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La casaca, que se mantenía en poder del exfutbolista inglés Steve Hodge, se vendió por más de 9 millones de dólares por medio del sitio de subastas británico Sotheby’s
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Este miércoles, en una subasta virtual organizada por la casa británica Sotheby’s, la camiseta que el astro argentino Diego Armando Maradona utilizó durante el mítico partido contra Inglaterra en el Mundial de México 86 se compró por US$9,3 millones. En cuanto al propietario, se trata de un postor anónimo.
Tras una serie de ofertas que comenzaron con una base de US$4 millones, se llegó al precio final para uno de los artículos más codiciados en la historia del fútbol moderno.
La camiseta azul, con un ribete blanco en el cuello y el escudo amarillo sobre el hombro izquierdo, fue utilizada por Maradona durante el partido de cuartos de final de esa Copa del Mundo el 22 de julio de 1986. En ese encuentro, marcó dos de sus goles más recordados.
En el caso del primero, luego se comprobó que había sido anotado con la mano, si bien fue validado por el juez del partido, el tunecino Alí Bennaceur. De hecho, Sotheby’s colocó el nombre de “La mano de Dios” a la camiseta en subasta.
El segundo gol se produjo después de que Maradona logró eludir a al menos seis rivales, incluido el portero inglés Peter Shilton. Se lo consideró como el “gol del siglo” por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) en 2002.
En BBC Mundo te contamos tres datos insólitos de esta importante pieza de colección:
1. Esa no era la camiseta con la que debía jugar Maradona (ni la Selección Argentina)
El partido contra Inglaterra correspondía a los cuartos de final del Mundial de México. Se iba a disputar en Ciudad de México, al mediodía del 22 de julio, con un pronóstico de día soleado.
El juego anterior de la Selección Argentina había sido por los octavos de final ante Uruguay y lo habían saldado con una anotación de Pedro Giusti. Sin embargo, la indumentaria que utilizaron para ese partido previo era la camiseta azul de visitante, no la tradicional de rayas celestes y blancas. Y es acá donde entran dos versiones.
La primera -que resalta el periodista Andrés Burgo en su libro El partido del siglo y un artículo de la revista deportiva El Gráfico que cita al gerente de la selección de aquel entonces, Rubén Moschella- señala que Carlos Bilardo, el flamante director técnico, le pidió a la marca francesa Le Coq que les produjera camisetas livianas para poder sortear el calor y la altura de los partidos del Mundial en México.
Le Coq cumplió con el pedido para la indumentaria titular, la de rayas. Sin embargo, para el partido contra Uruguay, el segundo uniforme -de color azul oscuro- era de tela de algodón, que no solo era más pesada sino que absorbía más el sudor, lo que le agregaba más peso.
En su relato, tanto Burgo como Rubén Moschella señalan que Bilardo, al enterarse de que tenían que utilizar de nuevo la segunda indumentaria ante Inglaterra por el partido de cuartos, le solicitó a Le Coq que hiciera otra más liviana, pero la respuesta fue negativa.
Entonces, acudió a Moschella con un favor urgente: encontrar en Ciudad de México remeras azules con el logo de la marca francesa, que debía aparecer por contrato.
Finalmente, después de un paseo por el famoso mercado de Tepito, Moschella consiguió dos modelos de camisetas, de un tono azul más claro y un poco más livianas. Aunque Bilardo tuvo dudas, finalmente escogió la que se conoce mundialmente.
Tras un proceso artesanal de pegado de escudos e impresión de números hecho por las empleadas del Club América de México -en cuya sede estaba hospedada la selección austral-, las camisetas quedaron listas para el partido contra los ingleses.
Por otro lado, la segunda versión -que tiene como principal fuente a Oscar Ruggeri, uno de los defensas titulares de aquel equipo- indica que la razón por la que se mandaron a hacer nuevas camisetas no fue por orden de Bilardo y el problema del calor, sino por que se quedaron sin camisetas después de que las intercambiaron con sus colegas de Uruguay tras el partido de octavos.
2. Hay dos camisetas de “la mano de Dios”
Cuando se dio a conocer que la casa Sotheby’s subastaría la camiseta, varias versiones salieron a desmentir que realmente se tratara de la casaca con la que Maradona había marcado dos de sus goles más emblemáticos.
Y todo por una razón: ese 22 de julio, Maradona utilizó dos camisetas. Una para el primer tiempo y otra para el segundo, que es cuando marcó los dos tantos.
Los familiares del astro (entre ellos, su hija Dalma y su exesposa Claudia Villafañe) señalan que la camiseta que está en Sotheby’s es probablemente la que Maradona utilizó en el primer tiempo.
“La del primer tiempo la cambiás porque no te imaginás lo que va a pasar en el segundo. Obviamente, tiene mucho más valor la del segundo tiempo que la que subastan”, dijo Dalma.
Sin embargo, Sotheby’s declaró que hizo una evaluación digital de la camiseta para determinar que sí se trata de la que Maradona había utilizado en el segundo tiempo, que acabó en manos del defensa inglés Steve Hodge tras un intercambio.
“Parte del desafío al evaluar la camiseta fue identificar la camiseta con los dos goles históricos. Como parte de este esfuerzo, Sotheby’s trabajó con Resolution Photomatching para hacer coincidir la camiseta con ambos objetivos, examinando detalles únicos en varios elementos del artículo, incluido el parche, las rayas y la numeración”, explicaron.
Hodge reveló en distintas ocasiones que él obtuvo la camiseta a modo de recuerdo una vez que terminó el partido y se encontró con Maradona en las escaleras que conducían a los vestuarios, donde le pidió que intercambiaran el uniforme.
3. El objeto de memorabilia deportiva más caro
El precio pagado por la camiseta la convierte en la prenda deportiva por la que se ha pagado más dinero en la historia del deporte.
Ese récord lo ostentaba una camiseta del famoso beisbolista estadounidense Babe Ruth. Por la camiseta que el llamado “Gran Bambino” utilizó durante su paso por los New York Yankees se pagaron cerca de US$5,2 millones.
Otras prendas deportivas que alcanzaron números astronómicos fueron la camiseta del jugador de hockey Paul Henderson, por la que se pagó cerca de US$1,2 millones; y las zapatillas Nike que utilizó Michael Jordan, por las que se pagaron cerca de US$500.0000.
Además, la camiseta de Maradona superó el precio del hasta ahora objeto de memorabilia deportiva más caro: en 2019, se pagaron US$8,8 millones por el manifiesto original de los Juegos Olímpicos.
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