Fue una bisagra en su carrera. Si bien contaba con una trayectoria (que tenía al ciclo Badía & Cía como su mayor crédito), lo que sucedió tras la irrupción de Videomatch , allá por 1990, definió para siempre su carrera y su destino. Desde entonces Marcelo Tinelli no ha parado de crecer en el mundo de la televisión hasta convertirse en un innegable número uno.
Luego aquel programa, que comenzó en Telefe y se mantuvo en esa emisora durante 15 años, devino en ShowMatch al pasar a Canal 9 en 2005 y continuó con ese nombre cuando recaló al año siguiente en eltrece, liderando ininterrumpidamente a partir de ahí el prime time con el formato "Bailando por un sueño". Mañana, a las 22:30, Tinelli regresa a la pantalla de eltrece, no sólo para iniciar una temporada más de su exitoso ciclo sino para celebrar con todo los 30 años de su programa insignia. Para la primera emisión promete una suerte de "volver a vivir" con todos los integrantes de aquella troupe histórica, luego el martes arrancará con el certamen de baile y el jueves y viernes los dedicará a un nuevo formato "de cazatalentos" federal, titulado "Genios de la Argentina".
Todo esto en medio de rumores sobre su inminente debut en el mundo de la política, basado en recientes encuentros con Roberto Lavagna y Sergio Massa, de los que no rehuye en la siguiente entrevista.
–A treinta años del inicio de Videomatch, ¿qué recuerdos te vienen a la mente de estas tres décadas?
–Se me mezclan recuerdos personales y laborales. Es un programa que atraviesa mi vida, fijate que mi hija mayor también tiene treinta años. Recuerdo los primeros días, cuando arrancamos, y no sabíamos muy bien para dónde teníamos que ir, más allá de que era el noticiero deportivo de la revista El gráfico. También recuerdo la cercanía con Carlín Calvo y su programa Amigos son los amigos y con Arturo Puig y su Grande, Pa!, que alcanzaba los 60 puntos de rating. Yo era la oveja negra del canal que hacía sólo un punto a la medianoche, porque al principio todo fue fatal. Por eso tengo muchos recuerdos de loser, que fueron los más lindos porque a partir de ahí uno pudo construir un montón de cosas. Mi comienzo no fue exitoso; para nada.
Mi comienzo no fue exitoso para nada.
–Ni siquiera fuiste la primera opción para conducir el programa.
–Exacto. Al programa llegué de casualidad porque Gustavo Lutteral se bajó a último momento. Yo venía de Telenoche y la propuesta me interesó porque iba a ser un programa deportivo serio y yo quería ser justamente eso, un periodista serio, hablando de deportes a la medianoche. Ese era mi objetivo. Pero todo fue de mal en peor, al punto que pensé que me rajaban, pero a Gustavo Yankelevich (por entonces gerente de programación de Telefe) se le ocurrió que yo pasara a hacerme cargo de la producción y como no teníamos nada de nada, empezamos a echar mano a un viejo material de Deportes en acción, un programa que hacía Nicolás González del Solar, y los VHS comunes que cada uno tenía en su casa. Bonadeo, Jacubovich y Príncipi los traían, luego los editábamos y los pasábamos, sin pagar ningún tipo de derechos. Y ahí nos fue peor aún. El fracaso fue total. Con eso intentamos pelear contra el Mundial de Italia, que pasaba el canal de enfrente. El Trece repetía a la medianoche los mejores goles y nosotros pasábamos el rally de Kenia de hacía seis años... ¡Imaginate! Era tan tragicómico lo que nos pasaba que empezamos a reírnos en cámara de nuestras notas y eso devino en la mutación del programa, de serio a humorístico. Esa fue la clave de nuestra salvación y del éxito posterior de Videomatch. Al terminal el Mundial sumamos eventos propios, carreras de mountain bike, donde nos caíamos y luego vinieron los bloopers, los videos caseros que nos enviaban la gente y así el programa creció, creció y creció. A tal punto que Gustavo luego me ofrece, además, conducir Ritmo de la noche, los domingos a la noche.
