Elevada sobre una barranca, una arquitectura expresiva plantea espacios integrados y llenos de luz.
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El aire anuncia día de playa, y la bajada entre la arena suelta es a paso rápido; la cañada amaneció caudalosa después de la tormenta. Estamos en La Pedrera, y la dueña de casa nos explica que el permiso de construcción incluía hacer un pozo para percolar el agua de lluvia. Ahí apareció la piedra y, ya que no pudieron seguir cavando hacia abajo, lo hicieron hacia los costados creando este paisaje chiquito, como un spin-off del otro, pero en el jardín del fondo.

Acercarse al mar requiere ciertas destrezas, por eso el elegido fue el arquitecto Martín Gómez, quien ha probado conocer bien estas costas y diseñó una vivienda de tres niveles aterrazados que se van desplegando sobre la barranca con el objetivo de captar las mejores vistas del Atlántico.

Una arquitectura expresiva

El acceso desde la calle lleva a la planta alta, donde se encuentra el gran ambiente que integra living, comedor y cocina.

Reiterando la disposición transversal de los volúmenes que componen la casa, la sucesión de rajas lleva luz natural a las dos plantas.

"Las casas de playa son distintas", les explicaba el arquitecto Martín Gómez a los dueños. Experto en la materia, los convenció de una decisión que hoy agradecen: tener un solo comedor y bien a mano de la cocina.

La escalera en el centro del espacio desciende hasta el nivel que corresponde a los dormitorios. A modo de contención, un mueble vajillero laqueado y una sucesión de delgadas columnas hormigonadas.
Con los ojos en el mar

La terraza duplica y calca al aire libre los espacios de estar y de comer. Tiende un puente que se proyecta, generosamente, hacia el océano a través de la marejada verde de la barranca.
Un escritorio con sol propio

En uno de los gestos más explícitos del diálogo entre arquitectura y diseño interior, la gran claraboya redonda se duplica en una alfombra de cardo del mismo tamaño.
Sector íntimo en la planta alta

Este dormitorio en la planta alta permite circunscribir la escala de la casa solo al volumen superior cuando los dueños vienen solos. Aunque es el más chico, es el preferido, entre otras cosas, por su disposición, que permitió hacer las lucarnas del baño con vista al cielo.
Frente discreto, perfil impactante

“Sólido, simple y contemporáneo”, así define el arquitecto Martín Gómez el aspecto exterior del acceso con revestimiento texturado negro (Tarquini) y apliques de aluminio (Darko Lighting).

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