“Asuntos nacionales”: la insólita prohibición de China a los autos Tesla por la reunión del Partido Comunista
Los vehículos producidos por la empresa del multimillonario Elon Musk no podrán circular durante dos meses en esa región debido a “asuntos nacionales”, según comunicaron las autoridades
Los conductores de automóviles Tesla en China deberán mantenerse fuera del distrito de Beidaihe, una región de playa en donde se desarrollará la reunión anual del Partido Comunista de China. El punto de encuentro es una tradición establecida por Mao Zedong en 1953 y, desde entonces, el destino sirve de escenario para conversaciones importantes sobre economía y política exterior que definen el rumbo de esta fracción.
Beidaihe se ubica a 300 kilómetros al este de Beijing, la capital China, y es el escape ideal para los más poderosos, quienes dejan a un lado sus agendas por un par de semanas para distraerse entre el clima cálido y las olas del mar, mientras en sitios altamente custodiados por equipos de paramilitares y oficiales de policía se discuten asuntos de alto impacto. Históricamente, en este contexto se han discutido avances bélicos, cuyas consecuencias se miden en miles de vidas perdidas; así que se trata de una cumbre trascendental dentro y fuera de sus fronteras.
La fecha exacta de estas reuniones nunca es anunciada por los medios de comunicación, las decisiones de seguridad que se toman para blindar la reunión de posibles ataques aportan pistas y el historial indica que suelen desarrollarse entre finales de julio y principios de agosto, como parece que ocurrirá este año.
De acuerdo con información publicada por Reuters a partir de un oficial de policía, las autoridades chinas prohibirán la circulación de vehículos Tesla en Beidaihe durante al menos dos meses; la medida entrará en vigor a partir del 1 de julio. El oficial dijo que esta decisión respondía a “asuntos nacionales” y no aportó más datos al respecto.
Sin embargo, la medida no es una novedad, porque las autoridades chinas se han cuestionado, al menos desde el año pasado, el uso que hace Tesla de los datos que recolecta con los sistemas de vigilancia de sus vehículos eléctricos ante el temor de que estos sean administrados por servidores estadounidenses.
No es un secreto que las equipaciones de última tecnología en los automóviles Tesla incluyen cámaras que cubren todas las áreas del vehículo con el fin de protegerlos de daños o robos y hasta para colaborar con el sistema de conducción autónoma y facilitar el estacionamiento, utilidades que parecerían inofensivas, pero encienden las alarmas en China, especialmente si son altos funcionarios quienes optan por conducir un Tesla.
Ante las dudas sobre el destino de la información que recolectan los vehículos, Elon Musk aclaró, durante una reunión en el Foro de Desarrollo de China el año pasado, que no se trata de automóviles espías como sospechan en la región: “Hay un motivo muy fuerte para que seamos muy confidenciales con cualquier tema. Si Tesla usara sus autos para espiar en China o en cualquier lugar, nos cerrarían”. Además, aseguró que fuera de América del Norte, esas cámaras no están encendidas y que siempre operan de acuerdo con las regulaciones de cada país.
Sin embargo, en el país oriental parecen no estar convencidos con esas declaraciones y prefieren asegurarse de que la reunión anual entre líderes del Partido Comunista se conduzca con secrecía y no habrá filtraciones sobre decisiones que puedan jugarles en contra en caso de terminar en los oídos equivocados.
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