20 películas clásicas para ver en Netflix
Si bien Netflix basa su estrategia en la constante incorporación de novedades, a veces, entre ellas, aparecen películas que reconocemos como "clásicas", aunque ésta no es una categoría usada por el servicio en su catálogo, acaso porque suena a "viejo". Una película clásica es una que superó la prueba del tiempo; una que, a décadas de su estreno, se niega de desaparecer, es influyente y suscita interés. Algunos clásicos, sin embargo, no solo son los exponentes más exitosos de sus rubros, sino también los más logrados. Revisando hasta los últimos rincones de la oferta de Netflix, encontramos veinte de estos films para los que el tiempo pasa más lento y, a décadas de su estreno, todavía ofrecen una experiencia más cautivante que la mayoría de las novedades de la pantalla.
Qué bello es vivir (1946)
Título original: It’s a Wonderful Life. Dirección: Frank Capra. Elenco: James Stewart, Donna Reed y Lionel Barrymore.
Aunque fue un fracaso en el momento de su estreno y el comienzo de la caída del imbatible Frank Capra en el favor del público, las sucesivas reposiciones en televisión desde los años 60 convirtieron a Qué bello es vivir en la película más recordada de su realizador. Basada en un relato encontrado en una tarjeta de navidad (y fuertemente inspirada por Dickens), esta es la historia de un tal George Bailey (Stewart), un hombre común que debió postergar casi todos sus sueños y, frente la perspectiva de ir a cárcel, contempla el suicidio. Antes de que lo concrete, sale a su encuentro un ángel, que le muestra cómo habría sido el mundo si George Bailey no hubiera nacido: un lugar mucho más cruel y oscuro, en el que la ausencia de sus buenas acciones desató una cadena de horrores sobre el pueblo de Bedford Falls (que en este mundo paralelo ni siquiera se llama así, sino Pottersville en honor al despiadado plutócrata que se apropió de todo). Admirado por su optimismo y su inconmovible fe en la bondad de las personas o criticado por su sentimentalismo mistificador y maniqueo, el cine de Capra siempre logra contar el consabido triunfo de los desfavorecidos de tal modo que reconforta aún a sus espectadores más cínicos. En este film, algunos de ellos vieron un aspecto "meta": el edénico Bedford Falls es el mundo tal como es representado en el cine de Capra, mientras que el infernal Pottersville es el mundo real, en el que debemos vivir al salir del cine.
Psicosis (1960)
Título original: Psycho. Dirección: Alfred Hitchcock. Elenco: Anthony Perkins, Janet Leigh y Vera Miles.
La Aventura (1960) de Michelangelo Antonioni fue señalada como una de las películas más rupturistas de la historia del cine porque, entre otras cosas, hacía desaparecer a su protagonista al final del primer acto. En este film, Alfred Hitchcock hizo lo mismo pero antes, dentro del cine de género, y más de una vez. Psicosis nos invita a identificarnos con diferentes personajes que se van incorporando a la trama, pero que resultan asesinados poco después, insinuando perversamente que nuestra identificación debe ser con el asesino. La película incluye una de las escenas más famosas del cine: el asesinato de Janet Leigh en la ducha, una secuencia de tres minutos que requirió más de 70 puestas de cámara. Los tajos que la censura no dejaba ver sobre el cuerpo de la víctima se trasladaron al film: en el ataque de apenas 45 segundos, hay más de 90 cortes para producir la sensación de que Leigh es cosida a puñaladas, sin que se vea ninguna herida (la legendaria música de Bermand Hermann es tan lacerante como el cuchillo). Psicosis fue rodada en pocas semanas, con un presupuesto mínimo y con un equipo de televisión (el que hacía la serie Alfred Hitchcock presenta) pero resultó la película más memorable de su realizador. La slasher movie, reinventada por John Carpenter casi veinte años después (y que se mantuvo por décadas como uno de los subgéneros mas redituables y populares del cine), se inicia en este film.
Matar un ruiseñor (1962)
Título original: To Kill a Mockingbird. Dirección: Robert Mulligan. Elenco: Gregory Peck, Robert Duvall y Mary Badham.
