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Nicolás Laprovittola con LA NACION: “Es nuestro momento en la selección, hoy somos los ‘dueños’, tenemos que hacernos cargo de eso”
Es una referencia dentro del conjunto nacional y uno de los jugadores más determinantes de Barcelona; la llegada de su hija Bruna, su estabilidad emocional y el desafío de Sarunas Jasikevicius
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MAR DEL PLATA.- Transmite paz. El tono de voz, las formas en las que explica cada detalle de su vida, de su vida. “Muchos Nicos a lo largo de toda mi carrera”, explica y suelta una risa que dice mucho. Deja sus zapatillas de entrenamiento a un costado de la silla del bar, se acoda en la mesa y charla, siempre lo hizo así porque no es amigo de las frases políticamente correctas. Luce distinto. No lo inquieta una derrota, no lo perturba un desafío importante, todo lo procesa con una calma perfecta. Nicolás Laprovittola, a los 32 años, parece haber encontrado su punto exacto de madurez y asume cada rol con sapiencia, con el lomo curtido, lo que le permite ser una de las piezas claves de Barcelona y una referencia en el seleccionado de la Argentina.
Un piano de fondo acompaña la cadencia de cada una de sus palabras. Bruna, su hija, aparece en la charla con LA NACION, y el brillo de sus ojos es diferente. Delfina, su pareja, lo llena de orgullo cuando habla de ella. Y fácilmente se advierte que ahí radica buena parte de este momento de pleno disfrute, algo que hace algunos años, cuando pensó en dejar de jugar al básquetbol, no se hubiera imaginado.
Una carrera intensa que comenzó en 2007, con una infinidad de experiencias, Argentina, Brasil, Lituania, España, NBA, España, Rusia, otra vez España. Deportivo Morón, Lanús, Flamengo, Lietuvos Rytas, Estudiantes, San Antonio Spurs, Baskonia, Zenit, Joventut de Badalona, Real Madrid, Barcelona. Y una aventura con el seleccionado argentino que incluye dos Juegos Olímpicos (Río 2016 y Tokio 2020), el Panamericano 2019, el subcampeonato del mundo de China… Un vértigo increíble que le permitió tomar enseñanzas y lo transformó en uno de los jugadores más importantes de Barcelona, tener un contrato a largo plazo y darle un poco de descanso a esa constante búsqueda de desafíos.
La charla transcurre luego del encuentro ante Bahamas, horas antes de la sorpresiva salida del Néstor García, un desenlace que nadie podía imaginarse. Ante este escenario, todos los referentes del plantel -incluido Laprovittola, claro- tomaron la determinación de no hablar, por el momento del tema, ya que el final del proceso se precipitó por motivos personales del entrenador.
-¿Cómo te sentiste en estas ventanas de eliminatorias?
-Fue como entrar en un equipo nuevo. Hay valores que traemos desde hace mucho tiempo, como el extra pase, el jugar duro, el presionar la pelota, el jugar juntos, el sacrificio, sentir la camiseta y el compromiso, pero la idea de juego va por otro lado. Son cosas nuevas, información nueva, hay conceptos nuevos, entonces, personalmente fue como entrar en algo diferente. Tuve un buen partido con Canadá, tuve aciertos desde el arranque, pero no fue lo mismo con Bahamas desde lo ofensivo. Estoy como encontrando el lugar. Es otra vez jugar con los chicos, con mis amigos, volver a jugar con Facu [Campazzo]. Si bien mi rol es parecido al que hice en toda la temporada en Barcelona, en la selección hay cosas diferentes a las que tengo que acostumbrarme. Y Néstor es diferente a otros entrenadores que tuve, entonces, es empezar a tener conocimiento de todo.
-Hay una mirada diferente sobre lo que vos o Facundo pueden darle a la selección, como mucha expectativa sobre ustedes, ¿podés darte cuenta? ¿es una presión? ¿preferís no detenerte en eso para que no sea una carga?
-Yo intento dejar que las cosas fluyan. Que sea lo que tenga que ser. Confío mucho en mi manera de resolver las cosas, por instinto más que nada. Trato de no pensar tanto, entiendo que eso me hace gastar tiempo y energía. Pero está claro que hay un vacío grande que dejó Luis [Scola]. Por eso con Facu, me parece que debemos asumir ese espacio. Había ya mucha expectativa sobre nosotros incluso cuando estaba todavía Luis en el equipo. Pero nuestro referente ya no está, por lo tanto, tenemos con Facu que hacernos cargo. El rol no es sólo dentro de la cancha, sino también afuera. Es un rol de liderazgo, de transmitir todo eso que Luis y otros nos enseñaron. Hoy es nuestro momento, somos “dueños” de esa responsabilidad, tenemos que hacernos cargo y tenemos que intentar llevar a la selección de una manera en la que compitamos a nivel mundial, porque es lo que se hizo durante los últimos 20 años y queremos seguir en ese nivel.
