Se trata de un cambio en Ingresos Brutos que se trasladaría a precios, según analistas; empezará a regir en operaciones hechas a partir de enero 2026
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La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó una modificación en el cálculo para el pago de Ingresos Brutos que afectará a las operaciones de venta de autos y motos 0km. Una vez publicado en el Boletín Oficial, el cambio empezará a regir a partir del 1° de enero de 2026 e implicaría, según analistas, un aumento cercano al 8% en los precios de venta al público de las unidades nuevas.
“Hasta el 31 de diciembre, los concesionarios de venta de automotores continuarán pagando el impuesto sobre ingresos brutos sobre la diferencia de precio entre el valor de venta al público y lo facturado por la terminal automotriz. A partir de 2026, con la reforma aprobada por la Legislatura, el impuesto se calculará sobre el precio total de venta al cliente“, explicó el tributarista Sebastián Domínguez.
“Una modificación de este tipo debería haber sido acompañada por una reducción de la alícuota del impuesto”, añadió. La diferencia principal de esta modificación radica en el impacto en el valor del auto que pagarán los consumidores finales.

La alícuota del 10% se mantiene para la venta de autos, camionetas, utilitarios, vehículos automotores nuevos, motos y sus partes, piezas y accesorios, según se detalla en el artículo 18 de la Ley Impositiva. Al tener que calcular sobre el valor final y no sobre la diferencia, implicaría de forma directa un aumento en los precios de venta del 8%.
Por ejemplo, si una concesionaria adquiriera una unidad a una terminal por $50.000.000 y lo vendiera a sus clientes por $57.500.000, con el régimen actual debería abonar $750.000 en concepto de Ingresos Brutos. El cálculo se hizo sobre la diferencia entre ambos valores, pagando así la alícuota del 10% sobre esos $7.500.000 resultantes.
Con el nuevo régimen ya aprobado, se deberá calcular sobre el monto final ($57.500.000), por lo que el impuesto sería, en este caso, de $5.750.000.
“Además, el aumento de precios estará afectado por otros tributos como el IVA y el impuesto al cheque, entre otros. Si se consideran estos tributos y se busca mantener la misma utilidad bruta, el precio final al consumidor debería aumentar un 7,83%”, remarcó Domínguez.
“Lo que puede pasar es que la concesionaria tenga que absorber parte del costo de ingresos brutos si es que el auto no se vende. Esto demuestra que, cuando se dice que aumentan ingresos brutos a empresas o productores, termina impactando en el consumidor final que, además, no lo ve porque es un impuesto que no se discrimina", cerró el analista.






