propio festival contribuyen a "reducir la violencia y las tensiones dentro de los muros".
También fomentan la reinserción de los prisioneros: "Si devolvemos a las personas a la sociedad sin que hayan resuelto sus traumas y sin habilidades, títulos ni formación, es más probable que reincidan y causen más víctimas", explica Andes.
amz/ph/sst/dga/ad
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