-Lo que lograron en China fue muy grande, tanto que parece que, no alcanzar ese mismo nivel, se transformó en una pesada mochila, ¿lo sienten de esa forma?
-Tenemos que mirar la realidad de cada jugador, de cada equipo… Generamos mucha expectativa para los Juegos Olímpicos de Tokio y no logramos cumplir el objetivo, no pudimos jugar bien y nos fuimos muy dolidos. Hubo muchas comparaciones con un subcampeonato que se ganó antes (Indianápolis 2002) y después se ganó la medalla de oro (Atenas 2004), entonces, todo el mundo esperaba que nosotros hiciésemos algo parecido y no lo conseguimos. Me parece que es una etapa nueva, con una dirigencia nueva, que ya lleva un año, un entrenador nuevo que lleva varias ventanas al frente, pero todavía no jugamos un torneo entero. No es el mismo el equipo sin Facu, sin Leandro [Bolmaro], sin Gaby (Deck), que con ellos, no es lo mismo un equipo con jugadores de Liga Nacional que con jugadores de Europa, entonces, las ventanas te dan partidos durante el año, competencia, pero nuestros primeros partidos fueron estos de esta ventana. Canadá fue muy duro, nos mostró dónde estamos parados y Bahamas fue un juego duro que nos permitió recuperar algunas buenas sensaciones. Esto nos permiten seguir trabajando, sostener lo que venimos haciendo bien, pero no hay que perder de vista que fueron nuestras primeras pruebas que nos dieron un parámetro para saber dónde estamos. La Americup es un torneo importantísimo para nosotros y creo que nos va a ayudar mucho a encontrarle la vuelta al juego que queremos.
-¿Qué análisis hacés de lo que pasó en esta primera experiencia con la selección en este nuevo proceso?
-En base a todas mis experiencias no me subo en ningún momento al hecho de que metí 30 puntos ante Canadá o a que fue mi mayor producción en un partido oficial para la selección. No me creo eso. Al final, dentro del juego el resultado no nos ayudó. Y me parece que lo que cuenta es lo que hacemos colectivamente. No me pongo mucho pensar en mí, sino en lo que el equipo puede logara, en que la bola corra de un lado para el otro, que la cancha se extienda, que podamos encontrar espacios para cada jugador.
-Se te advierte muy diferente, más calmo, como con otra confianza…
-Pasé por muchos Nicos diferentes. Pero esta calma la encontré sobre todo con mi hija, con la paternidad. Y después es que logré un contrato, por primera vez en mi carrera, a largo plazo. Encontré un lugar en el que confían en mí como jugador y como persona a la hora de estar en el vestuario, de liderar desde un segundo plano. Me siento querido y eso me da mucha tranquilidad para encarar los diferentes compromisos que se me presentan. Pero la llegada de Bruna me cambió la vida a mí y a mi familia. Siento que tengo todo lo que hubiera querido a los 32 años.
-Te jugaste una gran ficha al pasar de Real Madrid a Barcelona y te ganaste un lugar cuando eso es muy difícil, ¿fue uno de tus mayores desafíos?
-Todo lo que conseguí me lo gané, nadie me regaló nada. De chico me fui de mi casa, aposté por Brasil, después por Lituania. Siempre fui sin miedo a todos los lugares. Y este paso también lo di sin miedo, pero sí sé que había mucho ruido con el cambio. Pasar de Real Madrid a Barcelona no es usual. No le pasa a cualquier jugador o no es normal. Me lo tomé como un desafío importante y como otra oportunidad de mantenerme en ese nivel. Cuando firmé con Barcelona sabía que iba a tener un rol quizá terciario, que debía aprovechar cada oportunidad, cada momento de la temporada. Sabía que iba a haber un momento para mí, que debía estar preparado y bueno, se abrieron algunas chances por lesiones de algunos compañeros, por la rotación misma y estuve al pie del cañón para demostrar lo que podía hacer. Y entré a un lugar con un staff técnico, con Saras como cabeza de todo [Sarunas Jasikevicius] y con sus asistentes que me dieron mucho espacio. Ellos conocían mi juego, había enfrentado a Saras en Lituania con Lietuvos Rytas, también con el Madrid en Zalgiris, por lo tanto, ellos sabían cuál es mi manera de jugar, mi forma de defender, mi manera de resolver situaciones y querían tener un argentino en el equipo. Habían tenido a Leandro (Bolmaro) en la temporada anterior, que había explotado. Y bueno, confiaban mucho en tener un jugador argentino.
