El renacer de Alumbrera: por qué Glencore ve a la Argentina como una oportunidad única para el cobre
Con precios internacionales en niveles históricos, la multinacional relanza el histórico yacimiento minero en Catamarca y avanza con los proyectos MARA y El Pachón, mientras destaca que el país puede convertirse en un proveedor clave para la transición energética
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Días atrás, en Londres, la multinacional Glencore realizó una conferencia para el mercado de capitales con inversores internacionales y dedicó un capítulo especial a las inversiones mineras que desarrolla en Catamarca y San Juan. “La Argentina tiene el potencial de estar entre los mayores productores de cobre del mundo”, señala una de las diapositivas que introduce un análisis detallado sobre las ventajas de producir en el país.
Ese mismo día, la compañía con sede en Suiza anunció que volverá a reactivar el que fue el mayor proyecto de cobre de la Argentina: Bajo de la Alumbrera, en Catamarca. Fue la última mina en producir ese mineral en abundancia y cerró en 2018, tras 21 años de operación. Alcanzó su nivel máximo de producción en 2002, con 203,7 mil toneladas anuales.
Ahora, con los precios internacionales del cobre en máximos históricos —US$4,85 la libra—, Glencore adelantó que prevé el inicio de la producción para el primer semestre de 2028. Para ese momento, estima que Alumbrera producirá alrededor de 75.000 toneladas de cobre, 317.000 onzas de oro y 1000 toneladas de molibdeno durante los cuatro años de operación.

“La demanda de energía crece más rápido que la población porque cada vez hay más actividades que consumen energía. Hoy el mundo utiliza 25 millones de toneladas de cobre y se espera que en diez años consuma 35 millones. Esas 10 millones de toneladas adicionales tienen que salir de algún lado y los yacimientos existentes están llegando a sus techos históricos de producción. La Argentina tiene una oportunidad única de aportar cobre al mercado”, explica a LA NACION Martín Pérez de Solay, CEO local de la compañía, quien viajó especialmente a Londres para la presentación.
El cobre se utiliza en baterías, paneles solares, aerogeneradores eólicos, movilidad eléctrica, electrónica, redes eléctricas e infraestructura vinculada a la inteligencia artificial (IA), que crece cada día. Es el tercer mejor conductor de electricidad de la tabla periódica, detrás del oro y la plata, pero con precios más accesibles, lo que lo convierte en el mineral ideal para la electrificación de la última milla.
Además de reactivar Bajo de la Alumbrera, Glencore tiene otros dos proyectos en carpeta en la Argentina, ambos ya presentados para adherirse al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). Se trata de MARA —al lado de Alumbrera—, que demandará una inversión de US$4500 millones, y El Pachón, en San Juan, que requerirá US$9000 millones.
MARA significa Minera Alumbrera Agua Rica y abarca ambos yacimientos. La idea de Glencore es extender la vida de Alumbrera entre 2028 y 2031 y, a partir de entonces, comenzar a producir el mineral de Agua Rica.

“Hoy contamos con la planta de concentración, el mineraloducto de Alumbrera a Tucumán, la planta de filtros, el sistema ferroviario y el shiploader en el puerto de Rosario. Toda la infraestructura está lista para el reinicio de Alumbrera y luego para comenzar a extraer en Agua Rica. La idea es operar en una cadena sin fallas. Somos el único proyecto capaz de poner cobre argentino tan rápido de vuelta en el mercado”, dice Pérez de Solay.
Una vez aprobada la adhesión de MARA al RIGI, Glencore deberá abrir la mina —que es a cielo abierto—, construir los caminos de acceso y realizar un túnel de 38 kilómetros por el cerro Aconquija para conectar Agua Rica con Bajo de la Alumbrera.
“Para El Pachón se requiere aún más desarrollo, especialmente en transporte ferroviario y en infraestructura portuaria. Si bien la actividad más cercana es la de Los Pelambres, que está a solo cinco kilómetros, pero del lado chileno, hay otros proyectos en la zona argentina, como Filo del Sol y Josemaría (BHP y Lundin Mining), Los Azules (McEwen, Stellantis y Nuton) y San Jorge (Zonda Metals GmBH y Alberdi Energía)”, detalla.

La construcción de Bajo de la Alumbrera comenzó en 1993, a cargo de la empresa MIM Holdings, luego vendida a Xstrata. Tras la fusión con Glencore en 2013, la compañía suiza tomó el control del proyecto.
Glencore es también un histórico actor del negocio de granos en la Argentina a través de Viterra, su unidad recientemente vendida a Bunge. “La empresa es extremadamente diversificada, con un negocio minero muy fuerte y otro de trading. Es el principal productor de carbón en Australia, Sudáfrica y Canadá —destinado a la energía térmica y a la producción de acero—, y posee un negocio relevante de níquel y zinc, además de activos de cobre en la República Democrática del Congo, Chile y Perú”, enumera el ejecutivo minero.
“Aceleramos nuestro crecimiento en la Argentina por varios factores. Primero, por la demanda global de cobre, que es indiscutible y está respaldada por los precios. Además, la situación fiscal local se volvió más atractiva. Antes, el país tenía una carga tributaria considerablemente más alta que Chile y Perú, dificultades para pagar deuda externa y girar dividendos, y una estabilidad jurídica cuestionable”, señala Pérez de Solay.
“Hoy, con un esquema como el RIGI, la carga tributaria es similar a la de Chile y Perú. También hay un marco de estabilidad cambiaria que permite acceder al mercado de cambios y repagar las deudas necesarias para financiar estas inversiones”, agrega.
A precios actuales, la producción de 75.000 toneladas de cobre equivale a exportaciones por US$700 millones. “Eso es lo que generará la reapertura de Alumbrera en sus cuatro años de actividad, sin contar los ingresos por oro y molibdeno”, detalla.

Hoy el cobre no paga retenciones por exportación, aunque sí regalías del 3% a las provincias. Pérez de Solay subraya además que se trata de una industria que deja divisas a través de infraestructura —como caminos y líneas eléctricas—, compra de equipamiento y pago de salarios y proveedores.
Si bien Alumbrera y Agua Rica no están afectados por la Ley de Glaciares, la modificación de la norma es seguida de cerca para avanzar con El Pachón. “Si la ley no se aclara, la Argentina tiene que evaluar qué hace con tres cuartas partes del potencial mineral. Es necesario precisar una normativa que, tal como está redactada, por su falta de claridad, impide avanzar con esos proyectos. Lo importante es asegurar el desarrollo sin afectar las reservas estratégicas de agua ni las fuentes de recarga hidroeléctrica”, dice.
Glencore produce en total 850.000 toneladas de cobre anuales y apunta a llegar al millón en los próximos años. “La demanda industrial de cobre será cada vez mayor y queremos ser parte de ese mercado en expansión. El cobre es fundamental en ese proceso”, concluye Pérez de Solay.
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