Una boxeadora suplicó entre lágrimas detener una pelea: “Quiero llegar viva a casa”
La deportista mexicana Alma Ibarra enfrentó a Jessica McCaskill, campeona mundial, en Canadá, y, cuando no pudo más, puso su integridad como prioridad y se retiró del combate; una decisión que ha sido aplaudida por muchos
A lo largo de su historia, el deporte ha sido equiparado con la guerra, el triunfo de los más fuertes y el fracaso de los débiles, donde cualquier competencia se vuelve un duelo por la supremacía y la defensa del honor. Es por eso que la figura de la rendición está tan estigmatizada. El que reconoce el dolor se enfrenta a la crítica y aunque antes era poco visto, cada vez más atletas se sacuden el miedo y toman decisiones en beneficio de su salud física o mental. Algo así vivió la boxeadora mexicana Alma Ibarra, cuando se vio ampliamente superada por su rival sobre el ring mientras buscaba convertirse en la primera campeona unificada de su país.
Desde los días previos a la pelea del sábado, su rival Jessica McCaskill se plantó como favorita en los pronósticos y no era para menos, la estadounidense es poseedora de todos los cinturones del peso wélter. Con ese panorama, Ibarra subió al ring de la Tech Port Arena en San Antonio, Texas. La misión era volver a casa con los títulos wélter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), la Federación Internacional de Boxeo (FIB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y Organización Internacional de Boxeo (OIB).
McCaskill no desaprovechó un solo minuto en el combate y desde el principio cargó contra la mexicana, quien buscó conectar un par de golpes antes de recibir un gancho de izquierda, probablemente el responsable de la decisión que tomó después. Sentada en su esquina, Ibarra decidió que no volvería para el cuarto round, de 12 previstos, y pese a la insistencia inicial de su entrenador Jorge Capetillo, fue enfática: “¡No, no! Yo solo quiero llegar viva a mi casa”. Él entendió y respaldó su determinación frente al referí. El retiro significó la derrota por nocaut técnico y Jessica McCaskill conservó el título.
Alma Ibarra tiene 34 años, es originaria de Monterrey, Nuevo León y es madre soltera. El boxeo profesional es parte de su vida desde hace cinco años, aunque lleva varios más sobre los rings de manera amateur. La boxeadora participó en la última edición de los Juegos Centroamericanos, donde ganó una medalla de plata, en los Juegos Panamericanos subió al podio por un bronce y, mientras se preparaba para clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, fue secuestrada en Veracruz. El secuestro duró unas horas, pero Ibarra tardó un año en regresar a las competencias.
Las imágenes de su rendición ante McCaskill se volvieron virales este fin de semana y han sido aplaudidas por los fanáticos del deporte, especialmente por quienes recuerdan los tristes desenlaces de boxeadoras que se vieron superadas y se encontraron con la muerte. En septiembre del año pasado, la mexicana Jeanette Zacarías falleció en Montreal, después de una pelea contra la canadiense Marie-Pier Houle, en la que fue noqueada en el cuarto round. Debido a los golpes, convulsionó y perdió el conocimiento durante varias horas; aunque fue trasladada a un hospital para recibir atención médica, Jeanette falleció después de cinco días en cuidados intensivos. Un caso que dio la vuelta al mundo y podría ser el origen del temor de Ibarra para continuar sobre el ring esa noche.
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