Con el objetivo distinguirla del resto por el mismo hecho de que la representarla a ella y a su familia, diseñó una vivienda práctica y con una estética de fuerte personalidad.
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Cuando la arquitecta Cony Albero, socia del estudio Arq.dco compró junto con su marido el terreno donde hoy viven con sus hijos de 11 y 13 años, allí había una casa con la que no se sentían identificados. Hicieron cálculos, midieron consecuencias y decidieron demolerla, dejando apenas dos paredes.
Querían una casa práctica para compartir en familia sin perder el espacio de cada uno. Pero además, Albero buscaba que su hogar no se pareciera a ninguno. Con su experiencia, delineó una original propuesta basada en solo tres tonos, juegos de claros y oscuros y una iluminación que sale de lo común.
Un proyecto único, a todas luces

“En la escalera busqué la ausencia de luz natural para destacar la línea iluminada que la recorre como una baranda. Es un espacio que tanto puede ser protagonista como pasar inadvertido”.

Jugar con lo inesperado

El cielo raso más bajo, blanco, contrasta con los perfiles estructurales de hierro y marca la circulación.

“Trabajamos con gris muy claro –casi blanco–, negro y madera, pero buscamos brillos, texturas y ritmos que salieran de lo esperado, con focos de atención que descolocaran un poco”.
Puente con estilo

El pasillo de circulación de la planta baja retoma el negro para las paredes, en este caso, con un trío de cuadros blancos como corte. Por allí se llega al escritorio, el toilette y el lavadero.

Sabiendo de antemano que en el día a día el lavadero quedaría con la puerta abierta, se buscó que fuera tanto funcional como atractivo. En los módulos flotantes embutieron perfiles con difusor para cinta de led; también tomaron de allí los barrales de colgado.
Con una cinta de luz, la arquitecta cumplió la misión de generar un foco de atención en un toilette con mucho negro.
Espacio de trabajo

La pared del escritorio repite el revestimiento ranurado del living. El equipamiento (Arq.dco) combina módulos en altura pintados de ‘Gris Emblemático’ (Alba) con la mesa enchapada en kiri teñido.
Visión del proyecto
En este gran ambiente social que integran el living, el comedor y la cocina se luce la visión del proyecto: los tres tonos en juego, la textura que distingue (la trama ranurada se llevó también al cielo raso) y la luz usada como material.

Mesa enchapada en incienso con base de hierro rodeada por sillas de patas negras y fundas blancas. Lámpara colgante ‘Gyon Line Suspendido’ (Lucciola).

La otra cara del mueble enchapado en melamina ‘Gaudí’ (Faplac) suma espacio de guardado en la cocina y funciona como estación de desayuno, para que los pequeños electrodomésticos no ocupen lugar en la mesada.
Generoso jardín
En el fondo del jardín, diseñado también por el Estudio, armaron un sector de living. Junto a la pileta revestida con venecitas, instalaron una ducha exterior (FV).

Para la galería y el solárium eligieron piso atérmico blanco. Solo cambió el formato: alargado uno, de 1x1 el otro.
Salir de lo típico

“Una vez definida la combinación de la madera y los espejos, busqué lámparas con carácter. Quería que ‘bajaran’ con fuerza, que salieran de lo típico”.
La ropa de cama también es una creación del Estudio. El banco de kiri teñido con patas de hierro transforma por completo el sector junto a la ventana, que tiene persianas americanas negras de aluminio (Hunter Douglas).
Espejos como respaldo para las mesas de noche, de diseño diferente, pero ambas de madera pintada con laca negra y patas de hierro (Arq.dco).

El baño principal tiene una ventana oscilobatiente de chapa negra que, desde afuera, resulta el único detalle de la fachada lateral ciega. Permite la entrada de luz, pero preserva al máximo la intimidad.
Saber escuchar

En el cuarto de Oli, modular flotante y escritorio enchapados en kiri teñido (Arq.dco). En la pared cabecera, mural encargado especialmente a Enamorada del Muro.
“Si bien hay elementos compartidos con el resto de la casa, cada uno de los chicos participó en el diseño de su espacio. Me encantó escucharlos para crear juntos”.

En el cuarto de Mateo, mural (Fase 1) con una franja roja, mismo color elegido para la silla. El rojo fue el hilo conductor: se destaca recorriendo el mural y sigue en la silla de escritorio.
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