Álvaro Rolón: “A veces hay que tomar decisiones que implican preguntas que no tienen respuesta”
El experto en innovación, que acaba de presentar su libro Al carajo!, dice que el optimismo irracional y temerario distingue a los creativos exitosos
"¿Pensaste en irte al carajo?" Eso pregunta Álvaro Rolón, experto en creatividad, y responde que el mundo laboral está lleno de personas aburridas, cansadas de participar de "conversaciones baratas" en ámbitos en los que sienten que no pueden aportar al cambio ni trabajar para un propósito superior. Para ellos, este licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Católica Argentina y Master en Ciencias en Creatividad e Innovación Aplicada en The State University of New York (SUNY), la Universidad Estatal de Nueva York, escribió su segundo libro ¡Al carajo! 10 claves para reinventarse con coraje.
Cofundador de la consultora en innovación Neelus, músico y con experiencia laboral en Citigroup, Quaker Oats, Philip Morris y la nacion, asegura que "el valor del esfuerzo por el esfuerzo y la producción por la producción murió. "Ya se está instalando la idea de que si la pasamos bien podemos ser más creativos. Hay cierto establishment al que le cuesta escuchar eso", señala.
–¿Por qué en su libro dice que la vida corporativa es mundana, mecánica y materialista con exceso de valores utilitarios y materiales y que faltan valores nobles?
– En la era industrial, la vida corporativa tenía al hombre como una pieza de un gran engranaje. Eso es muy mundano y aleja toda posibilidad de conexión más allá de lo material. Hoy hay vestigios de esa realidad en las organizaciones. La ciencia de la creatividad descubrió que ésta se da en personas que se sienten conectadas con la organización y están intrínsecamente motivadas. Cuando las conversaciones tratan sobre eficiencia, números y excels, la gente se aburre. Sigue siendo parte de ese engranaje porque no es fácil salir de ahí. Ya hay organizaciones que están siendo a-sistema como Google y otras más chiquitas también. Tienen jerarquías horizontales, más autonomía de la gente y alientan el propósito personal de modo que las personas no se quieran ir a la seis para vivir una vida.
–Sobre eso, en el libro señala que cuando trabajaba en una gran multinacional sentía que "había un Álvaro que se quedaba en casa esperando que el otro Álvaro regresara del día laboral". ¿Se suele dar una disociación?
–En ese momento tenía 24 años. Veinte años después todavía veo cosas parecidas. Se habla del equilibrio entre la vida personal y laboral y eso es una falacia. Hay que integrar una con otra. Cuando hablo de valores nobles me refiero a la belleza, por ejemplo. ¿Qué quiere decir belleza en la conversación corporativa? Tiene que ver con la bondad inteligente, que es ser bondadoso con las ideas de otro, con cómo agradezco y ennoblezco una conversación, con cómo cuidamos los vínculos entre las personas. Hay conversaciones que son tóxicas.
–¿En qué reside la toxicidad?
–En términos de creatividad se da cuando una conversación desalienta las buenas ideas que estuvieron por emerger y no permite que nazcan para luego capitalizarse en un producto o servicio. Sucede cuando a la gente no le importan las ideas sino el poder, ser más importante que el otro y que mi idea valga no porque es buena sino porque es mía.
–En cuanto a la creatividad, ¿por qué dice que la razón puede ser su enemiga?
–A veces hay que tomar decisiones que implican preguntas que no tienen una respuesta a mano y no se sabe cómo encontrarla. Para encontrar una buena idea, ante esa incertidumbre hay que tener una actitud de no razón.
–¿Cuál es la reacción de directivos cuando les habla del optimismo irracional?
–Weston Agor es un autor norteamericano que estudió los modos en que los CEOs y altos ejecutivos toman decisiones. Cuando se les pregunta cómo lo hacen ellos dicen que analizan racionalmente todas las alternativas, las comparan con el pasado y hacen proyecciones a futuro. Pero Agor descubrió que en más del 90% de los casos la manera es intuitiva e irracional. El optimismo irracional tiene que ver con que no se puede llegar a decisiones nuevas y creativas desde lo conocido. Hay que animarse a cosas diferentes. Los grandes emprendedores son aquellos que pudieron vencer todas las resistencias sociales que les decían que su idea no iba a funcionar. La creatividad no es para zonzos sino para gente muy valiente que cree en las ideas nuevas y tiene que usar la irracionalidad porque la razón que está gobernando el status quo les va a decir que no funcionan.
–¿Qué otras características tienen el creativo?
–La tolerancia a la frustración y a la incertidumbre, la capacidad de navegar por lo nuevo, una gran capacidad de observación, el amor por lo nuevo, la curiosidad y un ego positivo que empuja. No tiene aversión al riesgo porque la vida es riesgo. Se cansan todo el tiempo de lo que acaban de hacer para dar lugar a algo nuevo; eso puede ser insoportable. Entrar a lo nuevo implica una adrenalina que no todos tienen. Sería un error pensar que todos deberíamos ser así porque no habría sistema que se sostenga por diez días.
–¿Quiénes son los enigmáticos?
–Son quienes tienen una mirada transversal, sistemática, holística, integral, no parcial. Se presentan como misteriosos. Son interesantes porque presentan novedades.
–¿Cómo se manejan los ascensos?
–La pirámide se transforma en una geometría carcelaria que cada vez permite el ascenso de menos personas. ¿Dónde caben los otros? El ascenso como lugar donde uno está porque es más deja de ser relevante en los jóvenes. Quieren más pero otros motivos: porque sienten que su laburo es digno, porque juntan el propósito laboral con el personal o porque pueden realizarse con lo que hacen. Tener más gente a cargo puede ser signo de ineficiencia. Empiezan a ganar más quienes tienen talento y no gente a cargo.
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