El auge de la terapia del orden
Maximizar los espacios, cerrar ciclos y aprender a soltar objetos: cada vez más gente aspira a un hogar prolijo y minimalista como clave para la felicidad
Comulgar con ese par de zapatillas con el que tantas veces salimos a correr, decirle gracias a esa novela que nos cambió la percepción de la vida, mirar el espacio que habitamos y cuestionarnos: ¿tenemos demasiadas cosas? ¿Todo esto nos hace felices? Estas preguntas son la base de un método de maximización del espacio a través del desapego creado por Marie Kondo, una autora japonesa obsesionada con el orden que ya contagió a millones de personas en el mundo.
Kondo tiene 30 años y se dedica a ordenar desde hace una década. Solía hacerlo a pedido, pero cuando la lista de espera de clientes se le fue de las manos decidió promover su método a través del libro The Life-Changing Magic of Tidying Up, editado en español como La magia del orden.
"Magia" porque la propuesta de Kondo es una especie de manifiesto místico de "soltar", la palabra it de los últimos años: categorizar las pertenencias, sostenerlas con las manos y considerar si irradian alegría. Si uno lo siente, debería quedárselas y asignarles un espacio en su casa. Si no, agradecerles y descartarlas para siempre.
Con esta dinámica extrema, el libro logró romper las barreras de Japón, donde hay un gran desbalance entre la cantidad de cosas que se pueden comprar y las viviendas minúsculas donde guardarlas, pero también es best-seller en Estados Unidos y empieza a hacer eco en la Argentina.
Lucía Franzé, arquitecta y tatuadora, lo adquirió por Amazon y, fascinada por el concepto, aprovechó un fin de semana largo y llenó nueve bolsas con cosas para regalar. "A medida que iba leyendo en el subte recordaba cómo tenía las cosas en la casa y sentía impulsos de ir y empezar", cuenta. Lucía se deshizo, sobre todo, de cosméticos, libros y ropa en perfecto estado, pero que en su vida habían cumplido un ciclo. "Lo más difícil son los regalos y las fotos. Pero cuando entendés que su espíritu puede revivir haciendo feliz a otra persona, podés soltarla", asegura.
Aunque el libro de Kondo no está editado oficialmente en nuestro país, sus enseñanzas son objeto de discusión en las redes sociales. Rosalba Pico Estrada, argentina radicada en Estados Unidos, observó la intriga que generó en Twitter al comentar sus resultados e inauguró una #TiraTerapia para asesorar a quienes quieren dejar de ser esclavos de sus pertenencias. "Recibía mails y menciones de gente desesperada por tirar cosas, pero que no se animaba. Me di cuenta de que casi todas las personas son algo acumuladoras o viven con acumuladores", afirma.
En cuanto a su experiencia, Rosalba asegura que cada vez que termina una sesión de orden se siente más liviana y menos esclava de su entorno, pero no todos encuentran la propuesta igual de atractiva: "La gente a la que le cuento del método tiene reacciones fuertes: o se fascina y se pone a hacerlo inmediatamente, u odia y le parece una pavada. Pero todos los que conozco que leyeron el libro lo pusieron en práctica de inmediato". También recuerda que en un primer momento creyó que había cosas que no iba a poder dejar ir, pero que una vez que empezó se encontró con que deshacerse de cosas es "adictivo".
Vik Arrieta, artista y directora creativa de la firma de cuadernos Monoblock, encontró por su parte en La Magia del Orden un reflejo de la visión de su emprendimiento: crear objetos para todos los días que sean bellos, útiles y provoquen felicidad. "Me encanta que sus explicaciones sobre por qué sus métodos funcionan sean sensibles, metafísicas. Yo también creo que las cosas, como las personas y las experiencias, llegan a nuestras vidas para enseñarnos algo o acompañarnos en el aprendizaje. Y me parece hermosa la idea de agradecerles por eso."