-¿Qué diferencias encontrás entre la TV de aquella época y la actual?
-Es absolutamente diferente. En la televisión abierta de entonces no existía la competencia con los canales on demand ni con los celulares. Hoy, sin dudas, la mayor competencia que tiene la TV son los teléfonos. Antes el país se paraba ante ciertos eventos que emitía la tele. Hoy ya no. Antes estar en la tele era lo máximo, significaba que todo el país se reuniera para verte; las costumbres argentinas tenían que ver con eso, la gente se reunía en familia para ver televisión; es más, comían con la televisión prendida. ¿Hoy qué familia cena con la televisión puesta en la mesa? Y no porque ya no guste la tele, no, no, no, sino porque cada uno está viendo cierto contenido audiovisual en su dispositivo particular. Vas a un restaurante y ves a todos los chicos comiendo con el celular en la mano, mirando a la vez un video, un programa o una película. El cambio ha sido muy grande. Hoy es la tele y un montón de plataformas que contribuyen a un contenido. Antes para conocer el rating de un programa había que esperar un día y venían en un cuadernillo de la empresa IPSA o Mercados y Tendencias que para nosotros era como la biblia. Hoy tenés la herramienta del minuto a minuto, que podés usarla o no.
–Con todos estos cambios tecnológicos y la proliferación de plataformas, ¿son válidos los tradicionales sistemas de medición de rating?
–No, deberían ser modificados. Ya no se puede medir el rating de un programa colocando 800 aparatitos arriba de los televisores en casas de familia. Esa medición quedó antigua, está sesgada a cierta clase de gente. Además los contenidos ya no se ven exclusivamente a través de un televisor hogareño sino a través de celulares, tablets, y en diferentes horarios, no sólo cuando el canal emite un programa. Por ejemplo, hay gente que cuando yo voy a llevar a mi hijo al jardín me para y me dice: "Te vimos ayer al mediodía y estuviste muy gracioso cuando..." Y yo, me pregunto: "pero ¿cómo, si mi programa va a la noche?" Bueno, eso significa que alguna gente ve los programas en vivo, pero otra lo hace en otros horarios. ¿Y cómo se mide eso? Si uno pudiera sumar toda la gente que ve un contenido en sus distintas plataformas (tele en vivo, On Demand, Twitter, Instagram, etc) otras serían las cifras de los ratings actuales. En definitiva, la industria de la televisión en particular y la de las comunicaciones en general han cambiado mucho y van a cambiar aún más, cuando llegue el 5G.
–¿Cuáles fueron los mejores y peores momentos de este largo recorrido televisivo?
–Entre los mejores momentos recuerdo los festejos por los diez y los veinte años del programa. También la visita de Luis Miguel a Ritmo de la noche, un día después del fallecimiento de su padre, y las visitas de Brian May y Robbie Williams. Y el único día en todos estos treinta años que no hice el programa porque justo nació mi hija Juanita. Son tantos los buenos momentos que tendría que hacer una lista para creérmelos... Salvo ahora, que me he puesto más reflexivo y melancólico, me pasa que de repente veo un programa y digo: "Uy, qué loco, mirá lo que hicieron". Me cuesta incluirme y pensar que yo también estuve ahí y lo hice. ¿Malos momentos? Mmm... más bien momentos que no me han gustado. Y tienen que ver con el rol de la mujer en los últimos años de "Bailando por un sueño". En ese sentido mi mujer y mis hijas me han hecho aprender mucho. Hoy miro para atrás y digo: esto no lo volvería a hacer. No me gusta haberlo hecho.
–¿A qué te referís? En su momento fuiste muy criticado por el corte de polleras.
–A eso, por ejemplo. No lo volvería a hacer, como así tampoco algunas notas en la calle, que hoy me resultan agresivas, donde uno se rió del otro y no con el otro. Ese era el humor que había entonces, pero visto desde el hoy no estaba bueno.
