Adrián Suar-Julieta Díaz: la comedia del matrimonio
Después de interpretar a matrimonios atribulados en el teatro (El año que viene a la misma hora), el cine (Dos más dos) y la TV (Silencios de familia), regresarán el jueves a la pantalla grande con El fútbol y yo, donde queda claro que la sociedad actoral que componen es más sólida que nunca: aquí, ellos mismos se encargan de analizarla
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Pedro y Verónica se conocieron en una discoteca, más precisamente en New York City, la City. Ese pasado romántico y lleno de ilusiones devino en un presente de corazones rotos y desilusiones al por mayor que son evidentes ya en los primeros minutos de El fútbol o yo. El film, que se estrena este jueves, vuelve a reunir a Adrián Suar con Julieta Díaz que, como ya hicieron antes en el teatro con El año que viene a la misma hora, en el cine con Dos más dos y la televisión con Silencios de familia , interpretan a una pareja en crísis y con más de un conflicto que resolver.
Esta vez los espectadores conocerán al matrimonio de Pedro y Verónica cuando ella ya esté harta de la obsesión de él con el fútbol y él note que ella parece haber dejado atrás todas sus ilusiones y proyectos. Las hijas adolescentes de ambos, los amigos de Pedro, la familia de Verónica y el vecino entrometido, interpretado por Rafael Spregelburd, que aparenta un interés más que pasajero por ella serán testigos de una debacle anunciada desde las escenas iniciales de la película que dirige Marcos Carnevale, también autor del guión junto a Suar.

Adrián y Julieta se conocieron En Pol-ka, trabajando. Ella como actriz; él, como su productor. La manera en que recuerdan aquella época delata la confianza que se tienen y la comodidad con la que trabajan juntos, uno de los motivos por los que vuelven a encontrarse en pantalla una y otra vez. “¿Querés que te cuente mis primeros papeles en Pol-ka? Me acuerdo de todo perfectamente. El no sé si se acuerda, aunque tiene buena memoria. Fue en Verdad-consecuencia. Hice de Empleada 1”, dicen al unísono entre risas Suar y Díaz. Y entonces ella despliega una lista que describe el camino de una actriz con potencial. Ese que reconoció rápido Suar que la escucha sonriendo porque sabe que el tiempo le dio la razón a su pálpito. “Cuatro capítulos de Carola Casini, siete de Gasoleros. Iba sumando. Paso a paso, pero sin pausa”, detalla Díaz mientras sigue mencionando personajes y programas en los que cada vez tenía más participación hasta a Soy gitano, según ella, su primer papel protagónico. Pero Suar, atento y el mejor historiador de su propia productora, la corrige: “No. ¿Te olvidaste? ¿Por qué sos así? ¿Te olvidás del programa con Oscar Martínez ?”, le pregunta falsamente ofendido. “Tenés razón. Ilusiones. Me sacan de Campeones medio año antes para hacer de la contrafigura de Cathy Fulop . De ahí a 099 Central y después sí vino Soy gitano”.
–¿Te acordás de la Julieta de aquella época?
Adrián Suar: –Me acordé del recorrido mejor que ella ¿Querés que te diga cuanto le pagué? Primero fue por el pancho y la coca... (Risas)
Julieta Díaz: –Cuando empecé a hablar con él, porque al principio no le hablaba, obvio, charlábamos y siempre me decía lo mismo: “Quiero que hagas algo totalmente distinto de lo que hiciste hasta ahora”. El confiaba en mí pero también siempre sentí que cuando me llamaba también estaba arriesgando. Todo lo que me ofrecía era muy diferente de lo anterior.

–Iba preparando a su futura esposa de la ficción...
JD: –Con veinte años de anticipación.
AS: –Es que me gusta mucho cuando hay buen material (dícese actores), es música para mis oídos. Yo ya veía en Juli...
JD: –Al monstruo.
AS: –Las posibilidades, el talento, la responsabilidad. Y cuando podés planificar a partir de eso es fantático, me gusta mucho. Lo he hecho algunas veces, con algunos actores, no con todos. Lo hicimos juntos. Es un trabajo que se hace en conjunto. En el caso de Julieta el punto de inflexión fue con Locas de amor”.
JD: –Venía de protagonizar Soy gitano, estaba muy estresada y Adrián me proponía el mejor personaje en el mejor programa de la TV y yo le dije que no. “Estoy muy cansada, me quiero tomar vacaciones”. ¿Te acordás?
Suar asiente con una sonrisa y un movimiento de cabeza, como quien recuerda la travesura de un niño pequeño y no dice nada. Ya sabe lo que viene.
JD: –Vino y me preguntó: “¿De qué estás estresada? Te vas a ganar todos los premios”. Eso cuando ni habían empezado a hacer la preproducción del unitario pero él ya sabía y tenía razón. Nos ganamos todos los premios.

