Parador Ariston de Mar del Plata: dónde queda y cuál es su historia
Este hito de la arquitectura argentina y de la corriente modernista está abandonado desde 1993, pero existen proyectos para restaurar su estructura
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El Parador Ariston es un ícono de la arquitectura moderna en Mar del Plata. Diseñado en 1947 y abandonado desde principios de los años 90, se convirtió en un emblema de la ciudad.
Su estructura en forma de trébol flotante, elevada sobre pilotes, sigue principios de Le Corbusier y fue pensada como restaurante y sala de baile con vistas al mar. Desde hace algunos años se comenzó el proyecto de restauración que lo volvería a su viejo esplendor, por el que muchos argentinos se preguntan.
Parador Ariston de Mar del Plata: dónde queda
Esta joya arquitectónica está ubicada en la ciudad de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, en el barrio La Serena, sobre la ruta provincial 11, kilómetro 12, que comunica esa ciudad con Miramar. El edificio se erige sobre los acantilados de la costa atlántica, inconfundible para quienes transitan hacia el sur de la costa bonaerense.
Cuál es la historia del Parador Ariston de Mar del Plata
La obra fue diseñada y construida en 1947, respondiendo a un encargo pensado para ofrecer un lugar de reunión social y entretenimiento al borde del mar. Según la documentación oficial, el edificio fue levantado en apenas 60 días, un proceso constructivo inusual para la época, utilizando hormigón armado con losetas de lava volcánica para aligerar el peso de la estructura. Su forma elevada sobre cuatro pilares permite amplias vistas hacia el mar y una relación constante con el paisaje costero.
Se trata de una obra singular de la arquitectura moderna proyectada por Marcel Lajos Breuer, uno de los arquitectos más influyentes del Movimiento Moderno, formado en la histórica escuela Bauhaus de Alemania, junto con los arquitectos argentinos Carlos Coire y Eduardo Catalano.
Breuer, llegado a Buenos Aires invitado por la Universidad de Buenos Aires para dictar un curso en la Facultad de Arquitectura, asumió el proyecto en colaboración con Coire y Catalano, jóvenes arquitectos que habían asistido a su seminario. La propuesta se enmarca en los principios del Movimiento Moderno, con énfasis en la transparencia, la funcionalidad y la integración con el entorno.

Desde su inauguración, el Parador Ariston funcionó como lugar de encuentro social: un espacio para confitería, reuniones, danza y espectáculos sociales que se destacó en las décadas posteriores a su apertura por su arquitectura distintiva y su ubicación frente al océano.
Durante los años 70 y 80, sin embargo, el uso del edificio fue variando. Operó como confiterías, cafés y locales de entretenimiento —incluyendo una discoteca— que fueron modificando parcialmente su estructura original. Estos cambios, junto con el abandono progresivo, afectaron la integridad del diseño inicial.

A partir de 1993, el Parador Ariston quedó abandonado, con la estructura cerrada. Durante décadas, la corrosión marina, la exposición climática y la falta de mantenimiento aceleraron su deterioro, a pesar de que su valor arquitectónico y cultural seguía siendo reconocido por especialistas y comunidades de profesionales.
Declaración como Monumento Histórico Nacional y perspectiva de futuro
El reconocimiento formal de su importancia llegó con la ley N° 27.538, sancionada el 20 de diciembre de 2019, que declara al Parador Ariston como Monumento Histórico Nacional. Esta distinción apunta a proteger la obra como parte del patrimonio cultural argentino y a fomentar su preservación frente a los riesgos del abandono y la erosión del tiempo.
La inclusión en el régimen de monumentos históricos implica que cualquier intervención sobre el inmueble debe ser supervisada por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, asegurando que se respeten sus valores arquitectónicos y su contexto original.
En años recientes, impulsos provenientes de inversores privados y de actores vinculados al patrimonio arquitectónico se manifestaron para poner en valor el Parador Ariston y devolverle su función pública como espacio cultural, gastronómico o de interpretación arquitectónica. El interés por su recuperación refleja no solo la valoración estética de la obra, sino también su significación histórica como testimonio del modernismo en Argentina.
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