-Hablemos de las novedades de esta temporada.
-El primer programa, el de mañana lunes, será atípico. Repasaremos los treinta años de historia, será un encuentro entre amigos, entre gente que no veo hace mucho tiempo y por eso estoy muy movilizado. Pensá que hay gente que no veo hace treinta años, desde los comienzos de Videomatch, será como un encuentro de ex alumnos. Este primer programa va a tener que ver con el humor, con todas las notas emblemáticas que hicimos durante los primeros 15 años del programa, pero vueltas a hacer en la actualidad por los protagonistas originales con algunos famosos. Además de humor, seguramente habrá mucha nostalgia, mucha emoción. El martes arrancamos con el "Bailando", que este año se llamará "Súper Bailando", porque incluirá a varios campeones y bicampeones de ediciones anteriores (Hernán Piquín, Julián Serrano y Sofía Morandi, Federico Bal, Flor Vigna, Silvina Escudero) más artistas importantes (Griselda Siciliani y Leticia Brédice, entre otros). Tenemos un muy buen jurado (integrando por Florencia Peña, Pampita Ardohain, Marcelo Polino y Ángel De Brito) y un BAR más potente, ya que en él van a estar Aníbal Pachano, Laura Fidalgo y Flavio Mendoza, lo que le va a dar un condimento interesante al programa.
–Un BAR que se presume más crítico...
–Sí, más crítico. Muchos dicen que va a ser un jurado del jurado porque los tres tienen una capacidad técnica para hablar desde un lugar muy importante. Tranquilamente cualquiera de ellos tres podría ser jurado del programa. Algunos productores me dicen que en realidad vamos a tener un jurado de siete integrantes, subdivididos en uno de cuatro y en otro de tres. Esto le va a dar al programa un crecimiento en el ida y vuelta entre unos y otros.
–Lo cual, seguramente, va a acarrear un plus de conflictos, una de las marcas en el orillo de "Bailando".
–Yo no soy muy afecto a las peleas. Esa es una de las cosas que no quiero que sucedan más en el programa, forman parte de los momentos menos lindos del ciclo. Sí me parece que pueden haber discusiones en torno a los puntajes porque esto es un reality y porque este año el BAR va a tener más poder de decisión sobre la suerte de los participantes, no sólo en conjunto sino individualmente. Pero peleas-peleas y escándalos, ya no pueden haber.
–Y del reality federal "Genios de la Argentina", ¿qué me podés adelantar?
–Es lo más novedoso de todo.A partir del jueves saldremos desde el interior del país. Es la primera vez que haremos un programa en vivo en una provincia y ante 10.000 personas, buscando nuevos talentos por toda la Argentina. Empezaremos por Santiago del Estero. La idea es hacer un programa muy federal, todos los jueves y viernes. Voy a viajar con toda mi familia y del jurado formarán parte Valeria Lynch, Patricia Sosa y Los Pimpinela. En total seremos 126 personas que nos trasladaremos cada quince días al interior, algo que se podría ver como una locura en un momento de tanta crisis e incertidumbre, de menos pauta publicitaria y de menos encendido en la tele. Pero creo que en circunstancias como esta hay que tratar de apostar con todo. Ojo, aunque el jurado sea de cantantes el "Genio de la Argentina" no tiene por qué serlo, puede ser un bailarín, un músico, en fin, cualquiera que tenga una gran cualidad artística.
–Este es un año electoral, ¿volverán las imitaciones y las parodias a los políticos?
–El primer programa va a tener la imitación del Presidente y la imitación de Cristina. Justamente estamos ultimando los guiones. Me parece importante que ambos estén, corresponde que el primer mandatario y la expresidenta estén saludando o dando un discurso el primer día del ciclo. Hoy en la Argentina el tema político está fuerte y el programa debe reflejar lo que está pasando en el país. Martín Bossi va a hacer de Cristina Kirchner y Fredy Villarreal de Mauricio Macri. Después veremos cómo seguimos en el año.