-¿Parte de tu desafío era tener un entrenador como Saras?
-Bueno, eso también traía ruido, no sólo el cambio, sino el cambio de entrenador, pero siempre digo que en este momento de mi carrera yo necesitaba un entrenador como Saras, que me apriete, que me putee, que me esté encima, que me haga reaccionar, que busque sacar lo mejor de mí. En otros lugares sacaron lo mejor de mí de otra manera, pero para el nivel de Euroliga, para llegar a una Final Four y pelear por esas competencias, yo necesitaba un entrenador así para poder explotar en mi juego. Claro que algunos le dan crédito a que me puso en la posición de 2, de escolta, pero esas son cuestiones tácticas. Yo me refiero a que necesitaba un entrenador de mucha exigencia, que parece un loco, que lo es. Pero yo estoy agradecido porque me dio la oportunidad, la confianza y sacó lo mejor que yo tengo.
-¿Por qué sentís que este era el momento para cruzarte con Saras?
-Nunca me puse a pensar mejor no voy a este lugar porque este entrenador grita demasiado. En este caso, fue llegar a Barcelona y proponerme estar a la altura o poder responder ante sus reacciones o todo lo que me ponga por delante. Después, una vez superado ese punto, él me dio bastantes libertades en un sistema que él tiene bastante estructurado. Y que me dé espacio a la creatividad me ayudó a explotar.
-En lo particular, ¿sentís que aprendiste más con esta experiencia?
-No sé si es que me enseñó algo en especial, sino que yo seguí las reglas el equipo y me ayudó eso a explotar. Lo que me parece que es positivo para mí es la exigencia y el no relajarse en ningún momento. Es tenerlo todo el tiempo detrás. En los lugares que jugué bien, fue cuando estuve mucho tiempo en la cancha y con la pelota en la mano, pero es verdad que tenía momentos de relajación dentro de la cancha. Acá, en Barcelona, es estar todo el tiempo con el culo apretado, en la defensa o en el ataque. Me marcaron mucho los errores que cometía, los fui corrigiendo, me tuvieron paciencia y en el momento que tuve mi oportunidad estaba preparado para tomarla. Me dieron el tiempo necesario para acoplarme a la estructura, me permitieron ver cómo era él como entrenador y cuando pude dar el paso adelante no dudé. Por momentos me sentí muy importante en el equipo.
-Viviste muchas experiencias, desde tener un nivel muy alto en Brasil, pasar por Lituania, ir a la NBA, querer de jugar tras el paso por Rusia, el tiempo de Badalona, Real Madrid, Barcelona… ¿Sin todo ese recorrido no hubieras logrado este nivel?
-Esa es un poco mi filosofía. Mi pensamiento. No me arrepiento de ninguna determinación que tomé, siempre lo hice por algo. Y siempre creo que al lugar que accedí es por lo que me pasó antes. Por las experiencias que fui recolectando. Insisto, todo lo que logré me lo gané nadie me lo regaló. Con mi estilo, con mis maneras, con mis decisiones y hoy digo que estoy feliz con la carrera que tengo. Más allá de los altibajos, de los bajones… El sufrimiento que pasé en Rusia me dio una lección, el cambio de Brasil a Europa fue otra lección, el cambio de Argentina a Brasil fue otro aprendizaje, el paso por la NBA me llevó a un nivel que no esperaba en ese momento, entonces, creo que es una montaña rusa a la que me subiría toda la vida. Hoy las decisiones van por otro lado, es la estabilidad, el poder estar bien en un lugar que sé que me respetan y en donde sé que mi hija va a estar bien.
-La llegada de Bruna, de alguna manera, ¿fue el equilibrio que necesitabas? ¿te sirvió para dejar el juego en la cancha?
-Bruna llega en Madrid, en mi segundo año en el Real, cuando mejor me sentí. Puede ser, ahora que me lo pongo a pensar, quizá empecé a valorar que me importaba más lo que pasaba en casa que lo que sucedía afuera. Fue dejar las derrotas o frustraciones en la cancha. Ver cómo me acompañan Delfi y Bruna en todo momento, eso también me da mucha paz y estar acompañado es fundamental para mí en lo particular y para cualquier deportista.
