Tres puntos fundamentales para seguir la nueva temporada de True Detective
Casi como si fuera la señal de largada de la temporada de series modelo 2019, anoche se estrenó la tercera temporada de True Detective, una de las ficciones más esperadas del año que, además por ser una antología, es decir que cada nueva temporada trae una nueva historia y elenco, provoca tanta curiosidad como incertidumbre. ¿Estarán estos ocho episodios nuevos más cerca de los interesantes y sugerentes capítulos de la primera temporada o caerán en la pretensión vacía y fuera de tono de los de la segunda? Los dos primeros episodios que emitió anoche HBO dieron unas cuantas pistas sobre el misterio dentro de la narración y también sobre el misterio de una serie que, si juega bien sus cartas, tiene todos los ingredientes para ser un fenómeno. Lo que sigue contiene spoilers de lo que se vio en el nuevo comienzo y algunas hipótesis sobre lo que vendrá.
El ADN del detective
Desorientar al espectador, generar esa sensación de no entender del todo que está pasando, quiénes son sospechosos y por qué: todo esto está en el ADN de True Detective desde el comienzo. Por ese terreno se movió sin dudas con mayor gracia y mejor resultado en la primera temporada que en la segunda, y en esta tercera oportunidad se vuelve a adentrar en un caso donde las pistas aparecen en lugares y en tiempos diferentes. Guionada casi en su totalidad por su creador Nic Pizzolatto, que también dirige dos episodios, la versión 2019 de True Detective está protagonizada por Mahershala Ali , quien al tiempo que se estrenaba la serie estaba recibiendo el Critic's Choice Award por su papel en la película Green Book: una amistad sin fronteras, un premio que lo acercó un paso más a la nominación al Oscar en la categoría de mejor actor de reparto, que ya ganó en 2017 por la película Luz de luna.
El crimen
En el comienzo del primer episodio, y en menos de un minuto, el detective Wayne Hays (Ali) recorre los tres tiempos en los que se desarrollará la historia. Es 2015 y una entrevista periodística lo pone frente a la cámara para repasar algo que vivió. En 1990, lo vemos declarar sobre el mismo crimen, solo que en este tiempo el hecho sucedió hace diez años. El caso al que se refieren ocurrió en los años 80, pero desde el principio queda claro que no estarán en aquellos años todas las respuestas.
Es 7 de noviembre de 1980, y además de ser el día que murió Steve McQueen, no se trata de un día de guardia demasiado diferente para Hays y su colega Roland West (Stephen Dorff) hasta que reciben un alerta. William y Julie Purcell se fueron de su casa en bicicleta, prometiendo a Tom, su padre, que iban a volver a las 17.30. Es de noche y nadie sabe dónde están. A partir de allí, nada será igual en West Finger, Arkansas. Wayne y su compañero rápidamente despliegan un extenso operativo policial y el primer episodio abre algunas puntas de la investigación, que se van hilvanando entre la acción en los 80 y los relatos de las otras dos líneas temporales.
Un grupo de adolescentes en un Volkswagen violeta que luego juega con unas bicicletas pequeñas, un exmilitar con problemas a la hora de reintegrarse a la vida civil que maneja un karting arrastrando chatarra y un parque donde se juntan grupos de varias edades aparecen rápidamente en el mapa del crimen. La primera hipótesis es que la madre de los chicos, Lucy, se los llevó, pero es rápidamente desestimada. Wayne se ocupa de recorrer la casa y encuentra un par de revistas Playboy en el cuarto de William y un agujero en la pared que da al de su hermana. Los adultos cuentan que un primo de Lucy se quedó un tiempo en el cuarto del niño.
En el colegio de los chicos los detectives conocen a Amelia Reardon (Carmen Ejogo), maestra de Will y futura esposa de Wayne (en el 90 estará junto a él y sus dos hijos; en 2015 ya habrá muerto), quien le habla de los adolescentes del Volkswagen a quienes van a entrevistar.