–A propósito, mucho se ha hablado en los últimos tiempos de tu incursión en el mundo de la política, ¿qué hay de cierto?
–Yo tengo ganas de participar y de comprometerme en algo más por mi país. A mí me encanta trabajar desde la fundación (La Flia) y lo vengo haciendo desde hace casi 26 años, ayudando a un montón de gente que lo necesita y colaborando sobre todo en acción social. Pienso que en algún momento, y después de treinta años de hacer el programa, me gustaría devolver algo de lo que la gente me ha dado. Me parece interesante para mi vida. Por eso en los dos últimos años me he preparado, he estudiado más y he tomado un contacto más estrecho con la realidad y he armado equipos con politólogos, especialistas en ciencias políticas y economistas para ver diferentes cuestiones; así he podido analizar un poco más en profundidad la provincia de Buenos Aires o cómo ha trabajado el último gobierno y los anteriores la situación de la provincia. Me he involucrado en un montón de situaciones que tienen que ver con la vida nacional. ¿Pero cuándo va a llegar mi momento? Lo decidirá la gente. Yo no tengo ningún apuro.
–¿Cómo deben interpretarse tus encuentros con Roberto Lavagna y Sergio Massa... como charlas ocasionales o con fines electorales?
–A Roberto le tengo un gran respeto y admiración. Lo conozco desde 2002 cuando era ministro de Duhalde e íbamos a la casa de Duhalde a jugar al fútbol. Siempre me gusta encontrarme con él, por todo lo que sabe, sobre todo ahora, que tenemos un problema tan complicado a nivel económico, financiero y social, con el FMI dentro del país. Me parece que está bueno analizar una coyuntura económica con una persona como Lavagna. A Sergio también lo conozco hace muchísimos años y está bueno encontrarse con personas como él, con las que uno es afín en el pensamiento ideológico, para charlar un poco de la realidad argentina.
–¿Sólo para charlar?
–Bueno... a partir de esas charlas, y como ellos saben que en algún momento tengo ganas de hacer algo, siempre surgen los ofrecimientos; de la misma manera en que el año pasado Cambiemos me ofreció hacer algo con ellos.
–De dedicarte finalmente a la política, ¿cuál sería tu mayor ambición? ¿Te postularías a gobernador de la provincia de Buenos Aires o a presidente de la Nación?
–Hoy, hablar de cargos, con todo lo que está sufriendo la gente, me parece una falta de respeto. Siempre a uno le dicen "podrías ser esto o podrías ser lo otro". Pero a mí no me gusta hablar de cargos. Yo no creo que este país vaya a salir adelante si yo ocupo tal o cual cargo. Si dijera eso estaría equivocado y traicionaría lo que estoy sintiendo. Lo que hoy siento es que este país va a salir adelante con un proyecto de unidad nacional y pensando en los próximos 30 años. Si seguimos pensando en una o dos personas... vamos a seguir alimentando la grieta. Y la única manera de salir de la grieta es a través de un acuerdo nacional, donde depongamos las actitudes y los cargos personales; y que si nos juntamos en una mesa cada uno deje sus armas al costado. Entre todos tenemos que fijar prioridades para los próximos doce o quince años. En ese contexto, y si estoy participando en la vida pública, ocuparé el lugar que me toque, el que decida la gente. Pero hoy tengo contrato con eltrece por dos años más, así que en principio me veo trabajando en la tele; a no ser que se produzcan circunstancias excepcionales.
–Al ingresar al mundo de la política, en un país con tanta polarización, ¿no temés perder parte del cariño de la gente?
–La política es la mancha venenosa. Te acercás a la política y te pueden pasar ciertas cosas. A la política se la ve como un problema, por eso si vos te acercás al problema, te manchás. Ojalá que que un día podamos revertir esta visión ¡Alguien va a tener que cambiarlo! Si todos seguimos pensando que la política es la mancha venenosa cada vez menos gente se va a querer comprometer y yo creo que esto se cambia desde adentro, desde el mismo mundo de la política. El cambio podría venir de un outsider, como en Ucrania, avalado por la gente, pero de un outsider que acepta ingresar al mundo de la política para generar el cambio. Uno puede soñar un montón de cosas, pero los verdaderos cambios se logran desde una decisión política. Por eso la máxima autoridad política tiene que hacerse responsable de todos sus actos. No se puede llegar a un lugar para decir que la culpa es del de atrás.