-¿Ponés en dimensión algunas de las cosas que viviste? Te entrenó Popovich, pasaste por Real Madrid, ahora Barcelona, la Bomba Navarro te señala como uno de los jugadores que más se parecen a él…
-Creo que si me pongo a pensar o le cuento a alguien que compartí equipo con Popovich [Gregg], Kawhi Leonard, Manu, Parker [Tony] y Gasol [Pau], que son tres de los mejores jugadores FIBA de la historia, quizá no me lo creen. Yo todavía no caigo. Pero también jugué en Real Madrid o Barcelona, muchas cosas que un jugador normalmente no vive. En muchos momentos me decía “bueno ya está, no sé si mucho más voy a conseguir”. Y al año siguiente estaba peleando un torneo con la selección, el Mundial, al otro año un Juego Olímpico, NBA, Real, Barcelona… Por eso siento que mi carrera es fabulosa. Más allá de subir o bajar, de querer no jugar, creo que es increíble. Va seguir mi carrera, no sé hasta cuando, pero hoy encontré un lugar muy bueno y lo disfruto.
-Es evidente que cuando estás cómodo te desarrollás de otra forma, ¿la selección es un punto central para este crecimiento del que hablamos? ¿Es una motivación porque se trata de estar con amigos?
-Lo que tengo claro que si yo no tuviese amigos en la selección no vendría a jugar. Estoy acá porque la paso bien, porque me gusta, porque sé con qué personas comparto. Vengo acá para estar con ellos. Y después, durante el año, me gusta que a ellos les vaya bien. Y me gusta ver, sobre todo cuando competíamos con Facu, cómo su carrera iba creciendo. Porque a mí, de alguna manera, me ponía también el listón más alto. Y bueno siempre pienso que tengo que igualarlo, si hoy pudiese ir a la NBA para hacerlo, lo hago para estar en su nivel. Pero creo que estoy en “mí NBA” hoy, entonces no me siento más chico que nadie. Pero lo mismo me pasa con Gaby, con Marcos [Delía], con Pato [Garino], con Brussi [Nicolás], quiero que les vaya bien. Muchas experiencias, muchos viajes, muchas cenas. Si hoy me pongo a pensar, quizá tengo más vida con ellos que con amigos del colegio. A todos los quiero y soy hincha de todos.
-Decís que hoy estás en tu NBA y que no te sentís menos que nadie. Dice mucho de vos, porque antes no te permitías eso, ¿Sentís que te pasa por una cuestión de madurez o por la confianza de Barcelona?
-Me parece que hay mucho de madurez y puede ser que hoy al poder tener estar estabilidad que te dije, me da perspectiva para poder pensar más en el lugar en el que estoy y valorar mucho lo que conseguí. Poder ver lo que me costó y trabajé para llegar hasta acá. Y te soy honesto, a los 32 años, no pensaba estar jugando en Barcelona y tener un contrato de 4 años. No pensaba tener la hija que tengo y la carrera que tengo. Me aferro mucho a todo lo que tengo y no quiero perderlo.
-¿Hoy podés disfrutar de todo lo que hacés?
-Muchísimo, muchísimo. Aunque con Saras en un poco más complicado, jajajaja. Hablando en serio, disfruto mucho de todo lo que me pasa. Pude entender que lo que pasa en el entrenamiento o la cancha queda ahí. Después vuelvo a casa y todo es increíble. No puedo pedir más, tengo mucha gente que me quiere, tengo a mis viejos, a mis abuelos, a mis amigos, no puedo pedir más.
-¿Qué es lo que proyectás?
-Hoy en lo que no puedo pensar es en el retiro, no puedo pensarlo. Siempre jodo con eso, digo “ya está, hago esto y ya estoy. No quiero más”. Pero la realidad es que imposible pensar en el retiro, me gusta jugar, estar en la cancha, me gusta competir, no puedo pensar de otra forma. Si pongo algo más específico por delante, hoy quiero ganar la Euroliga, quiero jugar otro Juego Olímpico con la selección y eso lo más cercano. Después, ojalá en estos 4 años que esté en Barcelona pueda proyectar algo en la ciudad, pueda armar algo con Delfi, con Bruna, poder establecernos. No sé si es que encontré la ciudad, pero esto me da mucho tiempo en un lugar y me gustaría también que mi pareja pueda desarrollarse a la par mía. Ya hizo mucho esfuerzo, merece poder desarrollarse. Entiendo que además de acompañarme incondicionalmente, merece poder tener su vida también.
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