Lo buscaban para asesinarlo y le mataron al hijo
ROSARIO.- Un chico de 12 años fue asesinado de un disparo en la cabeza, luego de que un presunto sicario intentara matar a su padre, que resultó gravemente herido en el pecho. El menor estaba en la puerta de su casa y a su papá lo buscaban desde el miércoles pasado para ejecutarlo.
La moto estacionó en la calle Mapic al 6200, en La Lagunita, donde esa calle de tierra, con las zanjas llenas de agua, estaba cubierta de barro tras la lluvia de la tarde del sábado. Eran las 19, y esa zona del sudoeste de Rosario estaba desierta, por el clima lluvioso y ventoso y por la cuarentena.
El de la moto tocó a la puerta de una casa. Y cuando el inquilino salió para ver quién era, el motociclista, que tenía el casco puesto, sacó un arma de la mochila que llevaba contra el pecho y le apuntó a la cabeza. La víctima, Pedro Varela, se abalanzó sobre el agresor y durante unos segundos, según el relato de los vecinos, se trenzaron en una lucha en el barro, en pugna por el arma.
En medio de la pelea se escuchó un disparo; el proyectil dio en la cabeza de Lucas Varela, de 12 años, el hijo de Pedro. El chico se desplomó y su padre -según relató más tarde- abandonó la pelea para ir en ayuda de su hijo. En ese momento el sicario le disparó en el tórax y aprovechó para huir en su moto.
Padre e hijo fueron trasladados al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA). El menor falleció ayer a la mañana como consecuencia de la herida que le provocó el balazo que recibió en el cráneo. El disparo atravesó la cabeza de Lucas. Su padre se encontraba internado en el área de cuidados intensivos en estado grave, producto de la herida de la bala que le atravesó el pecho.
El miércoles pasado, dos supuestos sicarios habían ido a buscar a Varela a una casa que está en un pasaje a tres cuadras de su vivienda, según contaron a LA NACION fuentes de la investigación. En ese hecho dos personas resultaron heridas de bala cuando dos hombres en moto tocaron a la puerta y preguntaron por Varela.
Esa vez los atendió Daniela G., la cuñada de Pedro, que les dijo que este hombre no vivía allí. En la casa estaba Joel Mansilla, de 33 años, a quien, cuando los agresores lo vieron, comenzaron a dispararle. Los vecinos identificaron a los atacantes como los hijos de un hombre al que llaman el Cordobés, quienes estarían en conflicto con la familia de Varela por la venta de drogas. Mansilla recibió un tiro en el pecho y una bala rozó el hombro de la mujer.
El de Lucas Varela es el segundo homicidio en Rosario en lo que va del mes. Pero este año, según un informe elaborado por el Ministerio Público de la Acusación y el Observatorio de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad, se produjeron 66 asesinatos en Rosario. De ellos, 57 se concretaron en las calles, que desde el 20 de marzo están desiertas por el Covid-19.
Casi el 60% de los asesinatos está vinculado a la economía ilegal y a organizaciones criminales dedicadas al narcomenudeo. El 80% fue ejecutado con un arma de fuego y el 70% de estos crímenes fueron planificados.
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