El secretario de Culto cumplirá diez días en el Vaticano para mostrar cercanía del Gobierno con el Papa
Nahuel Sotelo viajó a Roma para acompañar y ponerse a disposición de la Santa Sede mientras Francisco sigue internado; el funcionario argentino termina mañana su misión
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ROMA.- Con perfil bajo y gran reserva, el secretario de Culto y Civilización del gobierno de Javier Milei, Nahuel Sotelo, culmina este martes una misión de diez días al Vaticano que tuvo un fin muy claro: demostrar cercanía de la actual administración con el papa Francisco -internado desde hace 25 días con neumonía bilateral y pronóstico reservado-, acompañarlo en este difícil momento, que ahora parece ser de recuperación, y ponerse a disposición, según pudo saber LA NACION de fuentes informadas.
Con ese objetivo, Sotelo, de 30 años y católico practicante -que ya había sido recibido en audiencia oficial por el Pontífice en octubre pasado-, tuvo una reunión la semana pasada con el número tres del Papa, el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, en el Palacio Apostólico del Vaticano. Junto al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, Peña Parra es uno de los pocos altos prelados del Vaticano que hasta ahora pudo acceder al policlínico Gemelli para ver a su jefe máximo.
Sotelo dio cuenta de esta entrevista en un posteo en su cuenta personal de Instagram. “Le hicimos saber el acompañamiento de nuestro gobierno a la difícil situación por la que atraviesa el Papa Francisco, acción que agradeció en nombre del Vaticano”, escribió el secretario de Estado. “Al contrario de lo que han dicho algunos medios y periodistas, hemos estado presentes y a disposición desde el primer momento. Pero hemos optado por preservar el respeto, la prudencia y la verdadera intención y acompañamiento de recuperación al Santo Padre. Respeto y prudencia que seguiremos manteniendo. Seguimos rezando por él”, añadió. Y sumó: “En la parte personal, esta misión es una misión muy especial que mueve muchos sentimientos y golpea en lo central de mi fe al igual que de muchos ustedes. A aquellos que creen, aprovechemos este inicio de Cuaresma para rezar por la salud y las intenciones del Papa argentino, el Papa Francisco”, concluyó.

Fue el único posteo de Sotelo en sus casi diez días en Roma, en los que, por orden de la Casa Rosada y de la Cancillería, se dedicó a manifestar esta cercanía al Papa haciéndose presente no sólo en el Vaticano, sino ante la pequeña comunidad argentina de esta capital. Participó de la misa que suele haber todos los primeros domingos del mes en la Iglesia Nacional Argentina “Santa María Addolorata”, organizada por el rector del Colegio Sacerdotal argentino, Fernando Laguna, que en esa ocasión fue celebrada por el monseñor argentino Guillermo Karcher, vicejefe de protocolo de la Secretaría de Estado del Vaticano.
También estuvo en un rosario por la salud del Papa que la comunidad argentina rezó la semana pasada ante la estatua de San Juan Pablo II que se levanta en la entrada del hospital Gemelli, un lugar que se ha vuelto meta de peregrinación de todos aquellos fieles que quieren demostrarle su afecto y cercanía al Papa. Allí se van acumulando velas, cartas, dibujos y mensajes con deseos de pronta recuperación para el papa del fin del mundo.
Sotelo mantuvo reuniones, además, con prelados argentinos que trabajan en “ministerios” del Vaticano. Se entrevistó con el monseñor santafesino Lucio Adrián Ruiz, número dos del Dicasterio para las Comunicaciones; y con monseñor Alejandro Bunge, juez del tribunal de la Rota Romana. “El secretario de Culto vino el viernes junto al embajador ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, y también estuvo con el decano del Tribunal de la Rota Romana, su excelencia Alejandro Arellano Cedillo, español, que estuvo honrado de recibirlo y le dedicó media hora, que en tiempos romanos es una audiencia imprevista y bien tratada”, contó a LA NACION Bunge. “La visita me mostró a un hombre lleno de afecto y oración por la situación del Papa, que muestra la cercanía del gobierno argentino al momento difícil que se está viviendo en la Santa Sede”, añadió este prelado, que conoce bien a Jorge Bergoglio desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, ya que trabajó cerca de él durante siete años como vicario judicial del tribunal interdiocesano.
Sotelo también se hizo presente ante religiosos argentinos que viven en Roma: estuvo con frailes franciscanos, con hermanas del Huerto y en la sede de las Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, la congregación argentina que la Madre Camila Rolón fundó con la primera Casa en 1880 para huérfanas, pobres y abandonadas.
En línea con la política de austeridad y prefiriendo no aparecer en los medios “porque lo importante son los hechos”, según trascendió desde su entorno, Sotelo se alojó en el cuarto de huéspedes de la residencia del embajador ante la Santa Sede de la via della Conciliazione, muy cerca de la Basílica de San Pedro.
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