Si todos seguimos pensando que la política es la mancha venenosa cada vez menos gente se va a querer comprometer y yo creo que esto se cambia desde adentro, desde el mismo mundo de la política
–¿Qué dice tu mujer de tus aspiraciones? ¿Te acompaña sin reparos o trata de disuadirte?
–Guillermina es una mujer muy comprometida socialmente, por ejemplo con causas de medio ambiente. En este momento está muy focalizada en los agrotóxicos en la Argentina. Entonces todo lo que tenga que ver con que uno pueda cambiar la realidad para mejorarle la vida a la gente, que creo que es la función de la política, ella lo acepta. Es más, le encanta. Es una persona que estaría muy feliz si yo tomara la decisión de dedicarme plenamente a la política. En ese caso sería la persona que más me apoyaría y estaría al lado mío con una visión hipercrítica. Pero antes quiere ver mi convencimiento total, y está bien que así sea, porque para llevar a buen puerto un proyecto político uno tiene que dedicar el cien por ciento de sus energías.
–Esta semana transcendió que se habían comprometido en marzo, ¿pensás casarte nuevamente?
–No, no veo al compromiso como a la antesala del casamiento. No quiero defenestrar la institución del casamiento, pero creo que como en los medios ahora existen distintas plataformas, en el amor sucede lo mismo. Nuestro compromiso fue más que nada empezar a usar los dos un mismo anillo. El otro, menos simbólico pero más profundo, es el compromiso diario, el de estar espalda con espalda, apoyándonos permanentemente y construyendo una familia. Ese lo mantenemos desde un principio. Tenemos los mismos valores, pero de repente podemos pensar diferente y no obstante seguir creciendo con la mirada atenta del otro. Eso es para mí el amor que siento por ella. Hoy me veo en un momento hermoso de la vida, fundamentalmente porque estoy súperenamorado de mi mujer.
–A propósito, también dijo que sos un hombre muy romántico. ¿Te reconocés así? ¿En qué lo manifestás?
–Sí, soy una persona muy romántica. Me gusta estar en los pequeños detalles. Me encanta cocinarle y mientras tanto tomarnos un vino. Estoy muy pendiente de las fechas, de los aniversarios, del día en que nos conocimos. Soy de dejarle tarjetas, traerle flores y comprarle regalos. También me gusta organizar viajes para los dos y sorprenderla de todas las maneras posibles.
–¿Y qué hay sobre la posibilidad de agrandar la familia? ¿Es verdad que piensan adoptar una criatura?
–Las ganas están. Desde siempre Guillermina me dijo que le gustaría adoptar y a mí también me agrada la idea. Nosotros tenemos mucho contacto con chicos de la calle, a través de Fundación La Flia. Somos de estar mucho con ellos y nos encariñamos. Por ejemplo, vamos a un hogar que apadrinamos en Necochea y ahí te encontrás con chicos en situación de vulnerabilidad y pensás en hacer todos los trámites y adoptarlos. Las ganas de mejorarles la calidad de vida a esos chicos están, pero por H o por B hasta ahora no lo hemos concretado. La última vez casi pasamos del deseo a la acción: eran cuatro hermanitos divinos. Nos fuimos de allí destrozados y cuando llegamos a Buenos Aires dijimos: si ya tenemos ocho, entre los de Guillermina, los míos y el nuestro, ¿cuál es el problema de pasar a criar doce hijos? ¡Nos acomodamos y listo! Pero después surgió un problema legal y todo quedó en la nada. Pero no bajamos los brazos: estoy seguro que tarde o temprano adoptaremos.
Agradecimiento: hotel Legado Mítico.
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