Esta película es una adaptación de la única novela de la escritora sureña Harper Lee, por la que recibió el premio Pulitzer en 1961 (unos 50 años después, Lee publicó una segunda novela, Go set a Watchmen, presentada como continuación de Matar..., aunque luego se reveló que era una primera versión de ese texto). En el sur de los Estados Unidos, en los años 30, un jornalero negro es acusado de violar a una joven blanca. El abogado Atticus Finch (Peck), viudo, padre de dos hijos y hombre de sólidos principios morales, es el encargado de su defensa ante una amplia mayoría ansiosa por ver al detenido ejecutado. Tanto la película como la novela fueron celebradas como un contundente retrato del racismo norteamericano, aunque también hay que señalar el excesivo candor que demuestra al plantear, por ejemplo, que una multitud lanzada a un linchamiento puede ser disuadida por las palabras de una nena (o que un abogado puede ser una persona con principios). Después de ser nominado al Oscar cinco veces, Peck finalmente lo ganó por esta interpretación, que se convertiría en su rol más recordado. El dramaturgo Horton Foote también ganó un Oscar por su adaptación de la novela.
Hasta que llegue mi hora (1968)
Título original: Once Upon a Time in the West. Dirección: Sergio Leone. Elenco: Claudia Cardinale, Henry Fonda, Jason Robards y Charles Bronson.
Aunque Netflix le dejó el absurdo título con el que se estrenó en España, esta película es Erase una vez en el Oeste, la obra maestra de Sergio Leone. El realizador venía de filmar la trilogía del "hombre sin nombre", el conjunto más logrado y exitoso de "spaghetti westerns" (western construidos como un destilado de los momentos característicos del género, con talento europeo, sobre todo italiano, y generalmente rodados en España). En este cuarto western, Leone alcanzó la confianza y la libertad para llevar al extremo todo lo que en los demás se sugería. Como las películas de Hitchcock aunque por otros recursos, ésta es mucho más sobre la construcción de la tensión previa a la violencia que sobre el momento de esa explosión en sí. En la primera secuencia, tres pistoleros esperan a su víctima en una estación de tren. Esa no-acción, la espera de tres hombres sucios que miran al horizonte, se extiende por 12 minutos antes de que pase algo distinto, uno de los catárticos relámpagos de violencia que esconde la narración. La película es tan lenta que parece rodada en el fondo del mar. Pero toda espera tiene su recompensa, cada secuencia tiene una idea o va hacia una idea. Es más, toda la película puede ser vista como un gigantesco preparativo para el duelo final. Y si bien uno se imagina que nada podría satisfacer una expectativa construida a lo largo de casi tres horas, Leone y los guionistas Dario Argento, Bernardo Bertolucci y Sergio Donati se las arreglan para que el duelo, el más predecible de los dispositivos narrativos, resulte totalmente impredecible y satisfactorio. El estilo del film es tan personal e icónico que hoy un primerísimo primer plano en Panavisión con un acorde agónico en la banda sonora que solo quiere decir "Leone". Obviamente, Tarantino vio esta película un millón de veces, hasta absorberla por completo. La música de Ennio Morricone es igualmente legendaria. Morricone compuso un leit motiv, ya clásico, para cada personaje, como corresponde a la sinfonía que en verdad es este film.
Busco mi destino (1969)
Título original: Easy Rider. Dirección: Dennis Hopper. Elenco: Peter Fonda, Dennis Hopper y Jack Nicholson.
Este film fue el primer gran éxito del cine independiente en Hollywood. Realizado por apenas 300 mil dólares, el viaje de dos motociclistas (Fonda y Hopper) por la contracultura norteamericana recaudó 100 veces su presupuesto y posibilitó que una nueva generación de cineastas, admiradores de la nouvelle vague o el cine de arte en general, accedieran a los recursos de Hollywood, produciendo una suerte de "nueva ola" en el cine norteamericano. Las primeras películas de cineastas tan diversos como Francis Coppola, Martin Scorsese, Terrence Malick, Arthur Penn, Brian de Palma, George Lucas, Steven Spielberg o Peter Bogdanovich aportaron una nueva libertad estética al cristalizado cine norteamericano. Este "nuevo Hollywood" acabó abruptamente con la tormenta perfecta que fue el éxito demencial de La guerra de las galaxias de Lucas y el fracaso demoledor de Las puertas del cielo de Cimino, señales que indicaron a la industria que el público prefería las viejas fórmulas clásicas, antes que los dislates de un "autor". Busco mi destino convirtió en estrellas a todos sus protagonistas, especialmente a Jack Nicholson, que hasta ese momento venía trabajando como actor y guionista para Roger Corman (de hecho, uno de sus guiones, The Trip, fue una de las fuentes de este film). La banda sonora (con éxitos de The Byrds, Jimi Hendrix y Steppenwolf), cuyos derechos, según Fonda, costaron tres veces más que realizar la película, fue igualmente exitosa.
