¿Por qué salen manchas amarillas en las almohadas y cuándo es hora de cambiarlas?
Descubrí por qué se decoloran y cómo evitar que los almohadones se deterioren
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Las almohadas son parte esencial de nuestro descanso, pero con el tiempo es común notar que se manchan de un tono amarillento. Aunque a simple vista puede parecer solo un problema estético, en realidad estas marcas pueden ser una señal de desgaste y falta de higiene que afecta tanto tu comodidad como tu salud.
Una buena higiene en la ropa de cama es clave para mantener un descanso saludable, ya que las almohadas están en contacto constante con nuestra cara y vías respiratorias. Sin embargo, muchas veces no les damos el cuidado que necesitan ni sabemos cada cuánto tiempo conviene reemplazarlas.
Las manchas amarillas aparecen principalmente por la acumulación de fluidos como sudor, saliva, grasa del cabello o restos de maquillaje. Dormir varias noches sin funda protectora o retrasar los lavados también contribuye a que el material absorba humedad y pierda frescura.

Además de lo visible, estas manchas suelen ir acompañadas de acumulación de bacterias, ácaros y hongos, lo que puede detonar problemas como alergias, acné, resfriados frecuentes o irritaciones en la piel.
Cómo evitarlas y cuidar tus almohadas
No todas las almohadas requieren el mismo cuidado, pues depende del material de relleno. Algunas recomendaciones prácticas son:
- Usar fundas dobles o removibles: se lavan con facilidad y protegen el relleno.
- Cambiar fundas con regularidad: al menos una vez a la semana.
- Revisar la etiqueta de lavado: almohadas de plumas naturales no deben mojarse, mientras que las de memory foam solo permiten limpieza superficial.
- Mantener buena ventilación en la habitación: reduce humedad y proliferación de microorganismos.
- Lavar en lavadora solo si el fabricante lo indica: muchas almohadas sintéticas lo permiten con programas suaves.
Si ya tenés manchas amarillas, podés intentar removerlas con bicarbonato o detergentes para ropa delicada, pero lo más efectivo es la prevención con fundas lavables.

¿Cuándo es hora de cambiar de almohada?
Incluso con buenos cuidados, las almohadas no duran para siempre. Una técnica sencilla es doblarla por la mitad: si no recupera su forma original, es momento de buscar un reemplazo.
En promedio, los especialistas recomiendan que un adulto cambie su almohada cada 6 a 12 meses, mientras que en niños y adultos mayores puede ser necesario hacerlo cada 4 a 8 meses. Además del tiempo, hay señales claras: si tu almohada perdió firmeza, huele mal, provoca molestias en el cuello o ya no recupera su forma, es mejor invertir en una nueva.
Invertir en una buena almohada no solo mejora tu descanso, también evita problemas de salud relacionados con la mala postura o la acumulación de ácaros y bacterias.
Por Carolina Araujo
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