Encontrando claridad en un diseño abierto a la luz que le ofrecía el terreno, una arquitecta nos cuenta cómo enfrentó el desafío de diseñar la casa propia.
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“No puedo diseñar sin un cliente, sin alguien que me cuente sobre sus necesidades”, confesó la arquitecta Sabrina Nerguizian, participante de Experiencia Living 2025, cuando se enfrentó al reto de proyectar la suya. Por eso, lo primero que hizo fue sentarse con su marido y preguntarle qué quería.

“Mucha luz, grandes ventanales, doble altura”, fueron sus pedidos innegociables. A partir de esas premisas y con la visión compartida de que todos los espacios fueran usados y ningún rincón quedara relegado, surgió el hogar en el que hoy viven con sus dos hijos.
Construí mi casa hace seis años. No queríamos algo de tendencia, así que fuimos por un gusto personal, práctico y clásico. Creo que eso es lo que la hace atemporal.”
— Arq Sabrina Nerguizian, dueña de casa

Sin presiones
La morfología de la casa nació durante una noche de bosquejos, cuando logró liberarse de la presión de que ese proyecto la representara profesionalmente. “Pensé que, tal vez, más adelante habría otra, y así me saqué ese peso de encima”, recuerda.

Con la distribución definida y la luz como protagonista, la organización giró en torno a un patio central, que articula el recorrido y conecta cada espacio con el exterior.
Cocina integrada

La isla incluye una pequeña barra. “En el día a día, es más un lugar de paso que de reunión, pero para los chicos es más importante: allí desayunan o les sirvo una comida rápida durante la semana”

“El objetivo principal fue que quien cocina estuviera integrado con lo que pasa alrededor. Pero también cuidé la estética, por eso decidí ocultar los artefactos y electrodomésticos”.

En torno al patio

“Tenemos dos hijos chicos que pasan la mayor parte del tiempo en el playroom que balconea al living-comedor. Me pareció una buena solución para que tuvieran su propio espacio sin estar aislados”.

La vegetación en el patio interno crea la sensación de una pequeña selva, es un oasis en el medio de la casa. “Diseñé todo el paisajismo, elegí cada planta en el vivero y lo fui armando muy de a poquito”, asegura Nerguizian.

En planta alta, el playroom, que balconea al living-comedor, se convierte en la extensión natural del espacio de los chicos.

Mismo lenguaje
Los baños comparten los mismos materiales y terminaciones. “La idea es que, sin importar en qué rincón estés, todo se sienta parte de la misma casa”.


Licencia de color

“Como nuestro cuarto es grande y muy luminoso, le sumé gris para contrastar con la madera y los artefactos de iluminación. Elegí mesas de luz y el laqueado de la cabecera en el mismo tono para lograr armonía”.

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