El padrino (1972)
Título original: The Godfather. Dirección: Francis Coppola. Elenco: Marlon Brando, Al Pacino, Robert Duvall, James Caan, John Cazale y Diane Keaton.
Mario Puzo escribió una historia de gángsters italonorteamericanos que se volvió un best seller y Francis Coppola la transformó en una tragedia shakespeareana en la que el acceso al poder se paga con el sacrificio de lo más querido y de la propia alma. Aunque ésta se convirtió en la película definitiva sobre la mafia y aquella contra la que se miden todas las demás, al parecer Puzo inventó buena parte de las tradiciones mafiosas que puso en su novela y en el film (como la figura del "padrino" y la organización patriarcal de los gángsters). Esto que no impidió que ingresaran al saber común o que fueran imitadas por verdaderos mafiosos fascinados por la película, por sus asesinos carismáticos y sus diálogos infinitamente citables. Brando, a pesar de un maquillaje ridículo (se puso prótesis en las mejillas para parecer mayor de los 47 años que tenía durante el rodaje), transmite vulnerabilidad y humanidad con un personaje que en la piel de otro podría haber sido un vulgar caricatura. Por esta interpretación ganó su segundo Oscar pero no fue a la ceremonia sino que envió a una actriz vestida como apache en su lugar, quien rechazó el premio como protesta por el modo en que los aborígenes eran representados en la pantalla. Al Pacino se convirtió en una estrella tras esta película y repitió su rol en las dos secuelas (la primera, de 1974, extraordinaria; la segunda, de 1990, no).
Calles salvajes (1973)
Título original: Mean Streets. Dirección: Martin Scorsese. Elenco: Robert De Niro, Harvey Keitel y David Probal.
Según cuenta Martin Scorsese en su libro de entrevistas (Scorsese por Scorsese, editado por David Thompson), cuando terminó Pasajeros profesionales, una película que había hecho por encargo para Roger Corman, se la mostró a John Cassavetes, quien le dijo: "Martin, pasaste un año de tu vida haciendo esta mierda. No es una mala película, pero podés hacer algo mejor". Eso lo llevó a rescatar un viejo guion sobre la vida de un grupo de amigos en Little Italy, que terminó siendo Calles Salvajes. Esta es la primera película del realizador (el tercer largo argumental de su filmografía) en la que toma forma el que sería su estilo característico: planos secuencia meticulosamente coreografiados en los que la cámara sigue de cerca a un personaje, inesperadas ráfagas de una violencia estilizada y una banda sonora ineludible en la que éxitos populares funcionan como leit motiv (en este caso "Be my baby" de las Ronettes y "Jumpin’ Jack Flash" de los Stones). La historia es muy delgada (un joven católico y culposo -Keitel- siente que su única chance de redención está en sacrificarse para salvar a su mejor amigo, un gángster menor con problemas cada vez mayores -De Niro, en su primera colaboración con Scorsese-) y la apuesta más fuerte es la construcción de los personajes, que Scorsese creó a partir de sus propias experiencias y amistades. Como en la obra de Cassavetes, las actuaciones (creadas a partir de improvisaciones en los ensayos) son de un realismo inédito para una película de gángsters. Cassavetes había tenido razón: al volcarse a una historia personal, el cineasta hizo una película altamente original que empezó a convertirlo en un director de renombre.
La vida de Brian (1979)
Título original: Life of Brian. Dirección: Terry Jones. Elenco: Graham Chapman, Terry Jones, John Cleese, Michael Palin, Eric Idle y Terry Gilliam.
Las películas de Monty Python se ocupan del mito fundacional de Gran Bretaña (la primera), la vida de Jesus (esta segunda) y el sentido de la existencia (la tercera y última), es decir, solo grandes temas que son tratados del modo más absurdo e irreverente posible. Esta película no es exactamente sobre la vida de Jesús, sino de un vecino, Brian, que nació en una era en la que los mesías aparecían por todas partes y es rápidamente tomado por uno, aunque contra su voluntad. Esta comedia no solo es un conjunto de chistes ñoños (igual los tiene a montones) sino también una demoledora exposición del fanatismo religioso, o cualquier fanatismo. George Harrison aparece en un papel secundario, así como el héroe de los phytons, el comediante Spike Milligan.
