
Violencia de género
Entrá a la guía de servicio y encontrá los tips de los expertos sobre cómo prevenir, actuar y encontrar ayuda frente a este problema.
Una mujer de 76 años que padecía Alzheimer fue hallada sin vida en su departamento del barrio de Balvanera. La policía detuvo a su hijo, de 44 años, como sospechoso de haber provocado su muerte.
Los vecinos del edificio, que oyeron gritos de pedido de auxilio horas antes de que se constatara el deceso de la mujer, afirmaron que la víctima era golpeada por el hombre con asiduidad y contaron que ya habían realizado unas treinta denuncias ante la comisaría de la zona por los maltratos físicos y psíquicos que sufría la jubilada. "Era una tragedia evitable", reflexionaron.
El trágico desenlace de la vida de María Estela Barreiro González no sorprendió en la cuadra de Pasco al 500. La noticia, "previsible" para algunos vecinos, llegó en las últimas horas del último sábado, cuando médicos del SAME arribaron al departamento 1° "K" de Pasco 559 y confirmaron que la mujer, que estaba sentada en una silla, había muerto. "Nadie reaccionó ante nuestros reclamos", se quejó Zulema Tolosa, que vive en la unidad contigua a la de la víctima.
Ante la posibilidad de que se tratara de un homicidio, ya que la mujer tenía golpes en el cráneo y algunos mechones de cabello habían sido arrancados de su cabeza, efectivos de la comisaría 6» se acercaron al departamento y detuvieron preventivamente al hijo de la víctima, Pablo Artaza, según dijeron a LA NACION fuentes de la investigación.
Aquella vecina reveló que el sospechoso tenía rasguños en los antebrazos, "como si su madre se hubiera querido defender" de un eventual ataque.
Tolosa contó que desde hace dos años, cuando alquiló un departamento en el edificio de Pasco 559, realizó decenas de denuncias contra Artaza por ruidos molestos y maltratos hacia su madre y el resto de los vecinos. Explicó a LA NACION: "Casi todos los días escuchábamos a Estela llorar desconsoladamente. También se oían golpes contra la pared y gritos. Él salía de la casa a exhibir sus genitales y nos amenazaba a todos. Vivía borracho y drogado".
La vecina dijo que los efectivos policiales que se acercaban le decían al hombre: "Pablo, andate a dormir, siempre la misma historia...", y se retiraban.
Contó que en varias oportunidades le preguntó a Estela Barreiro si su hijo le pegaba, "pero ella decía que él no le hacía nada". Y los maltratos, coincidieron todos los habitantes del barrio consultados, se extendían a la cotidianidad. Según las denuncias, la anciana vivía sucia, encerrada en una habitación y no se alimentaba correctamente.
Un mes atrás, Andrea González, que vive en otro inmueble de la cuadra, encontró a la jubilada, que padecía Alzheimer, con la ropa mojada en la puerta de su casa. Era común verla por allí, ya que la señora salía a pasear hasta la avenida Independencia y en su camino les pedía comida a los vecinos. "Me dijo que la había dejado así su hijo. Entonces busqué a Pablo, que estaba sentado enfrente tomando de una botella de champagne, y le avisé. Pero me contestó que ella no quería bañarse", relató la vecina a LA NACION.
Esa vez, cuando González llevó a la víctima hasta su departamento para resguardarla del frío, encontró el piso del comedor empapado, "como si le hubieran tirado baldazos de agua fría".
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción N° 31, a cargo de Susana Castañera, quien esperaba ayer los resultados de la autopsia para confirmar si se trató o no de un crimen y, eventualmente, indagar al sospechoso. Los vecinos de Barreiro reclamaban, en tanto, justicia por Estela bajo el lema "Ni una menos".




