En febrero abrió Misty, un café de especialidad sobre Avenida del Libertador cuyo espacio pone en foco las texturas, las curvas y los detalles hechos a mano.
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“Camila, me encanta lo que hacés y quiero que seas vos”, le dijo Jazmín Altarriba (dedicada al rubro gastronómico) a la arquitecta Camila Monge para convencerla de llevar adelante la obra de Misty Café, un proyecto que encaró con su socia y amiga de toda la vida, la pastelera Sol Maestripieri.

“Todo empezó con ese mensaje de Instagram. Para mí y mi equipo, esta es nuestra primera experiencia haciendo un local. Yo hago remodelaciones mayormente en departamentos, un rubro nada que ver, así que me encantó el desafío. Pero tengo que decir que mi amiga y colega Martina Canale fue fundamental. Juntas investigamos y lo sacamos adelante, pero ella se puso al hombro la dirección de obra”, nos contó Camila.
Antes, la fachada era completamente vidriada. En su nuevo diseño, la arquitecta Camila Monge buscó darle más privacidad, sin perder luz natural.
Todo fluye
Desde el primer momento, la relación entre Camila, Sol y Jazmín fluyó. Pero eso es casi una premisa con la que Monge elige las obras que encabeza. “El buen vínculo con los clientes y el trabajo en equipo son cruciales. Si eso no está, la obra no funciona. Me parece importantísimos escucharlos, conocerlos, hasta por cómo se visten“.

Jazmín y Sol siguieron la obra paso a paso. “Cada visita era una emoción para las tres, con lágrimas y todo, especialmente cuando veían cómo el café iba tomando forma. Siempre les decía que me esperaran, para entrar juntas y ver sus reacciones”.

“Es una satisfacción ayudar a los clientes a concretar su proyecto y que lo hagan propio. Puedo guiar, pero la decisión final siempre está en ellos”.

Tiempos artesanales
Las dueñas no tenían apuro en abrir, lo que resultó una ventaja para el equipo de Camila, enfocado en los procesos artesanales. “Me dí cuenta de que es el camino por el que quiero ir. Lo bueno de trabajar con productos hechos a mano es que tenés más chances tanto de jugar como de ser más precisa”, enfatiza la arquitecta.

“Para los cielorrasos, íbamos midiendo y probando cada día hasta encontrar la curva perfecta. Fue un trabajo enorme moldear la placa de yeso para lograr esa forma como de víbora”.

Para Jazmín y Sol, la apertura de Misty significa un proyecto de vida, por lo que decidieron respetar cada etapa del proceso. “Enseguida me di cuenta de que no querían nada de estilo industrial, sino algo orgánico, sensible y artesanal. Y lo artesanal lleva su tiempo. Ellas lo entendieron porque querían que todo quedara perfecto”.

Una vez que retiraron los grises de las paredes de lo que había sido un local de objetos de decoración, empezó la búsqueda de color. El objetivo fue buscar tres tonos centrales y alineados entre sí.

La barra
Una de las primeras veces que la arquitecta visitó el local, planteó la idea de montar una barra central, lo que implicó buscar una doble altura achicando el entrepiso, donde ubicaron la cocina hecha de cero y a tope. “No colocarle cerámicos a la barra fue una decisión, porque Jazmín y Sol querían intervenirla". Así, comenzaron la búsqueda de artistas e hicieron algunas pruebas, hasta que Camila les ofreció hacerlo personalmente.

“Las primeras dos flores que dibujé quedaron distintas a las demás, pero<b> </b>no las corregí, es parte del rastro artesanal. Me animé a dejar mi huella en la isla de café”.

Foco en los detalles
El equipo de Camila está acostumbrado a un exquisito nivel de detalle, propio de las refacciones que suelen hacer en casas y departamentos. Esta manera de trabajar sorprendió gratamente al marido de Jazmín: “¡Quedó anonadado!”, dice la dueña.

“El equipo abre mis planos y sufre por la cantidad de ‘cosas raras’, pero después se enganchan. En cada proyecto, busco que me propongan y se animen. Lo que logran es realmente impresionante”.
Una de las ideas fue colocar semiesferas en algunas paredes y techos del sector rosado. Con su equipo se tomaron el tiempo de estudiar cómo hacerlas y cómo aplicarlas luego. “Se me ocurrió comprar moldes de silicona, como los que se usan en pastelería. Así fue como hicimos una fábrica, no de chocolates, sino de bombones de yeso. Fue muy divertido el proceso”.

Los dibujos hechos con llana, por otro lado, fueron bastante difíciles de lograr. “Hicimos varias pruebas, porque la superficie curva no ayudaba. Era difícil ‘abrazarla’ con esa herramienta rígida”, explica Monge.

Muchos comentan que entrar a Misty es como estar en otro mundo. “Me gusta viajar y ver cosas nuevas todo el tiempo. Justo el año pasado, mientras estábamos con el proyecto, viajé tres semanas a Grecia. Soy muy fanática de la Antigüedad clásica y siento que todo confluye en este local“.

“Si hablo de mi equipo, me quedo corta. ¿Qué más lindo que la mano del hombre? Es otra la sensación la de entrar a un espacio así. Valoro mucho el oficio, el tiempo y los procesos manuales, es por esto que quiero agradecer especialmente a Migue, Tito, Ariel, Ricky, Bernardo, Joahn, Nico, Sergio, Jorge, Juan, Dani, Gaby, Walter, Juan y Rubén por ‘la garra’ que le pusieron para aprender y lograr todo lo que nos propusimos en este proyecto", concluye Camila, agradecida.
- Misty Café. Av del Libertador 16772, San Isidro. Abre todos los días (excepto los martes), de 8 a 19.
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