Qué beneficios tiene el orégano fresco para el corazón
Según estudios recientes, las hojas de esta planta aromática pueden dar un valioso aporte a la salud cardiovascular gracias a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias
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Cada vez más investigaciones destacan las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del orégano fresco, así como su potencial para ayudar en el control de la hipertensión. Sin embargo, es importante conocer ciertos aspectos antes de incorporarlo de forma habitual a la alimentación.
Aunque suele usarse como condimento en la cocina, el orégano fresco (es decir, las hojas sin secar) puede brindar un aporte valioso a la salud cardiovascular. Gracias a la presencia de ciertos compuestos activos, esta hierba aromática tiene efectos beneficiosos sobre la presión arterial.

Según el medio especializado EatingWell, se observó que el orégano contribuye al bienestar del sistema circulatorio, por lo cual se puede incorporar esta planta como parte de una dieta equilibrada.
El orégano (Origanum vulgare) es rico en fitocompuestos, entre ellos el carvacrol, al que se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas y efectos antihipertensivos en estudios experimentales. Además, se lo considera una de las hierbas con mayor contenido de antioxidantes, lo que refuerza su potencial para proteger la salud del corazón.
Por lo tanto, esta planta podría favorecer la dilatación de los vasos sanguíneos y evitar la agregación de plaquetas, mecanismos que ayudan a reducir riesgos cardiovasculares.
En la revista Plant Foods for Human Nutrition se publicó una investigación que analizó los efectos del carvacrol en ratas hipertensas. Los resultados mostraron una disminución significativa en los niveles de presión sistólica y diastólica tras la administración de este compuesto.
Los autores del estudio propusieron que el carvacrol podría actuar a través de varios mecanismos como la vasodilatación, que mejora el flujo sanguíneo y reduce la resistencia vascular, y la modulación del sistema nervioso autónomo, lo que podría reducir la actividad neuronal responsable de elevar la presión en momentos de estrés.
Asimismo, los investigadores sostuvieron que tanto el carvacrol como el timol —ambos presentes en el orégano— tienen efectos antioxidantes, antiinflamatorios y antihipertensivos, lo que respalda aún más su posible rol protector para el corazón.

Pese a las ventajas potenciales, los expertos desaconsejan el uso de suplementos o aceites concentrados de orégano con fines terapéuticos. Por lo que se sugiere optar por su uso gastronómico, ya sea en hojas frescas o secas, como forma segura y eficaz de incorporarlo a la dieta. Agregarlo a comidas como sopas, salsas, guisos o platos inspirados en la dieta mediterránea permite obtener sus beneficios sin los riesgos asociados a dosis elevadas.
Además, los extractos de hoja de orégano pueden prolongar el tiempo de coagulación en humanos; por ello, se debe tener precaución en personas que toman medicación anticoagulante o tienen alteraciones en la coagulación.
El orégano puede integrarse a una dieta saludable enfocada en el control de la presión arterial, siempre que se consuma como parte de un patrón equilibrado, bajo en sodio y rico en alimentos naturales. Aunque los resultados preliminares son prometedores, aún se requieren más estudios en humanos para confirmar su eficacia específica.
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