Ahora bien; ¿cómo se hace para conservar el orden aprendido una vez que se termina el proceso? Vik lo compara con las dietas paleo o sin azúcares (que también practica), en tanto se trata de un mindframe que, una vez que muestra sus beneficios, es difícil desterrar. "No creo que las cosas sean permanentes en el sentido más estricto, creo que cuando uno está buscando un cambio de estilo de vida, o sencillamente madurar, esto se viene encima como una subida de autopista que no podés esquivar. Una vez arriba podés acelerar a full o elegir el carril más tranquilo. Pero ya estás arriba. Podés frenar un poquito, pero vas a seguir por ahí, no hay otro camino", reflexiona.
Aunque Vik celebra su misticismo, la obsesión de la autora con el orden le resultó, por momentos, agobiante: "Gran parte del libro es prescindible, vuelve demasiadas veces sobre su historia personal, ocupando párrafos en describir con profundidad lo que parece un T.O.C. Hubiese preferido más pragmatismo y menos drama", opina.
Maximizar el espacio
Claro que la optimización de espacios y la aspiración habitacional minimalista no es un invento exclusivo de Marie Kondo, sino que marca buena parte del siglo XXI. Incluso hay varios emprendimientos locales dedicados a ordenar las casas de la gente para mejorar el confort o despojar las oficinas para potenciar la productividad. Luisa Rojas Montenegro, a través de su emprendimiento ordena-te.com, es organizadora profesional de ambientes.
Su "obsesión" nació de manera natural, ordenando los placares de sus amigas, tirándoles las cartas de amor de muchachos pasajeros, y ayudándolas a acomodarse cuando se mudaban. "Nunca pensé que esto se iba a convertir en una profesión", admite hoy.
Luisa comulga en parte con las ideas de Kondo: "Siempre les digo a mis clientes que si una remera les trae recuerdos de un momento de sus vidas pero nunca más la volvieron a usar, se queden con los recuerdos en su mente y dejen ir a la remera, que lo único que hace es ocupar un lugar que está faltando en sus placares". Para ella, el orden no pasa por estar constantemente acomodando la casa sino que lo importante es asignarle un lugar a cada cosa. El objetivo final, sostiene, es dar mejor y más espacio a lo que usamos cotidianamente.
Entre sus clientes se cuenta Matías Bosso, directivo de una empresa que llegó a Luisa buscando en Internet a alguien que se dedicara al orden. "Estaba recién mudado, con muchísimo trabajo, viajes y sin ganas ni tiempo de ordenar mi departamento. ¡Tenía mi cepillo de dientes y una olla arriba de la mesada!", cuenta entre risas. Quedó tan contento con el proceso que volvió a llamarla para que ordenara su siguiente casa y volverá a hacerlo próximamente, ahora que está esperando un hijo y se mudará con su mujer a un lugar más grande.
"Cuando un espacio está ordenado, te dan ganas de estar mucho más tiempo en él", observa Matías, algo que María Tórtora, creadora de Casa Chaucha, entiende muy bien: en su sitio web de estilos de vida propone conocer la personalidad de los dueños a través de sus casas. Por su tarea, cuenta Tórtora, siempre había alguien pidiéndole que vaya a su hogar a tirarle ideas y así se empezó a correr la bola de que se estaba ocupando de "editar" espacios. Lo que María propone es hacer una curación sobre los objetos que uno quiere ver todos los días. De esta forma queda afuera un gran porcentaje de lo que nos rodea.
En cuanto a qué hacer con lo que se va, dice que "si metés todo en una bolsa y la tirás a la basura, seguramente vas a volver a acumular porquerías en un mes. Pero si te hacés cargo de lo que juntás y trabajás en darle un mejor destino, el trabajo es más profundo y duradero". Para mantener el orden una vez completado el proceso, propone "estudiar el mapa del desorden" y planificar cambios en esa dinámica trunca: "Cada casa tiene un desorden crónico. Si se lo entiende como patrón y se lo combate, ordenar todos los días es mucho más fácil".
