La intimidad de la noche de Javier Milei en la gala de los Atlantic Council Global Citizen Awards

NUEVA YORK.- Javier Milei, acompañado de su hermana, Karina, llegó al salón del Ziegfeld Ballroom, un centro de eventos cerca del Central Park, en Manhattan, a las 19.35. En su mesa, iluminada por varias velas y con flores en el centro, ya estaba la entrada de burrata y ensalada, con vino argentino. Uno de sus primeros abrazos -efusivos- fue con el embajador designado por Donald Trump para la Argentina: Peter Lamelas, conocido del Presidente de un evento en Mar-a-Lago, el club privado del líder republicano en Palm Beach.

De fondo, una banda en vivo que tocaba jazz amenizaba la gala, en la que Milei recibió el premio Global Citizen Award que le otorgó el centro de estudios Atlantic Council. Quien se lo dio, tras una pomposa presentación, fue el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, el hombre clave del gobierno norteamericano que pugnó por el salvataje financiero para la Argentina.

En la mesa del Presidente, la 19, lo esperaban, entre otros, el canciller Gerardo Werthein; el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo”; el embajador argentino en Estados Unidos, Alec Oxenford; la vicechair del Atlántico Council, Adrienne Arsht, y empresarios. Milei se sentó de frente al escenario, entre su hermana y Werthein.

También estaba en la mesa el propio Bessent, que mantuvo animadas charlas con Milei. Al mandatario lo asistía, siempre como una sombra, el traductor oficial de la Casa Rosada.

Unas 650 personas de ámbitos políticos, empresariales y económicos se dieron cita, a un valor de 3000 dólares el ticket. Las mesas de los galardonados -además de Milei, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino- eran para 14 personas; el resto, para 10.

Milei, como la mayoría de los invitados, vestía un prolijo black tie. Al lado de la mesa del Presidente, la 29, estaban Bettina y Alejandro Bulgheroni, Martín Eurnekian (Corporación América), y Julio Figueroa, CEO de Citibank. Se sumaron el vocero Manuel Adorni y el presidente de Nucleoeléctrica Argentina, Demian Reidel. En otra mesa estaba el ministro de Defensa, Luis Petri.

A Lamelas, confirmado la semana pasada por el Senado y que llegará a Buenos Aires en las próximas semanas para asumir como embajador, se lo veía exultante. En su mesa, charló animadamente con Jason Marczak, senior director del Atlantic Council’s Adrienne Arsht Latin America Center.

Milei fue presentado por Bessent, que anticipó una “nueva era dorada” para la Argentina. En el escenario hubo un cálido saludo entre ambos. El secretario del Tesoro, un hombre clave de la administración republicana, también se hizo el hueco para el humor, y recordó los problemas técnicos de Trump en la ONU, de la “escalera mecánica al teleprompter”.

El Presidente, aplaudido al subir al escenario, primero dijo unas palabras en inglés y bromeó con su cabellera (“the Lion”, dijo). Luego agradeció a Trump y al secretario del Tesoro por el “espaldarazo de apoyo a la Argentina en momentos de alta incertidumbre”, que se tradujo esta semana en una reunión en Nueva York con el mandatario norteamericano y la posibilidad cierta de un multimillonario salvataje financiero para la Argentina.

“Es un placer estar nuevamente en Estados Unidos y ser recibido por el secretario del Tesoro, a quien considero un amigo. Muchas gracias también al Atlantic Council y al presidente Donald Trump por el apoyo, que seguramente traerá beneficios a ambos países y a todo el continente“, dijo Milei tras ingresar al escenario, mientras en la sala se escuchaba una base instrumental de la emblemática canción Panic Show, emblemática para el líder libertario.

Milei, que dio un discurso más de político y económico, recordó que cuando asumió el poder en la Argentina en 2023 recibió un “paciente en estado crítico”. Su exposición duró poco más de cinco minutos.

Entre el público también lo escuchaba la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, con quien se había reunido horas antes en el hotel de la comitiva argentina en Manhattan. En el medio de la gala, la funcionaria se acercó a saludar a Milei. Cuando el Presidente la vio, se saludaron con un abrazo.

“Lo que hizo prósperas a todas las naciones prósperas es hacer lo correcto, por más incómodo que sea, en lugar de hacer lo cómodo y fácil. Esto es algo que mi amigo Donald Trump tiene más claro que nadie, por eso impulsa las medidas que está llevando adelante para hacer a Estados Unidos grande otra vez, siendo su gestión una gran inspiración para nuestro gobierno“,señaló Milei en su discurso.

Después del discurso del Presidente y un pequeño receso llegaría el plato central: T-bone desmechado sobre un lecho de papas concasse.

Como la terna de premiados estaba compuesta por Milei, Macron e Infantino, no faltaron las alusiones al fútbol. El primero fue el chairman del Atlántico Council, John Rogers, que hizo una mención sobre la final entre la Argentina y Francia en Qatar 2022. Despertó las risas del público.

Lo mismo Infantino, que recibió el premio de manos del exjugador de fútbol americano Tom Brady. El pope de la FIFA felicitó en francés a Macron y en español a Milei. “Los presidentes de los últimos finalistas y los últimos dos campeones del mundo”, dijo, en referencia a los torneos de 2018, en Rusia, y de 2022, en Qatar.

Macron, que dio un discurso en inglés, tampoco perdió la ocasión para una broma futbolera, cuando al hablar de 2022 dijo: “No me acuerdo lo que pasó; te pido disculpas Javier”. También generó las risas del público. Al iniciar su discurso, el líder francés se preguntó “por qué estaba premiado con mis amigos Gianni y Javier”. El presidente francés recibió el premio de manos del empresario estadounidense y CEO de BlackRock, Laurence Fink.

Pasadas las 21.50 (hora local), después de que un tenor entonara Nessun dorma y generara una ovación del público, Milei emprendió la retirada. Como en el resto de la noche, filmaba sus movimientos con un celular Santiago Oría, el director de Realización Audiovisual de la Presidencia.

Milei tardó algunos minutos desde su mesa hasta la puerta de salida, por los requerimientos para las selfies y los saludos. El mandatario se detuvo ante cada uno de ellos. Lo acompañaban de cerca Karina Milei y Werthein, y detrás el resto de los funcionarios argentinos.

Por Guillermo Idiart

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