Es clave una mejor caracterización que muestre cómo los patrones de actividades físicas pueden afectar a la salud
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Muchos estudios han demostrado los beneficios que tiene el ejercicio en la salud de las personas. La Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, señala que hacer un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física moderada o fuerte (MVPA) disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido recomienda que el MVPA se distribuya “de manera uniforme durante 4-5 días a la semana o todos los días”. Sin embargo, no todas las personas tienen esa cantidad de tiempo para ejercitarse día a día.
Los datos recientes sugieren que concentrar la mayoría de MVPA dentro de uno o dos días de la semana (guerrero del fin de semana) es común y puede tener beneficios similares a la actividad más regular.
De hecho, un estudio publicado en Circulation y realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts concluyó que, comparado con la inactividad, la actividad física de los guerreros del fin de semana, medida con acelerómetros de muñeca, se asocia con un menor riesgo de 264 enfermedades futuras.
“La actividad del guerrero del fin de semana se asoció nuevamente con riesgos comparativamente más bajos de fibrilación auricular incidente, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular en comparación con una actividad física más uniformemente distribuida que se adhiere a las pautas”, explica el estudio.
El análisis también señala que, por la relación entre los factores cardiometabólicos y las enfermedades cardiovasculares, es clave una mejor caracterización de cómo los diferentes patrones de actividades físicas pueden afectar a la salud general de las personas. Esto puede ser útil para informar los esfuerzos futuros destinados a aprovechar la actividad física para mejorar la salud pública.
Algunas limitaciones que señala el estudio son: que se trata de un análisis observacional, por lo que no es útil para inferir relaciones causales. En segundo lugar, la actividad física se evaluó durante una sola semana, por lo que los participantes pudieron haber alterado su comportamiento durante la observación.
Asimismo, los autores reconocen que la precisión para las condiciones individuales es probablemente menor que las definiciones específicas de enfermedades seleccionadas que se basan en múltiples fuentes, que son poco prácticas para desarrollar y aplicar en todas las condiciones.
“Ambos patrones de actividad física tenían asociaciones particularmente prominentes con un menor riesgo de condiciones cardiometabólicas. Se justifican estudios futuros para evaluar el valor potencial de las intervenciones de actividad física concentrada para mejorar la salud pública”, concluye el artículo.

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