Este modelo rescata la silueta de los monovolúmenes para conformar un vehículo familiar y urbano, que se destaca por la agilidad y el bajo consumo
Si bien la avalancha de utilitarios deportivos (SUV) de todos los tamaños parece no detenerse, Mercedes-Benz sigue apostando por vehículos familiares con carrocería monovolumen. Una silueta esta que muchos fabricantes han dejado de lado, pero que en realidad para no pocos usuarios puede resultar más práctica y amplia que un hatch (5 puertas) o un sedán (4 con baúl) compactos y, definitivamente, ocupar menos espacio y moverse con más agilidad en el tránsito urbano que un SUV. Estos conceptos son los que resume el Mercedes-Benz Clase B 200, que se lanzó en el país a fines de agosto último: un vehículo familiar, urbano, confortable, ágil y seguro. Probamos la versión Progressive, una de las dos (la más equipada) que conforma la línea con la Style de entrada de gama.
Este nuevo Clase B es como una continuación del Clase A, cuya cuarta y última generación data de 2018. Es obvio que MB aprovechó al máximo la plataforma, buena parte de la mecánica y la tecnología desarrollada para el A en el diseño de este flamante Clase B, que en la marca de la estrella clasifican como Sports Tourer, algo así como un "turismo deportivo". Sin ir más lejos, los frontales de ambos modelos (A y B) son idénticos. Ahí se destacan las ópticas de LED con tecnología High Performance rodeadas por las luces de circulación diurna (DRL) en forma de doble antorcha. En el lateral sobresalen la mayor distancia entre ejes que en el anterior Clase B (casi 3 cm), el techo más bajo y el bonito alerón con que remata el techo sobre el gran portón trasero (de apertura y cierre automáticos).
Esa mayor distancia entre ejes tiene un correlato directo en el amplio habitáculo del Clase B, en el que cuatro adultos pueden viajar con suma comodidad durante mucho tiempo y kilómetros. La habitabilidad está garantizada por la versatilidad de los asientos traseros (dividido en tres secciones en proporciones 40/20/40), que pueden rebatirse en forma independiente para pasar de un baúl de 455 litros a otro de 1450 L de capacidad para almacenar carga. Las butacas delanteras son un tanto angostas y tienen regulación manual, pero la posición de manejo es óptima.
El diseño interior también guarda el estilo innovador que inauguró Mercedes en el nuevo Clase A, con un destacado rol para los dos grandes display widescreen (de serie en el Progressive) de 10,25" cada uno. La pantalla que está frente al conductor contiene el instrumental completamente digital (configurable con diversos estilos e información) y la central, táctil, es para el avanzado sistema multimedia MBUX, que tiene capacidad de aprendizaje mediante inteligencia artificial para personalizar y configurar diversos elementos del auto. Además, se puede charlar con el vehículo mediante reconocimiento de lenguaje (Linguatronic) y si no, cuenta con un pad para manejar todo el sistema. Si nos aburre la iluminación ambiente, se puede cambiar (tiene 64 opciones), y si nos gusta el sol tiene un amplio techo panorámico dividido, con apertura en la parte delantera. El resto del equipamiento de seguridad y confort es muy amplio.
Bajo el afilado capot, el Mercedes Clase B 200 cuenta con un motor que hace culto del downsizing. Se trata de un 4 cilindros en línea (de origen Nissan-Renault en alianza con MB) de 1332 cc que, con turbocompresor e inyección directa, entrega una buena potencia de 163 CV a 5500 rpm y un par de 250 Nm (25,5 kgm) entre 1620 y 4000 rpm. Con la invalorable contribución de la eficiente y veloz caja de velocidades automática DCT del tipo de doble embrague de 7 marchas, el Clase B sorprende tanto por su capacidad de aceleración (0-100 km/h en 8,4 s; 0-400 m en 16,6 s) y recuperación (80-120 km/h en 6 s) como por su bajísimo consumo (7,5 L/100 km en ciudad y 6,3 L/100 km a 120 km/h). Una maravilla de agilidad en el tránsito y ahorro de dinero, para lo que cuenta con Start&Stop y modos de conducción Eco, Confort, Sport e Individual. No obstante, la autonomía está limitada por los 43 L del pequeño tanque de combustible.
Contar con un adecuado confort de marcha está entre los requisitos de un auto urbano y también en esto el Clase B es impecable, gracias a las suspensiones (McPherson delantera y de paralelogramo deformable atrás) que, por si fuese poco, ofrecen un excelente comportamiento dinámico, firme y aplomado en curvas y rectas. No se destaca en la prueba de frenada brusca: de 100 km/h a 0 necesitó 42 m, lo que resulta una distancia bastante larga para un auto premium. Eso sí, toda la gama incorpora el Active Brake Assist, ayuda automática con advertencias ópticas y visuales ante la amenaza de una colisión y que además incrementa la potencia de frenado si la respuesta del conductor no es la adecuada. Un detalle: mejor no pinchar un neumático, porque no tiene auxilio. El precio es de US$45.000.