Los cinco rituales que tenés que hacer en Año Nuevo para atraer la prosperidad y la buena suerte
Llega fin de año, época en que muchos buscan renovar su esperanza; qué mejor que hacerlo con diversos ritos que atraen la bonanza y el progreso
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Cada 31 de diciembre, en la víspera de un nuevo año, una diversidad de rituales se despliegan en los hogares con un objetivo común: atraer prosperidad y buena suerte para el nuevo ciclo que se inicia. Estas prácticas, muchas de ellas con un fuerte arraigo cultural en varios países del mundo, son llevadas a cabo por miles de personas que eligen creer en la esperanza y que buscan asegurar un porvenir auspicioso.
Uno de los más emblemáticos y difundidos es el consumo de las doce uvas. La tradición dicta que, justo a la medianoche, se debe ingerir una uva por cada campanada o segundo que marca la transición del año. Con cada una de estas frutas, que simbolizan la abundancia y la buena suerte para cada mes, se acostumbra a pedir un deseo. Esta cábala, nacida en España y diseminada por varias naciones del mundo, se convirtió en un momento de concentración y esperanza en el festejo de fin de año, que conecta a quienes la realizan con la promesa de un año próspero.

Otro ritual de gran popularidad es el uso de ropa interior amarilla durante la noche del 31. Esta elección de color no es arbitraria; el amarillo se asocia fuertemente con el sol, la energía positiva y la abundancia, y busca atraer dinero, optimismo y prosperidad económica. En numerosas culturas, esta prenda es considerada un verdadero “imán” de la buena suerte material y se transformó en una creencia que se transmite de generación en generación que es adoptada por jóvenes y adultos por igual.
La mesa familiar también se convierte en escenario de estas prácticas. El ritual de las lentejas propone comer un pequeño plato de estas legumbres durante la cena de Año Nuevo o inmediatamente después de las doce. Esta costumbre, con profundas raíces en la tradición latina y de origen romano, asigna a cada lenteja el valor de una moneda, lo que vincula directamente su consumo con la invocación de oportunidades financieras, la consecución de un nuevo empleo y el éxito profesional en el ciclo que comienza.

Previamente a la medianoche, la preparación del entorno cobra particular importancia. Barrer y ordenar la casa se presenta como un acto simbólico de purificación. La acción de barrer, específicamente desde el fondo del hogar hacia la puerta de entrada, tiene como propósito “sacar” las malas energías acumuladas y, al mismo tiempo, hacer espacio para la llegada de la prosperidad. Diversas guías de cábalas refuerzan esta idea y sugieren también la importancia de tirar papeles viejos, organizar y ventilar los ambientes, lo que simboliza el cierre de ciclos pasados y la apertura a nuevas y prometedoras oportunidades.
Finalmente, una vez que el reloj marca el inicio del nuevo año, muchos eligen salir con una valija a dar un paseo. Esta práctica implica dar una vuelta a la manzana o, al menos, rodear la casa con la maleta. El gesto está intrínsecamente asociado con el deseo de atraer viajes y nuevas experiencias. Quienes realizan este ritual aspiran a un año lleno de movimiento, con posibilidades de conocer lugares en el extranjero y la apertura de caminos que los lleven lejos de su entorno habitual, explorando horizontes diversos y enriquecedores.
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