Atrapan a un presunto abusador serial que atacó a ocho mujeres en Rosario
ROSARIO. Un supuesto violador serial que cometió al menos ocho ataques sexuales desde enero de este año fue identificado a través de un fotofit por las víctimas, todas jóvenes a las que el agresor sexual les robó antes de abusar de ellas.
Las mujeres coincidieron en que se trata de un hombre robusto, aunque no alto, que se movilizaba en una moto negra con caja de reparto. El último ataque se produjo anteayer, a metros de la Facultad de Medicina. Sus testimonios permitieron afinar la descripción del depravado. Y ayer al mediodía, un hombre de 33 años cuya fisonomía calzaba a la descripción con la de aquel identikit fue atrapado en Pasaje Manso y Ovidio Lagos, en la zona sudeste de esta ciudad.
Luego de que el Ministerio de Seguridad difundiera cómo sería el rostro del supuesto violador se incrementó la cantidad de mujeres que contaron, varias de ellas en los medios de comunicación de la ciudad o a través de alguna de las redes sociales más populares, alguna experiencia vivida a manos de un hombre que responde a las características del agresor serial descripto.
Fuentes de la Fiscalía de Rosario señalaron a LA NACIÓN que la fiscal de Delitos Sexuales Alejandra Raigal tiene al menos "ocho hechos confirmados en dos periodos, que van desde los meses enero a julio, de los cuales tres fueron con acceso carnal", mientras que los demás resultaron ser lo que el Código Penal califica como abusos simples. En más de la mitad de los hechos, según voceros del caso, las víctimas fueron obligadas por el depravado a practicarle sexo oral.
Según los investigadores judiciales, "la mecánica se repite en los ocho hechos". Dos de ellos fueron en la calle y los restantes en comercios. "Su modus operandi consta de ingresar en los negocios y ofrecer un eventual servicio de seguridad o manifestar un interés por algo en especial; luego se retira y en la gran mayoría de los casos realiza una segunda consulta, en la cual ya se acerca y aborda a sus futuras víctimas" y, tras robarles, las encierra y las somete, revelaron fuentes de la Fiscalía.
Por la descripción física que las víctimas dieron en la Fiscalía de Rosario el atacante sería "una persona robusta, de entre 1,65 y 1,70 metros de altura, aproximadamente, tez trigueña, de unos 25 y 30 años". El sospechoso detenido ayer al mediodía –identificado solo como C.R.J.– respondía a la perfección a esa descripción.
El miércoles se conoció, a través de los medios de comunicación, el caso de Sofía, una chica atacada por un sujeto que circulaba en moto y que ingresó en una librería de zona sur el 20 de mayo pasado.
La empleada de ese local, según reveló el Canal 3 de Rosario, estaba sola atendiendo cuando el hombre entró para consultar por un disfraz para su hijo. Luego amagó con irse, pero volvió a ingresar con la excusa de querer comprar, también, un gorro.
"Me amenazó con un arma, me puso de espaldas y me ató para sacar la plata", relató Sofía, que a continuación aportó detalles del abuso sexual sufrido. Dijo que el hombre intentó sacarle la ropa y que comenzó a tocarla mientras ella le pedía que se fuera.
"Quedé en shock", dijo la joven, y agregó que había llamado a la comisaría 15ª, que queda a unos pocos pasos del comercio, pero que no había obtenido una rápida respuesta. Su madre llegó primero al local para desatarla y asistirla.
Otra víctima, propietaria de una veterinaria de San Nicolás al 300, relató la semana pasada al diario rosarino La Capital el ataque sufrido. Contó que ella había conseguido zafar de las ataduras que le había hecho el sátiro y que, entonces, reaccionó y pudo ponerlo en fuga con una tijera. Incluso conmocionada por lo ocurrido, y con el acompañamiento de su hermana, comenzó una campaña que la llevó a contactarse con otras víctimas con el objetivo de hacer público lo que ocurría desde hacía meses para alertar a otras mujeres, potenciales víctimas.
En las redes sociales comenzaron a aparecer más casos de mujeres que dicen haber sido abusadas por el mismo sujeto.
Jorgelina, una de ellas, publicó en la web: "Yo lo pude resolver porque tengo 42 años y sé cómo sacarme un tipo de encima. Pero una piba de 19 o 20 años no lo puede hacer. Hablando con la familia de la chica me di cuenta de que es la misma persona que me atacó. La misma. Y si alguien no lo detiene, si alguien no le pone freno, le va a seguir cagando la vida a otras mujeres".
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