Bayern Munich también baila sobre la nieve: perdía 3-1 y empató 3-3 con Arminia, con una pelota naranja
Bayern Münich es el mejor equipo del planeta. No hacía falta refrendarlo en el Mundial de Clubes, en el gris y polémico 1 a 0 sobre Tigres, de Monterrey, apenas el jueves pasado. Del otro mundo regresó a su casa en un puñado de días, dispuesto a seguir con la función. De los 26 grados de Qatar pasó a los 2 grados, cubiertos de nieve, que descendían la temperatura bruscamente en ese pintoresco rincón de Alemania. Perdía 3 a 1 contra Arminia Bielefeld, agotado por el vuelo, tiritando. No se veían ni las líneas. Hasta que sacó la chapa de campeón y alcanzó el 3-3, en un espectáculo colosal por el clima, electrizante por las emociones.
Y como de costumbre, es el líder de la Bundesliga, con 49 unidades, cinco más que Leipzig, cumplida la 21º jornada. Cuando se combinan el frío extremo y un juego atractivo, el fútbol se convierte en algo más que un deporte. Es un arte.
Apenas cuatro días después de certificar un sextete para la historia, el equipo de Hansi Flick debió conformarse con un empate ante el modesto Arminia Bielefeld, que está 16° en el campeonato. No hubo descanso para el campeón mundial, que a duras penas consiguió una remontada de dos goles frente a un equipo recién ascendido.
El resumen del partido
En dos oportunidades durante la primera mitad tuvo que detenerse el encuentro para despejar las líneas, imperceptibles por la acumulación de nieve caída sobre el Allianz Arena. Los empleados del club quitaron la nieve acumulada a toda velocidad y el balón blanco fue cambiado por uno de color naranja, que recuerda en nuestro país a un superclásico histórico, marcado a fuego por el Beto Alonso.
Vlap y Pieper sostenían la victoria del equipo que se encuentra en la 16ª posición de 18 participantes. Descontó Lewandowski, el mejor número 9 del mundo. Amplió Gebauer, achicó la diferencia Tolisso y selló el impactante 3-3 Davies, cuando la tormenta había acabado.
Lewandowski mantuvo así su romance con las redes rivales. El delantero polaco alcanzó los 25 goles en 21 partidos y y le lleva 7 tantos de distancia a su principal rival en la lucha por la clasificación de goleadores de la Bundesliga, el portugués del Eintrach, André Silva.
Flick lideró la autocrítica del elenco bávaro: "En el primer tiempo no defendimos bien. La cancha nevada no es una excusa, debimos defender mejor. Después demostramos carácter, incluso tras el tercer gol. Eso es algo muy positivo para mí. Hemos estado en dos ocasiones con desventaja de dos goles, así que podemos estar contentos con el punto del empate".
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