Damián De Santo, entre el “amor de a tres” y una impresionante experiencia paranormal: “Fue tremendo”
El actor, que presenta junto a Julieta Zylberberg la obra Me gusta, reveló algunos de los encuentros con naves y extrañas luces que experientó en el cerro Cuchi Corral, a 8 kilómetros de La Cumbre
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Desde hace varios años, Damián De Santo divide su tiempo entre Buenos Aires y la ciudad cordobesa de Villa Giardino, donde posee un complejo de cabañas que él mismo regentea. “Cuando hago tiras, estoy acá durante la semana y me voy para allá los viernes, pero ahora invertí el orden porque estoy haciendo teatro los fines de semana con la obra Me gusta. Estoy tres o cuatro días en cada lugar, porque voy y vengo manejando y son más de siete horas. Me relaja viajar y aprovecho para pensar”, explicó el actor.
En la obra, De Santo interpreta a Andrés, un hombre que lleva 10 años de matrimonio con Martina (Julieta Zylberberg) y es padre de una niña pequeña. La vida de la pareja empieza a cambiar cuando llega a sus vidas Jowy (Lucía Grasso), una joven niñera que los hace fantasear con la idea de mantener un romance de a tres. “Los de nuestra generación nos adaptamos de a poco a todo lo que se viene... Pero también es cierto que los más jóvenes también se tienen que adaptar a nosotros. Es un ida y vuelta”, reflexionó el actor, en diálogo con Catalina Dlugi en el ciclo radial Agarrate Catalina. Y explicó: “Está buena la obra y me atrajo muchísimo hacerla. Está escrita por un argentino, Alberto Rojas Apel, y tiene una dinámica súper interesante. Es una comedia muy veloz pero profunda”.
“Lo que tiene de lindo, y se ve desde arriba del escenario, porque el director Javier Daulte es muy sensible en ese sentido, es que están totalmente enamorados. O sea: el amor es el que protagoniza esta historia. Puede ser de a dos, de a tres, de cuatro; pero no es una simple relación sexual, una noche de trío. Es plantearse vivir, tener una vida así. Eso le da más vuelo”, indicó. “La reacción del público es variada”, reveló. Y a modo de ejemplo, contó: “Algunos se paran en la puerta, nos saludan y nos dicen: ‘Nosotros somos una trieja. Están contando nuestra historia’. Nos encontramos con triejas de todo tipo, dos varones y una mujer, tres varones, tres mujeres... Y la gente más grande nos dice: ‘Yo a mi edad no me animo, pero tenía fantasías de que esto me suceda en algún momento”. Otros nos dicen que están mejor así”.
Con respecto a cómo se adaptan su esposa, Valeria Bilous, y su sus hijos Joaquín y Camilo a su constante ir y venir, De Santo explicó: “El más grande, vive en Córdoba, así que no lo padece para nada. Y el más chico, con 17, hace su vida. Solo nos necesita para que lo llevemos a la escuela cuando hace frío. Igual, yo por teléfono resuelvo todo lo que puedo desde Buenos Aires cuando estoy acá. Valeria no se encarga del mantenimiento, pero sí de lo administrativo. No hay problema con eso, porque lo tenemos aceitado”.
El actor también se refirió a los problemas de sequía e incendios que sufrió la zona de Villa Giardino en septiembre de 2020 y explicó cómo pudo resolverlos en su complejo: “Nosotros tenemos dos piletas y dos lagunas, una natural y otra artificial, y el río muy cerca. Pero las dos piletas suman 400.000 litros, por eso, tenemos aproximadamente 22 horas de autonomía con las mangueras para evitar un incendio, con 200 metros de caños que dan vuelta por todo el complejo; por eso estamos muy bien cubiertos”.
Al final de la entrevista, la conductora le contó que Andrea Pietra reveló hace un par de semanas que había tenido una experiencia con seres de otro planeta y reveló que De Santo también. “Georgina Barbarossa nos recomendó para unos clientes que querían ir a ver las luces a Alina, una señora de Capilla del Monte. Hacía 10 años que estábamos en la villa, pero nunca habíamos ido. Fuimos a donde la gente se tira en parapente en La Cumbre y realmente vimos muchas luces”, reveló.
“En algunos momentos, la señora nos decía: ‘Esos son los hermanos. Si ustedes los observan, se van a ir acercando de a poco’, y juro que fue tremendo. Para mí son naves. Alina nos dijo que el cielo, que estaba nublado, se iba a abrir e iban a aparecer algunas naves y nos pidió que no nos asustemos. Fuera de broma, arriba de nuestra cabeza se abrió el cielo y aparecieron cuatro o cinco luces que se juntaron y formaron una figura. No te da miedo, porque ella te cuenta antes lo que puede pasar. Creo que las naves ven el pasado y nosotros estamos viendo el futuro. No sé si hay algún agujero negro ahí dando vueltas”, indicó. “Sentí una gran conexión y volví renovado, pensando: ‘Si es verdad esto, que vengan a darnos una mano’”.
Esa fue la primera de sus experiencias, pero no la única. “Después seguí yendo, obviamente. Yo conozco esa zona, el cerro Cuchi Corral, y no hay nada. He ido con directores de fotografía, gente de cine, productores de Polka y me dijeron que para hacer estas luces, necesitás una fortuna. Habría que llevar generadores y además, no hay faroles que se parezcan a eso”, señaló.
LA NACIONTemas
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