El imperio contraataca (1980)
Título original: The Empire Strikes Back. Dirección: Irvin Kershner. Elenco: Harrison Ford, Mark Hammill, Carrie Fisher y Billy Dee Williams.
La guerra de las galaxias tiene el subtítulo Episodio 4: Una nueva esperanza, no porque Lucas realmente pensara en completar una saga de tres, luego seis o, finalmente, nueve películas, sino para remitir a los seriales cinematográficos como Buck Rogers o Flash Gordon, que había devorado durante su infancia y que se exhibían de modo episódico en los cines. Tras el éxito incomparable de la primera parte, Lucas debió efectivamente empezar a pensar en un nuevo episodio. A la vez, estaba abocado a la consolidación de su productora, Lucasfilm, y de su compañía de efectos especiales, Industrial Light and Magic, de modo que contactó a la veterana novelista Leigh Brackett (guionista de El sueño eterno junto a William Faulkner y de otros clásicos de Howard Hawks) para que escriba el guion y a uno de sus profesores de la universidad, el también veterano Irvin Kershner, para dirigirlo. Brackett murió poco después de completar el primer borrador con el que Lucas, sin embargo, no estaba conforme, de modo que puso al guionista Lawrence Kasdan, que ya estaba trabajando en Los cazadores del arca perdida, a reescribirlo. Kasdan dio más protagonismo a Han Solo y escribió los mejores diálogos de la saga. Así, conservando el rol de productor y cerebro del film pero delegando todas las otras tareas, en las que, hay que reconocerlo, no es tan eficaz, Lucas logró la única película inolvidable de la serie. Hoy está claro que debió haber puesto un punto final tras El regreso del Jedi.
¿Y dónde está el piloto? (1980)
Título original: Airplane! Dirección: Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker. Elenco: Robert Hays, Julie Hagerty, Leslie Nielsen, Peter Graves y Robert Stack.
En el momento de su estreno, ¿Y dónde está el piloto? fue la película más graciosa del mundo. A diferencia de otras parodias de géneros (en este caso, del cine-catástrofe), ésta presentaba una acumulación demencial, como nunca antes se había visto, de one-liners y gags. No todos los chistes son efectivos, pero hay tantos que el nivel de aciertos es muy superior al de cualquier otra comedia de la época. Es cierto que en casi 40 años, muchos fueron tan imitados que perdieron su gracia. Otros, sin embargo, hoy no se harían, como las obsesivas insinuaciones del capitán del avión a un niño que visita la cabina. Aquí comienza un nuevo tipo de humor (los hermanos Farrelly son sus herederos directos), y también la reinvención de Leslie Nielsen como actor de comedia. Uno de sus chistes intraducibles (Striker: "Surely you can’t be serious". Rumack: "I’m serious, and don’t call me Shirley") fue elegido como uno de los mejores 50 one-liners de la historia del cine por el American Film Institute.
Indiana Jones y los cazadores del arca perdida (1981)
Titulo original: Riders of the Lost Ark. Dirección: Steven Spielberg. Elenco: Harrison Ford, Karen Allen y Denholm Elliot.
El guionista Lawrence Kasdan vendió su primer guion, que luego se convertiría en el film Continental Divide con John Belushi, a la compañía de Steven Spielberg. Cuando Spielberg le preguntó cuáles eran sus planes para el futuro inmediato, Kasdan le contestó que le gustaría escribir una película de James Bond. Spielberg replicó: "Tengo algo mucho mejor que Bond". Luego le contó una idea de George Lucas sobre un aventurero de los años 30 al estilo de los seriales de Jungle Jim o Ace Drummond. "En realidad todo lo que tenían era un personaje que usaba un látigo y se llamaba como el perro de George", declaró Kasdan. "El MacGuffin (el motor del relato, aquello que persiguen los protagonistas) era una historia que le había contado el dentista al realizador Philip Kaufmann acerca del arca de la alianza". Tras maratónicas reuniones con Spielberg y Lucas, Kasdan convirtió cientos de páginas de notas en un guion que, a su vez, se convertiría en una de las películas más exitosas de la historia. Kasdan confirmó su facilidad para el diálogo veloz y chispeante al estilo de las comedias de Howard Hawks, aunque algunos de los mejores gags (como el célebre en que Indiana Jones simplemente le pega un tiro a un asesino que viene ceremoniosamente a desafiarlo con una cimitarra) fueron improvisados por los actores. La inventiva de Spielberg para las escenas de acción, el ritmo narrativo sin respiro, el sentido de humor y el carisma de Harrison Ford hicieron de este film un clásico instantáneo.
