Chule Bernardo plasmó su conocimiento sobre ambientación de eventos en un proyecto de vital importancia personal: convertirlo, rápidamente, en hogar para uno y para cinco.
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Los caminos a veces son sinuosos. El de Chule Bernardo, sin embargo, parecía estar definido: DJ desde hace veinte años y dueño de la empresa de eventos Sarapura, tenía al interiorismo como un segundo amor, algo que hacía para gente querida valiéndose de sus estudios en Diseño de Interiores y de la experiencia de su amigo Eugenio Aguirre y de su tío Sebastián Salazar (al frente de Salazar Casa). La pandemia precipitó las cosas, y esas obras de cariño y cortesía se multiplicaron. Remodelaciones, oficinas y residencias... Esta, por caso, es su última intervención, y la que muestra que sus amores van todos primero.

“Preferí generar un espacio más para cuando vienen los chicos antes que un comedor que, con suerte, iba a usar 20 minutos al día”, dice el dueño sobre el ambiente donde está la tele.

Para recibir con alegría
Si bien el departamento estaba listo para habitar gracias a una profunda reforma que había llevado a cabo el estudio Zunino + Grillo, acondicionarlo era todo un desafío: la mitad del tiempo debía ser un buen lugar para estar solo y, la otra mitad, un sitio confortable y cálido para compartir con sus hijos. Su nuevo dueño trajo muebles, luces y se ocupó de la ambientación general.

Estando recién separado, si hay algo que no podía permitir es que esta casa fuera un bajón.”
— Chule Bernardo, DJ, ambientador y dueño de casa

Chule hizo una casa que se expande cuando vienen sus hijos. Su escritorio, por ejemplo, se convierte en un comedor para ocho con solo acercar las sillas distribuidas por los ambientes.
Con clima de hogar

“Me gusta generar el clima de hogar: a los dos meses de separarme, esta casa estaba tal como se ve hoy”.

“No creo en el concepto de diseño masculino o femenino. Para mí, los espacios deben alojar a todos”.
Donde descansa uno, descansan 5

El sistema de iluminación se activa al caer la tarde. “Quise evitar eso de entrar y ver en la penumbra el brillo de la computadora porque ya oscureció y nadie se dio cuenta de encender las luces”.

Se optó por mantener la paleta de grises y azules que venía con el departamento. “Yo soy muy de estos colores; los tonos claros me gustan más para el fin de semana”.


El toilette que se generó en la reforma previa a la llegada del nuevo dueño, con las conexiones a la vista. El espejo refleja una acuarela del artista Gustavo Aimar colgada en el pasillo distribuidor.

En la suite, dos alas metálicas traídas de Londres coronan la cabecera de la cama (María Victoria de las Carreras) vestida con géneros naturales (Ramos Generales).

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