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El infarto agudo de miocardio dejó de ser un problema asociado únicamente a la vejez. Así lo explicó el cardiólogo Jorge Tartaglione en los estudios de LN+, al analizar el aumento de casos en personas cada vez más jóvenes, como ocurrió recientemente con el cantante Joaquín Levinton.
“Hace 40 años pensábamos que era un tema de gente mayor y hoy ya no es así”, afirmó, y vinculó este cambio con “la occidentalización, el cambio de vida y todo lo que nos pasa”, factores que incrementan el riesgo cardiovascular a edades más tempranas.
Según Tartaglione, uno de los principales problemas es la subestimación de los síntomas. Tartaglione advirtió que el infarto no siempre se presenta como el clásico dolor intenso en el pecho: “Muchas veces no se manifiesta como la ‘pata de elefante’, sino que puede aparecer en la mandíbula, en la espalda o con molestias atípicas”.
Por eso, recomendó no minimizar ninguna señal: “Cualquier síntoma que no sea habitual en el pecho o cerca, no dudes, salí rápidamente a un lugar de atención médica o llamá al 107”.
El cardiólogo también alertó sobre la automedicación y las diferencias en la presentación clínica entre hombres y mujeres. “La sintomatología de la mujer muchas veces se enmascara, queda en el medio”, explicó, y remarcó que “es mejor hacer una consulta de más y no arrepentirse”.
Tartaglione fue enfático al señalar que “el tiempo es oro” ante una obstrucción coronaria. Explicó que, cuando una arteria se tapa, la sangre deja de llegar al corazón, y el daño puede ser irreversible: “Entre las dos y las seis horas algo va a pasar; si pasan seis horas, es difícil recuperarse”.
En ese contexto, destacó el rol del stent, como el que le colocaron a Levinton: “Es como una manguera obstruida: el médico entra por la muñeca o la ingle, recorre las arterias del corazón y las destapa”. Recordó que este dispositivo fue desarrollado por el argentino Julio Palmaz y que “miles de personas hoy caminan por la calle con un stent”.
El especialista indicó que en la Argentina se producen alrededor de 100 infartos por día, y advirtió que “la mitad no llega al hospital”. Si bien aclaró que no es habitual que ocurra a los 35 años salvo causas genéticas, destacó que el infarto es “la sumatoria de los factores de riesgo”.
Entre ellos mencionó:
“No te quiero asustar, no te obsesiones, pero cuidate”, señaló, y subrayó que la actividad física y la buena alimentación son herramientas fundamentales de prevención.
Sobre el final de la nota, Tartaglione puso el foco en un aspecto muchas veces subestimado: la salud mental. “La angustia y la depresión son temas importantes”, advirtió, y explicó que no sentirse anímicamente estable es un factor de riesgo cardiovascular.
“Si tenés una presión en la boca del estómago que no sabés qué es, consultá, hablá con tu terapeuta, tu médico o un amigo, pero hablá”, recomendó.