La cosa de otro mundo (1982)
Título original: The Thing. Dirección: John Carpenter. Elenco: Kurt Russel. Keith David y Donald Moffat.
Esta es la primera película de la trilogía de Carpenter inspirada en el "horror cósmico" de H. P. Lovecraft. Las siguientes serían El príncipe de las tinieblas y, finalmente, En la boca del miedo, que cita abiertamente al escritor de Providence. En el momento de su estreno, esta remake del debut como realizador del montajista Christian Nyby (filmada en 1951 con la ayuda de Howard Hawks) fue rechazada por los críticos y el público, que la encontraron, con razón, violenta y repulsiva. Es que, a diferencia del film original, en el que el alien es un humanoide, aquí, tal como en el cuento original de John W. Campbell, se trata de un ente capaz de adoptar cualquier forma: humana, animal y todas las combinaciones intermedias. Carpenter y su especialista en efectos especiales Rob Bottin, llevaron el body horror hasta un extremo nunca visto (en una época en la que no había CGI y todo debía hacerse con maquillaje, prótesis e imaginación) para mostrar las transformaciones de la criatura: la carne entra en ebullición, se estira, se pliega, se hace pegajosa, se abren agujeros, aparecen nervios y tendones vibrantes y todo rasgo se desfigura mas allá de lo reconocible y de lo humano. Algunas configuraciones del monstruo recuerdan el mito de la vagina dentata, y estas quizás agreguen un grado más de perturbación para el grupo de hombres aislados en la Antártida que deben enfrentar al invasor (y también para los espectadores varones). La remake de 2011 ya contaba con CGI y, aunque los monstruos pueden ser considerados más repugnantes, abusan de la carne retorcida y con dientes y todos parecen variantes del mismo. De las tres versiones, la de Carpenter es la que inquieta.
E.T. (1982)
Titulo original: E.T. The Extraterrestrial. Dirección: Steven Spielberg. Elenco: Henry Thomas, Drew Barrymore y Peter Coyote.
Según Steven Spielberg , la idea de este film viene de su infancia, cuando creó a un amigo imaginario para lidiar con la separación de sus padres. Otras versiones indican que también habría ayudado un guion llamado The Alien, sobre la amistad de un extraterrestre y un chico, escrito por el gran cineasta indio Satyajit Ray, que nunca llegó a realizarse, pero que circuló ampliamente en Hollywood a fines de los sesenta, cuando Spielberg ingresaba en la industria. Como sea, la película que surgió de esa idea se convirtió en la más taquillera de la historia por más de una década, hasta que fue reemplazada por Jurassic Park, también de Spielberg. Un extraterrestre benévolo, dedicado a la botánica, es abandonado accidentalmente en nuestro planeta. Aquí, encuentra la amistad de un chico, quien lo ayuda a conseguir los recursos que necesita para ponerse en contacto con su nave y ser rescatado. Más que una historia de ciencia ficción, ésta es una parábola sobre la amistad como un vínculo mágico y por encima de todas las diferencias. Igual que los viejos dibujos animados, la cámara toma la perspectiva de un chico y casi todos los adultos están filmados de la cintura para abajo. Es que esta es una película infantil, pero una que puede ser disfrutada por todos porque no toma a la chicos como adultos estúpidos.
Cara cortada (1983)
Título original: Scarface. Dirección: Brian De Palma. Elenco: Al Pacino, Michelle Pfeiffer y Steven Bauer
Una remake del film de Howard Hawks, llevado de Nueva York a Miami y de la era de prohibición a la era de la cocaína. Las brutales escenas de Tony Montana ( Pacino ), un gángster cubano dedicado al narcotráfico, aspirando de una montaña de polvo blanco sobre su escritorio o disparando a dos manos sus ametralladoras contra los asesinos que vienen a matarlo, la volvieron una referencia para los aspirantes a gangsta rappers. Insólitamente, esta película, cuya estética es la de la salsa y la música disco (la banda sonora es de Giorgio Moroder), se convirtió una obra de culto para la generación del hip hop por sus narcos ultraviolentos y ultraestilizados (para Miami). Una escena de tortura y mutilación con una motosierra (esto da una idea del grado de exceso que persigue este film) debió ser, digamos, recortada para que pase por la censura. Luego, De Palma la devolvió a todo su gore original. El guion fue escrito por Oliver Stone, al mismo tiempo que alimentaba una sólida adicción a la cocaína. Se nota.