Muchas veces, la incapacidad de dejar ir las cosas tiene que ver con que pertenecieron a seres queridos que ya no están. Florencia Dacal, diseñadora y docente, describe a estos objetos como "estancados" y se dedica a hacerlos brillar nuevamente, específicamente las prendas, para que sigan siendo útiles, pero renovadas. "Ayudo a las personas a elegir qué sirve para reciclar y yo me ocupo o les enseño en las clases. Así, estas prendas adquieren un nuevo significado. Da mucha satisfacción y acompaña el proceso de cambio y sanación", explica. Esta curación radica en transformar las prendas ajenas en propias, dotándolas de un componente terapéutico que pone a los alumnos en situación de decidir y conocerse: "Además, si eligen coserla ellos mismos, no sólo serán testigos, sino también actores de ese cambio. Eso promueve el desarrollo de la identidad, el empoderamiento y la confianza de poder hacerlo uno mismo, sumado a la experiencia agradable de una tarea artesanal".
Agustina Scarafia y Nicolás Maitsch también comparten esta filosofía de cómo habitar y mantener los espacios, aunque aseguran no haber leído el libro de Kondo. Ambos descubrieron que la clave de tener una casa agradable es dotarla únicamente de los objetos que les generen bienestar. El espacio que comparten en Beccar está bastante despojado, en especial porque ellos consideran que un hogar debe cumplir con dos requisitos fundamentales: ser agradable para sus huéspedes y funcional para todos. "Siempre tuvimos la intención de decorar el departamento con muy pocos objetos -detallan-. Hay que ser cuidadosos de elegir muy bien cada uno, para que se complementen y a la vez logren generar el impacto suficiente como para que el lugar no se sienta falto de cosas". Nicolás agrega: "Para mí el orden es como una tarjeta personal que muestra tu identidad".
Orden externo-interno
¿Pero cuánto refleja el orden exterior el estado interior de las personas? Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, no observa una relación directa entre el orden o desorden de una persona con su espacio mental: "Las relaciones son complejas y variadas. Alguien que tiene un gran desorden interior puede buscar un excesivo orden en su espacio real, a veces de manera compulsivamente repetitiva. Y el orden externo no reemplaza ni asegura un orden interno, aunque la vida cotidiana parezca más ordenada en apariencia". Y agrega que no buscará el mismo orden, por ejemplo, un contador que un artista plástico: "Pienso que los ordenamientos no son los mismos en función de las diferentes estructuras psíquicas, lo que para uno puede ser un orden para otro puede significar un caos''.
Tesone no coincide con Marie Kondo en su propuesta de ordenar a través del desapego, ya que considera que en la vida de una persona hay recuerdos gratos o dolorosos que hacen a la historia subjetiva que enhebra la continuidad de su existencia. "Si los objetos adquieren un valor simbólico desmedido, una persona con características melancólicas puede vivir el desprenderse de las cosas como una pérdida de una parte de sí mismo, confundiendo el objeto externo con el recuerdo afectivo al cual remiten. Vive el deshacerse de los objetos como una pérdida de partes de sí mismo, como si lo amputaran. Pero esta vivencia parte de una confusión entre el objeto real y la representación del objeto que no ha podido ser internalizado." El especialista recomienda, entonces, hacer el duelo de la separación no tanto del objeto real como del valor que el objeto adquirió para uno.
En definitiva, se puede estar de acuerdo o no con las ideas que Kondo propone en su libro, pero lo que cuenta, finalmente, es la enseñanza, la inquietud o el rechazo que estos conceptos generen. Y habrá que descartarlo al terminar de leerlo.
Las reglas de Marie Kondo
Qué descartar. Juntar todas las pertenencias: considerarlas una por una y quedarse sólo con aquellas que "irradien alegría"
Cómo elegir. Agrupar de menor a mayor dificultad: ropa, libros, documentos, misceláneas, fotos y recuerdos
La forma. Aunque lleve tiempo, conviene hacer toda la purga de una sola vez, no en varias sesiones
El orden. Agradecer antes de soltar: así se cierra más fácilmente la relación con los objetos