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El paso de una temporada a otra es continuismo y estabilidad para Real Madrid. Formación consolidada y la ambición siempre a tope. Los mismos titulares que cerraron el curso anterior con la conquista de la Champions League abrieron el actual con otro trofeo, la Supercopa Europea, tras derrotar por 2 a 0 a Eintracht Frankfurt, el otro finalista por ser el campeón vigente de la Europa League.
Coleccionista de trofeos internacionales, Real Madrid sumó la quinta Supercopa Europea y alcanzó a los máximos ganadores: Barcelona y Milan. Carlo Ancelotti también sigue agrandando su palmarés, con el cuarto título en esta competencia (dos en Milan y otras tantos en Real Madrid). El italiano, en sus dos ciclos en Chamartín, conquistó ocho de los 14 títulos que disputó. Superó por uno a Vicente del Bosque, alcanzó la línea de Molowny en una lista que encabeza Miguel Muñoz (15), seguido por Zinedine Zidane (11)
Más allá de ser un título oficial de la UEFA, la Supercopa Europea convive con un comienzo de temporada en el que todo se está poniendo en marcha. Todos arrancan, ninguno llega lanzado. De alguna manera, es una final a contramano de la dinámica de los equipos.
Real Madrid puso a su favor que ya está armado y ajustado. Las dos incorporaciones, el zaguero Antonio Rudiger y el volante Aurelien Tchouameni, fueron al banco para que vayan tomando nota cercana del funcionamiento del equipo. Con el partido definido, tuvieron unos minutos en el final.
Antes del encuentro, Karim Benzema y Vinicius recibieron los premios al mejor futbolista y al joven más destacado de la última Champions League. Ambos participaron en 28 goles de la campaña de la 14a Orejona. Una sociedad vigente, gestora del segundo gol: asistencia del brasileño y definición del francés, que llegó a los 324 goles en Real Madrid, superó a Raúl y se ubicó como el segundo anotador histórico, detrás de Cristiano Ronaldo (450).
Tras el partido, Ancelotti, que en la previa había considerado que Benzema “es imposible de sustituir”, le auguró al francés la mayor distinción individual: “Es muy importante, un líder. Sí estamos aquí es en gran parte por mérito suyo, hizo muchos goles. Acabó la temporada marcando, la empieza igual. Y ahora, por el Balón de Oro. Para mí, nadie tiene dudas sobre esto”.
Como es costumbre, aun en la victoria, Real Madrid siempre necesita de las grandes atajadas de Thibaut Courtois. Cuando poco había pasado, el arquero belga le sacó el gol al japonés Tamada. Eintracht llegaba tras un durísimo debut en la Bundesliga, con el 6-1 que le asestó Bayern Munich. Y la necesidad de empezar a asimilar la baja de una de sus mejores individualidades, el serbio Filip Kostic, que está a punto de ser transferido a Juventus.
Más allá de la dinámica del conjunto alemán, Real Madrid impuso su experiencia y oficio. Ordenado para replegarse y rápido en las transiciones. Vinicius estuvo dos veces cerca del gol antes de que llegara el 1-0, de David Alaba, tras un córner que Benzema disputó arriba con un par de defensores; la pelota le llegó a Casemiro, que se la bajó de cabeza al defensor austríaco.
En el segundo tiempo, Real Madrid resolvió la historia con el gol de Benzema, capitán y líder. En Eintracht, Lucas Alario ingresó para los últimos minutos, sin poder incidir en el ataque. El delantero argentino, que se incorporó tras cinco temporadas en Bayer Leverkusen, había debutado durante unos minutos por la Copa de Alemania. Rafael Santos Borré hizo un desgaste sin rédito ofensivo.
Sin necesidad de algunos de los milagros que jalonaron su paso en la última Champions, Real Madrid se encaminó a una victoria previsible. Con la autoridad que desprende su actualidad. Considerado por quinta vez como el país con el índice de felicidad más alto del mundo entre su población, Finlandia acogió a Real Madrid, el más feliz de los equipos.