La ley de la calle (1983)
Título original: Rumble Fish. Dirección: Francis Coppola. Elenco: Matt Dillon, Mickey Rourke, Diane Lane y Nicolas Cage.
Tras alcanzar la cima del clasicismo cinematográfico con El padrino, Coppola empezó a tomar distancia, dirigiendo películas cada vez más anómalas. Rodada al mismo tiempo que Los Marginados (también basada en un novela de la escritora Susan E. Hinton), este film es una continuación de aquel, pero no podría ser más distinto. Mientras que el primero remite a las películas de los años 50, a James Dean y a cineastas clásicos como George Stevens, este segunda parte (filmada en blanco y negro, con solo una escena en color) hace pensar en el cine expresionista alemán, por sus ángulos de cámara estrambóticos, las figuras geométricas de cada cuadro y el uso de sombras en la composición. Al vez, Coppola quería que los personajes (pandilleros que viven en un pueblo sin nombre, tan aislado que hace pensar en una pecera) parecieran salidos de una novela existencialista y que Mickey Rourke canalizaba expresamente a Albert Camus. Por estas referencias cultas (hay más: personajes que se llaman como mitos de la antigüedad clásica) esta película fue criticada por pretenciosa y por poner el estilo sobre la sustancia. También se podría decir que más que pretenciosa es ambiciosa y que, en este caso, el estilo es la sustancia. Una película asombrosamente innovadora para un cineasta que ya llevaba más de dos décadas de carrera.
El nombre de la rosa (1986)
Titulo original: The name of the Rose. Dirección: Jean Jacques Annaud. Elenco: Sean Connery, Christian Slater. F. Murray Abraham y Ron Perlman.
Sean Connery interpreta a William de Baskerville, una suerte de Sherlock Holmes medieval, un racionalista en una era de oscurantismo religioso que, con su asistente Adso (Slater), llega a una abadía benedictina donde sucede una serie de muertes inexplicables. Los monjes las atribuyen rápidamente a fuerzas sobrenaturales, pero William cree que la explicación es otra y está vinculada a la circulación de un libro prohibido. Basada en la monumental y muy borgeana novela de Umberto Eco, la película es una muy entretenida adaptación del policial que hay en la novela, pero inevitablemente deja de lado la filosofía, la teología y la lingüística, que constituyen el grueso de sus más de 500 páginas. El director Jean Jacques Annaud encontró un desfile de caras grotesco digno de personajes de El Bosco o de Fellini para interpretar a los monjes y lograr que la miseria y la suciedad de la vida medieval sean táctiles en la pantalla.
Los intocables (1987)
Título original: The Untouchables. Dirección: Brian De Palma. Elenco: Sean Connery, Kevin Costner y Robert De Niro.
Costner interpreta a Eliot Ness, el agente federal que crea una fuerza de choque, Los intocables, para luchar contra el crimen organizado y su líder, Al Capone ( De Niro ). Entre sus reclutas se cuentan el veterano e incorruptible policía irlandés Jim Malone (Connery) y el agente Oscar Wallace (Martin Smith), que descubre que las incongruencias de los libros contables de Capone pueden ser tan buenas para condenarlo como las pruebas de un asesinato. La película es parte de un período en que los cineastas norteamericanos ejercitaban una particular forma de posmodernismo citando a otras películas en sus films, como contraseña para indicar "alta calidad cinematográfica". En esta, una de los momentos climáticos es una reproducción de la célebre secuencia en la escalera de Odessa de El acorazado Potemkin, film soviético de 1925 de Sergei Eisenstein, en la que las fuerzas zaristas fusilan a un grupo de manifestantes durante la revolución de 1905. De Palma convierte esta secuencia en un tiroteo entre gángsters y policías, en las escaleras de una estación de tren. Este es el momento más famoso del film, pero está lejos de ser el único memorable (el fin del pistolero Frank Nitti es otro). El dramaturgo y cineasta David Mamet escribió el guion y Sean Connery ganó su único Oscar por este film.
La lista de Schindler (1993)
Titulo original: Schindler’s List. Dirección: Steven Spielberg. Elenco: Liam Neeson, Ben Kingsley, Ralph Fiennes y Caroline Goodall.