–Con eso la convenciste..
Ella pone cara de “qué pesada fui” y él, más que acostumbrado y hábil en la diplomacia del mundo interpretativo, explica: “A veces hay que ayudar a los actores, porque en ese caso Juli estaba cansada de verdad y yo veía algo que a lo mejor ella no veía. A veces pasa".
JD: –Después de todo ese recorrido nos conocimos como compañeros de trabajo. Ahí fue un clic perfecto. Enganchamos.
AS: –Hicimos la obra de teatro, la película Dos más dos, la serie y ahora El fútbol o yo, siempre divinamente bien. Charlamos mucho, pactamos, porque tener confianza habilita todo eso y es lo más sano en un set. Poder discutir posiciones, puntos de vista y lo que cada uno imagina para el personaje y la escena.

JD: –Hay algo de los colores y el ritmo de nuestros estilos de interpretación que encaja. Como Gustavo Bermúdez y Andrea del Boca (se ríe). Soy muy noventosa. Pero en serio, trabajamos muy bien y la pareja funciona aunque sea en un nuevo contexto. Nunca es la misma pareja.
–¿En el proceso de escribir el guión ya tenías a Julieta en mente para el papel?
AS: –Siempre.
JD: –Dijeron todas que no.
AS: –Estaban Claudia Lapacó y Amelia Bence (carcajadas de nuevo). En serio, con Marcos siempre pensamos en Juli.

–¿Y la premisa inicial fue la obsesión con el fútbol?
AS–: Conozco a muchos tipos así.No al nivel del personaje pero existen. En el caso de Pedro es su refugio. No sé si las mujeres tienen algo similar. Tal vez las charlas entre amigas. El futbol te conecta, si te gustó de chico, con la infancia. Trasciende el universo femenino y la propia madurez.
–El equivalente para algunas mujeres podrían ser las telenovelas
JD: –Yo, por ejemplo, volviendo a Andrea del Boca y Gustavo Bermúdez, los miraba en Antonella con mi mamá. Y veíamos juntas La banda del Golden Rocket también (lo dice bajando la voz, un poco tímida, recordando ver en esa serie al que luego sería su marido en la ficción.) El ritual de ir a la cancha con el papá o el tío es muy potente y por eso se asocia en muchos casos al fútbol con algo muy familiar. Es difícil encontrar un ritual similar en el universo femenino. Lo más parecido a un hombre gritándole al arbitro a través de la tele es el “Decile que lo querés, decile”, de nosotras.
AS: –¿Le hablabas a los personajes?
JD: –Lo sigo haciendo. Ellos le dan indicaciones al jugador aunque no los escuche y nosotras rogamos: “Contale que es tu hija”.
–Acá está la próxima película...
Suar: –La novela o yo.
–Y la contrafigura no es Rafael Spregelburd, como en El fútbol o yo, sino...
A dúo: –¡Gustavo Bermúdez!
Su hijo Toto, otro rasgo familiar en la película
Además de la confianza construida a través de años de trabajo en conjunto con Díaz, en El fútbol o yo hubo otro elemento de familiaridad para Suar. Es que su hijo Tomás tiene un pequeño papel como novio de la hija mayor del protagonista. Una experiencia que el actor y productor describe como muy tranquila. “ Yo no quería que se sintiese presionado. Fue normal, no lo quería festejar demasiado tampoco. Estuvo bien las dos o tres jornadas que vino para que se vaya curtiendo. Por ahora, él está convencido de que esto es lo que quiere hacer. Puede cambiar o no. Lo que quiera. No hay presión. Que se forme, que trabaje, que haga su camino”.
Polémica por el origen de la idea
Lejos de ser una preocupación localista, la locura por la pelota no es sólo argentina.De hecho, El fútbol o yo está basada en la película belga Je suis supporter de Standard (Soy hincha del Standard), cuyos derechos adquirieron los productores del film local para construir su historia a partir de dos elementos de aquel guión: la adicción al fútbol y la manera que elige el protagonista para tratarla. Una vuelta de tuerca que El fútbol o yo aprovecha para algunos de sus pasajes más graciosos y emotivos. Sin embargo, en el transcurso de la promoción previa al estreno, la película quedó en medio de una controversia cuando el periodista y autor Daniel Frescó inició una demanda legal argumentando que se trataba de una copia de su libro Enfermo de fútbol, publicado en 2015. Una denuncia cuyo contenido la productora Patagonik, responsable del film, desmintió.
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