Es durante un amplio rastreo que se cuenta que Wayne se especializó en reconocimiento a larga distancia en Vietnam, es un rastreador experimentado y tiene su propio modo de trabajar. Mientras todos siguen las indicaciones policiales, él toma su propio camino, llega a una torreta en un punto alto y en principio lo que encuentra no son más que botellas y basura. Cuando baja de ahí, se topa con una bicicleta tirada, una suerte de muñeca hecha con paja, otra figura similar no muy lejos de la primera pero en diferente posición y en una especie de caverna encuentra al niño muerto, con las manos juntas, como si estuviese rezando.
Un rompecabezas separado en el tiempo
La declaración en los años 90 suma unos cuantos datos a la trama. Por un lado, es inminente la salida del libro sobre el caso, Vida, muerte y luna llena, escrito por Amelia, la esposa de Hays. Pero además (y en buena medida la razón por la cual lo convocaron a declarar), un asalto a una farmacia dejó una pista inquietante: las huellas dactilares encontradas en dicha escena corresponden a Julie Purcell. Diez años después, el detective se sorprende al saber que aquella niña que evidentemente no pudo encontrar está viva. En esa conversación, además, recuerdan que él fue destituido después del caso y aseguran que arrestaron al hombre equivocado. Al término del primer episodio hay por lo menos tres misterios por resolver: quién mató a William, qué pasó con Julie y por qué destituyeron a Wayne.
Esta temporada marca su tono desde la presentación. Sí, el tratamiento de las imágenes de los créditos es de la familia de la primera temporada aunque siguen un ritmo propio, donde se anticipa que buena parte de la trama estará enfocada en entender el recorrido de un protagonista partido en varios tiempos, incluso más allá del caso que investiga. Otra cosa que llama la atención en esa misma secuencia de créditos es la fuerte presencia del personaje de Carmen Ejogo, incluso con bastante más peso que la figura de Roland West, el compañero de Wayne, lo que permite aventurar que aquella sociedad no persistió en el tiempo. Ella, mientras tanto, afianza su importancia en el segundo episodio y deja abiertas algunas dudas alrededor de la familia del protagonista.
Las muñecas que aparecieron donde encontraron el cuerpo de Will son el puntapié fundamental de la investigación. Nadie sabe de dónde vienen o quién las hace y el detective Hays decide darle a Amelia una foto para que pregunte entre sus alumnos. Durante este segundo episodio, esa línea de investigación se aborda aunque la intervención de la fuerza federal se interponga en los planes del Wayne. También hay un breve interrogatorio a aquel primo de Lucy que vivió en la casa con los chicos y los detectives siguen una pista de un colega del área antidroga que insinúa la posibilidad de estar frente a un caso de pedofilia.
De las intervenciones de 2015 queda claro que hay mucho que el personaje sabe sobre el caso pero que incluso a él le cuesta ordenar en dicho presente. A veces le cuesta recordar a su mujer, habla de los pedazos de historia que no recuerda, aunque sí queda claro que nunca se sintió parte "de la tribu", dejando entrever algún conflicto racial que posiblemente se desarrolle más adelante. Le confiesa a su hijo que repasar el caso lo ayuda a pensar en Rebecca, su hija, a quien no ve seguido. Por alguna razón, su hijo y su nuera parecen no querer hablar demasiado de lo que pasó en esa familia, con su propia historia, y todo parece indicar que allí radica buena parte de la intriga de esta nueva temporada.
De regreso a los 80, una nota llega a la casa de los Purcell: "No se preocupan, Julie está a salvo y en un buen lugar. Los niños deben reír, no miren. Déjenlo ir". Pero aún 35 años después, este detective no puede dejar ir eso que definitivamente cambió su vida. Algo de lo que pasó en los años 90 lo hizo dejar la fuerza policial, y algo de la historia de su propia hija lo desarma. Como encajado en una pesadilla de la que no puede escapar, el segundo episodio termina con él, en pijama, perdido literal y simbólicamente en aquellas calles, donde futuro y pasado se mezclan para convertirse en algo inquietante donde ninguna pista es del todo clara.
True Detective, los domingos, a las 22 por HBO (también disponible en HBO Go y Flow).
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