Cuando dejó de hacer películas brillantes sobre extraterrestres y monstruos y pasó a ocuparse del más serio de todos los temas, Spielberg finalmente recibió el reconocimiento que Hollywood le había negado durante décadas: La lista de Schindler estuvo nominada prácticamente en todas las categorías de los Oscars y ganó en siete, incluidas mejor película, mejor director y mejor guion.
Esta es la historia de los Schindlerjuden o los "judíos de Schindler", el millar de personas que fueron salvadas de morir en los campos de exterminio nazis por el empresario alemán Oskar Schindler. Spielberg filmó la película en blanco y negro y, en gran parte, con cámara en mano, prescindiendo de grúas, steadycams y otros recursos similares para alejar a la película del gran espectáculo al que nos había acostumbrado y acercarla a la estética del realismo. Según declaró el realizador, uno de sus puntos de referencia fue Shoah, el documental definitivo sobre el Holocausto, dirigido por el recientemente fallecido Claude Lanzmann. Aunque su película recibió un aclamo generalizado, el propio Lanzmann fue una de las voces disidentes, expresando, previsiblemente, que las herramientas de la ficción, que implican modificar y estilizar aspectos de la realidad, no son las adecuadas para narrar el Holocausto. Otros críticos señalaron que la película es una historia clásica del bien absoluto que representa Schindler (Neeson) contra el mal absoluto, encarnado por el psicópata comandante nazi Amon Goth (Fiennes) y que al centrar el conflicto en estos übermensch releva de responsabilidad a las personas normales, los miles de burócratas y pequeños funcionarios que, al cumplir con su rol, hicieron posible el nazismo. Como muchos otros alemanes escapados de su país, Schindler vivió en la Argentina, en una quinta en San Vicente, provincia de Buenos Aires, hasta los años 70, cuando volvió a Alemania. Su mujer permaneció en el país hasta poco antes de su muerte, en 2001.
El perfecto asesino (1994)
Titulo original: Léon. Dirrección: Luc Besson. Elenco: Jean Reno, Natalie Portman, Gary Oldman y Danny Aiello.
La película más lograda de Besson, sobre un gigante bonachón y solitario cuya ocupación es la de asesino profesional (Reno) y una nena de 12 años (Portman, en su debut y acaso mejor interpretación) que termina a su cuidado y es la más madura del dúo. Esta es una historia de amor entre dos niños que se encuentran en un mundo de violencia infinita. Gary Oldman es el villano, en una de sus actuaciones pasadas de rosca que se convirtieron en su marca registrada. Algunos críticos consideraron que el rol de una niña que quiere aprender a asesinar es demasiado amoral o incómodo o inverosímil y no permite que empaticemos con ella, sin embargo los protagonistas tienen una química que funciona y es el sostén del film.
Tiempos violentos (1994)
Titulo original: Pulp Fiction. Dirección: Quentin Tarantino. Elenco: John Travolta, Uma Thurman, Bruce Willis, Samuel Jackson, Tim Roth y Harvey Keitel.
Con solo dos películas, Perros de la calle y ésta, Quentin Tarantino cambió el cine norteamericano. De pronto, los diálogos ya no tenían que ser estrictamente funcionales a la caracterización o al relato, sino que los personajes también podían hablar de viejas series, de superhéroes o de su hamburguesa favorita, porque sí, porque es cool, ingenioso y divertido. Las películas tampoco tendrían por qué hablar acerca de algo real. Las de Tarantino forman un universo cerrado en el que solo existe el cine y la cultura pop, cualquier vinculo con la realidad está cortado. Por su sistema de referencias irónicas son vistas como la cúspide del cine posmoderno, pero sin el componente pretencioso que subyace a cualquier cita: todo espectador puede disfrutar de ellas, aunque no haya visto, por ejemplo, Kiss me deadly, una de las películas citadas más abiertamente en Pulp Fiction. Su éxito e influencia fue tal que resucitó a John Travolta, un poco también a Bruce Willis, a las películas de gángsters y hasta la carrera del cantante soul Al Green, cuyo himno de 1972 "Let’s stay together", suena en la banda sonora (que no suelen tener música original, sino un conjunto de canciones expertamente elegidas por Tarantino). También hizo de Samuel Jackson una estrella. Tarantino ganó un Oscar al mejor guion y también la Palma de Oro en el festival de Cannes.
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